/ jueves 26 de marzo de 2020

Deshojando el Cempasúchil | Finalmente llegamos “oficialmente” a la fase 2 del Conavid-19

Finalmente, después de una serie de actitudes de desenfado, demostrativas de la manera en que no tomaba en cuenta la situación catastrófica de la salud que pasa el planeta, dando besos y abrazos, al fin, el martes AMLO declaró la fase dos de la pandemia en México.

Todavía el lunes en la noche desde Oaxaca decía: ¡tranquilos que todo llega a su tiempo, somos un pueblo fuerte, para qué nos espantamos! Es cierto, algunos investigadores han puesto en la balanza a nuestro favor el tipo de alimentación que tenemos y la cantidad de chiles que comemos -que debido a una substancia que contienen nos hacen inmunes a decenas de padecimientos-, sin embargo, contraponiéndose a ello, nos encontramos en el país con más diabéticos en el planeta, con gran cantidad de enfermos renales, hipertensos, con problemas cardiacos y con muchos -demasiados- obesos, además de una gran cantidad de problemas respiratorios, etc. Todos son factores no solo de propensión a contraer la enfermedad sino a perder la vida.

Y ¿saben qué es lo peor de todo?: ¡una gran cantidad de pobres! Si las cosas se dan en sus tiempos, estaremos saliendo de la pandemia como por junio o julio; estamos a mediados de marzo, eso quiere decir que faltarían al menos tres meses, no sólo de encierro, sino lo que eso conlleva.

Si la empresa en que laboramos tiene que cerrar por el virus, ¡nos quedaremos sin trabajo! Si la empresa tuviera dinero nos pagaría el salario que percibíamos durante tres meses, pero eso no es posible en un país donde la economía está tembeleca, donde no hay planeación, ni administración, donde ahora tenemos que enfrentarnos a nuestros propios miedos, unos a estar solos, otros a ¡tener que convivir con la familia, aguantar diariamente a esos extraños, influidos por redes sociales que son nuestros hijos, a esos viejitos achacosos y exigentes de atención que son nuestros padres!, cuando parecemos leones enjaulados, sin saber qué hacer con nuestro tiempo, cuando nos encerramos y dejamos de trabajar todos o la mayoría de los que proveíamos para nuestro hogar. Entiendo que debe ser difícil volver a convivir con adolescentes y más difícil ponerles horarios en el uso de celulares.

De nada servirá este encierro forzoso si no podemos aprovecharlo para arreglar los pendientes de la casa, ponernos al día en nuestras lecturas, reeducar en la medida de lo posible a nuestros hijos y reencausar las relaciones familiares. ¡Suena fácil, pero qué difícil resulta la tarea que hay que emprender! Hay que tener una abundante dotación de pastillas de paciencia, creatividad, tolerancia, amor y otras que vamos a requerir con frecuencia durante el encierro. Más, por increíble que parezca, ¡el planeta está recuperándose! ¡De esta coyuntura va a salir algo bueno, y eso será lo que consigamos en nuestros propios hogares: la concientización del daño y la destrucción del planeta que estamos causando y la actualización y refrescamiento de nuestras neuronas y nuestros afectos! ¡Paciencia y serenidad, querido Solín! diría Kalimán.

YA ERAMOS MUCHOS Y PARIÓ LA ABUELA

Me entero ¡y no lo puedo creer!, en Mexicali una planta que iba a invertir un total de 1550 millones de dólares fue descalificada mediante una encuesta patito –de las que acostumbra hacer AMLO-, en la que solamente el 3.5 por ciento del padrón electoral votó en contra. ¡Carajo! ¿En qué país la mayoría en la democracia no implica el 50 por ciento más uno? ¡En México! ¡Qué vergüenza e ignominia! Se perderán miles de nuevos empleos y se tendrá que devolver lo invertido, con intereses claro. La verdad es que me dan ganas de ponerme a rezar para que le caiga el veinte al presidente y no siga dando al traste con la economía del país, y no siga fastidiando a las clases más desprotegidas, con el pretexto de exterminar la corrupción.

Estamos con el dólar a más de 25 pesos, estamos con un Pemex quebrado y hundiéndose cada día más, pero aun así anuncia que en plena fase dos del Covid-19 que: continuarán los trabajos de Dos Bocas, del Tren Maya y el apoyo a Pemex. ¿Acaso no se da cuenta del mensaje que está enviando? En lugar de destinar dinero a la basura, debería ayudar a los más desprotegidos. ¡No me quiero imaginar cómo la estarán pasando en las fronteras los migrantes que no podrán ser repatriados, porque están cerradas las fronteras de sus países; todos ellos carecen de techo, agua y comida y no digamos de atención médica, sospecho que hasta la esperanza les es regateada! Y ¿qué decimos de los vendedores ambulantes, de los que se ganan el pan día a día en las calles? Ahora quizá todavía pueden salir y vender algunas baratijas, frutos del campo y artesanías, pero cuando llegue la pandemia que está a la vuelta de la esquina ¿qué será de ellos? Lo bueno es que en Tlaxcala se tomaron de manera oportuna e inteligente las medidas pertinentes, no permitiendo el regreso de cuatro días a clases y mandando a casa a viejitos, embarazadas y enfermos.

Y de acuerdo a declaraciones del actual secretario de Salud estatal, el hospital general de Nativitas está siendo acondicionado para atender los casos declarados de Covid-19. Que ya esta está siendo acondicionado con los aparatos respiratorios adecuados. ¡Un fuerte abrazo y una porra a los trabajadores de la salud, deseando que en nuestro estado todo transcurra con tranquilidad! ¡Bien! Ojalá Tlaxcala y sus habitantes no sean golpeados con fuerza por este virus. Al parecer no tenemos ningún caso todavía, pero ya se siente la incertidumbre en el ambiente. Empiezan a verse negocios cerrados, otros dicen que van a aguantar lo que más puedan porque si no ¿$$$$$$? Nos leemos la próxima semana. ¡Cuídense por favor!

Finalmente, después de una serie de actitudes de desenfado, demostrativas de la manera en que no tomaba en cuenta la situación catastrófica de la salud que pasa el planeta, dando besos y abrazos, al fin, el martes AMLO declaró la fase dos de la pandemia en México.

Todavía el lunes en la noche desde Oaxaca decía: ¡tranquilos que todo llega a su tiempo, somos un pueblo fuerte, para qué nos espantamos! Es cierto, algunos investigadores han puesto en la balanza a nuestro favor el tipo de alimentación que tenemos y la cantidad de chiles que comemos -que debido a una substancia que contienen nos hacen inmunes a decenas de padecimientos-, sin embargo, contraponiéndose a ello, nos encontramos en el país con más diabéticos en el planeta, con gran cantidad de enfermos renales, hipertensos, con problemas cardiacos y con muchos -demasiados- obesos, además de una gran cantidad de problemas respiratorios, etc. Todos son factores no solo de propensión a contraer la enfermedad sino a perder la vida.

Y ¿saben qué es lo peor de todo?: ¡una gran cantidad de pobres! Si las cosas se dan en sus tiempos, estaremos saliendo de la pandemia como por junio o julio; estamos a mediados de marzo, eso quiere decir que faltarían al menos tres meses, no sólo de encierro, sino lo que eso conlleva.

Si la empresa en que laboramos tiene que cerrar por el virus, ¡nos quedaremos sin trabajo! Si la empresa tuviera dinero nos pagaría el salario que percibíamos durante tres meses, pero eso no es posible en un país donde la economía está tembeleca, donde no hay planeación, ni administración, donde ahora tenemos que enfrentarnos a nuestros propios miedos, unos a estar solos, otros a ¡tener que convivir con la familia, aguantar diariamente a esos extraños, influidos por redes sociales que son nuestros hijos, a esos viejitos achacosos y exigentes de atención que son nuestros padres!, cuando parecemos leones enjaulados, sin saber qué hacer con nuestro tiempo, cuando nos encerramos y dejamos de trabajar todos o la mayoría de los que proveíamos para nuestro hogar. Entiendo que debe ser difícil volver a convivir con adolescentes y más difícil ponerles horarios en el uso de celulares.

De nada servirá este encierro forzoso si no podemos aprovecharlo para arreglar los pendientes de la casa, ponernos al día en nuestras lecturas, reeducar en la medida de lo posible a nuestros hijos y reencausar las relaciones familiares. ¡Suena fácil, pero qué difícil resulta la tarea que hay que emprender! Hay que tener una abundante dotación de pastillas de paciencia, creatividad, tolerancia, amor y otras que vamos a requerir con frecuencia durante el encierro. Más, por increíble que parezca, ¡el planeta está recuperándose! ¡De esta coyuntura va a salir algo bueno, y eso será lo que consigamos en nuestros propios hogares: la concientización del daño y la destrucción del planeta que estamos causando y la actualización y refrescamiento de nuestras neuronas y nuestros afectos! ¡Paciencia y serenidad, querido Solín! diría Kalimán.

YA ERAMOS MUCHOS Y PARIÓ LA ABUELA

Me entero ¡y no lo puedo creer!, en Mexicali una planta que iba a invertir un total de 1550 millones de dólares fue descalificada mediante una encuesta patito –de las que acostumbra hacer AMLO-, en la que solamente el 3.5 por ciento del padrón electoral votó en contra. ¡Carajo! ¿En qué país la mayoría en la democracia no implica el 50 por ciento más uno? ¡En México! ¡Qué vergüenza e ignominia! Se perderán miles de nuevos empleos y se tendrá que devolver lo invertido, con intereses claro. La verdad es que me dan ganas de ponerme a rezar para que le caiga el veinte al presidente y no siga dando al traste con la economía del país, y no siga fastidiando a las clases más desprotegidas, con el pretexto de exterminar la corrupción.

Estamos con el dólar a más de 25 pesos, estamos con un Pemex quebrado y hundiéndose cada día más, pero aun así anuncia que en plena fase dos del Covid-19 que: continuarán los trabajos de Dos Bocas, del Tren Maya y el apoyo a Pemex. ¿Acaso no se da cuenta del mensaje que está enviando? En lugar de destinar dinero a la basura, debería ayudar a los más desprotegidos. ¡No me quiero imaginar cómo la estarán pasando en las fronteras los migrantes que no podrán ser repatriados, porque están cerradas las fronteras de sus países; todos ellos carecen de techo, agua y comida y no digamos de atención médica, sospecho que hasta la esperanza les es regateada! Y ¿qué decimos de los vendedores ambulantes, de los que se ganan el pan día a día en las calles? Ahora quizá todavía pueden salir y vender algunas baratijas, frutos del campo y artesanías, pero cuando llegue la pandemia que está a la vuelta de la esquina ¿qué será de ellos? Lo bueno es que en Tlaxcala se tomaron de manera oportuna e inteligente las medidas pertinentes, no permitiendo el regreso de cuatro días a clases y mandando a casa a viejitos, embarazadas y enfermos.

Y de acuerdo a declaraciones del actual secretario de Salud estatal, el hospital general de Nativitas está siendo acondicionado para atender los casos declarados de Covid-19. Que ya esta está siendo acondicionado con los aparatos respiratorios adecuados. ¡Un fuerte abrazo y una porra a los trabajadores de la salud, deseando que en nuestro estado todo transcurra con tranquilidad! ¡Bien! Ojalá Tlaxcala y sus habitantes no sean golpeados con fuerza por este virus. Al parecer no tenemos ningún caso todavía, pero ya se siente la incertidumbre en el ambiente. Empiezan a verse negocios cerrados, otros dicen que van a aguantar lo que más puedan porque si no ¿$$$$$$? Nos leemos la próxima semana. ¡Cuídense por favor!