/ jueves 17 de diciembre de 2020

Deshojando el Cempasúchil | Goodbye 2020, llévate la pandemia y lo malo

El año 2020, al que estamos despidiendo, nos trajo muchas tragedias y sinsabores y nos dio lecciones de vida que difícilmente olvidaremos. Muchas de las lecciones aprendidas jamás serán olvidadas. Sabemos, sin embargo, que nuestra natural inclinación hacia lo cómodo y hacia lo que nos favorezca personalmente, difícilmente será dejado a un lado.

Las cosas cambiaron en el planeta. Casi sin darnos cuenta, de repente las tragedias locales: inundaciones, temblores y huracanes, con todas sus consecuencias, quedaron atrás, para enfrentarnos a escenas a nivel mundial: de muertos en las calles y de colas interminables en las incineradoras de cadáveres. La posibilidad de estar con nuestros enfermos y hasta de acompañarlos a su última morada nos fue prohibida por las circunstancias. Vino una plaga y nos golpeó en el rostro, hizo tambalear, no sólo nuestra economía, sino nuestras creencias y prioridades que se vieron afectadas en varios sentidos, la economía hacia abajo, se multiplicó el número de pobres en el planeta y, por lo tanto, las muertes no solo por la pandemia, sino por falta de oportunidad de acceso a un sistema de salud adecuado, conocimiento sobre el virus, falta de comida y de auxilios indicados en la atención médica. En fin, no estábamos preparados para enfrentarnos no sólo a la pandemia, sino a nuestras propias carencias –entre ellas la de educación- y actitudes viciadas. El saldo de fallecidos será altísimo, la pena, el dolor de las ausencias será muy fuerte, la violencia intrafamiliar no tuvo límites, las enfermedades nerviosas y mentales se multiplicaron -el hombre no está programado para el encierro-. Esperamos, con expectativas mil, la llegada de la vacuna, entre narraciones de éxitos, mezcladas con otras de complots. En fin, este año no se acabará en diciembre, por el contrario, seguirá, no se sabe cuántos meses más y las consecuencias buenas o malas tendremos que asumirlas.

Llega 2021 con nuevas expectativas ¿será cierto?

Llegamos al fin de año cronológico y quiero desear que no volvamos a vivir un año como este, ni en lo político, ni en lo social, ni en lo económico. Muchos no podrán sobrevivir a cualquiera de las tres condicionantes, la salud, la economía y la política, aunada a la corrupción rampante –que en México no se ha detenido, sino se ha vuelto más cínica y cupular-. Que el tiempo que hemos estado cuasi confinados –y el que falta- haya servido para disfrutar de grata compañía, para actualizar papeles, escritos, investigaciones, trabajos que por falta de tiempo habíamos venido posponiendo, espero que hayamos creado conciencia, entendido que con la naturaleza no se juega, que tenemos que ser responsables, que si bien la autoridad juega un papel importante en las acciones que afectan nuestra salud y vida, somos responsables de lo que aguantamos, soportamos, de la manera en que nos tratan; si no tenemos claro cuál es nuestra función en esta vida, cuales nuestros derechos y más claras nuestras obligaciones, esta pandemia podría ser el anuncio de muchas catástrofes más, producidas por nuestras malas decisiones.

De dulce, de chile y de manteca nacional

En otro ámbito, el político -la situación se va a poner intensa-, cuando regresemos en enero, ya muchas cosas se habrán definido o estarán a punto de hacerlo, ya sabemos que Lorena va por Morena, que Anabell por el PRI y Minerva por el PAN, aunque no sabemos quién encabezará al grupo opositor. Conoceremos el grado de cinismo de quienes habiendo hecho un pésimo papel, tienen la esperanza de reelegirse, sabremos si seguimos siendo los mismos que antes de la plaga, si seguimos siendo los ingenuos, irresponsables y veleidosos de antaño, o si este tiempo nos obliga a hacer un serio análisis de lo que ha pasado, revisar sin apasionamiento el papel y la responsabilidad de nuestras autoridades tanto políticas como de salud, dado el resultado catastrófico que jugamos en el concierto internacional. Sabemos que cada determinado tiempo la gente se cansa y quiere cambios, aunque la arrastren rio abajo, veamos que sucede, pero estemos conscientes que nuestra participación en encuestas, etc., será definitoria para el futuro de nuestro país, de nuestro estado, se debe pensar sin apasionamientos, ni intereses $$$$$$ qué es lo que más conviene a nuestro estado, a nuestro ayuntamiento, qué clase de diputados queremos. ¿Repetidores de acciones ordenadas a nivel nacional aunque sean en perjuicio nuestro?; ¿cretinos que nunca tuvieron oportunidad de llegar y que de chiripa se anotaron “aunque sea en Morena” para que quedara en sus currículos que habían sido candidat@s, y ¡que ganan!, así es la vida, debemos hacer conciencia de que nuestro voto cuenta y que es la manera en que contratamos a nuestros empleados, los políticos, a quienes por medio de un voto les trasferimos nuestra voluntad de que actúen en nombre nuestro… pero se sienten como nuestros dueños, aunque la realidad es que los políticos son nuestros subordinados, pero hemos dejado perder la realidad y les dejamos asumir su propia verdad, la que puede atentar en contra de los intereses del pueblo para favorecer a unos pocos.

Amig@s: les deseo una Navidad y un Año Nuevo en familia, sin reuniones multitudinarias. Sobre todo, les deseo salud, si no bonanza económica, sí tranquilidad, que su familia no se vea mutilada por la pandemia u otras circunstancias, que de verdad encuentren el camino para madurar y enriquecerse emocional y espiritualmente de la enseñanza dolorosa que nos está dejando la pandemia. Les deseo lo mejor: salud, dinero y amor, y nos veremos en estas páginas ¡sí Dios quiere! el 7 de enero. Felicidades y buenos deseos para todos, Feliz 2021. ¡Nos veremos el año que entra! ¡Cuídense!

El año 2020, al que estamos despidiendo, nos trajo muchas tragedias y sinsabores y nos dio lecciones de vida que difícilmente olvidaremos. Muchas de las lecciones aprendidas jamás serán olvidadas. Sabemos, sin embargo, que nuestra natural inclinación hacia lo cómodo y hacia lo que nos favorezca personalmente, difícilmente será dejado a un lado.

Las cosas cambiaron en el planeta. Casi sin darnos cuenta, de repente las tragedias locales: inundaciones, temblores y huracanes, con todas sus consecuencias, quedaron atrás, para enfrentarnos a escenas a nivel mundial: de muertos en las calles y de colas interminables en las incineradoras de cadáveres. La posibilidad de estar con nuestros enfermos y hasta de acompañarlos a su última morada nos fue prohibida por las circunstancias. Vino una plaga y nos golpeó en el rostro, hizo tambalear, no sólo nuestra economía, sino nuestras creencias y prioridades que se vieron afectadas en varios sentidos, la economía hacia abajo, se multiplicó el número de pobres en el planeta y, por lo tanto, las muertes no solo por la pandemia, sino por falta de oportunidad de acceso a un sistema de salud adecuado, conocimiento sobre el virus, falta de comida y de auxilios indicados en la atención médica. En fin, no estábamos preparados para enfrentarnos no sólo a la pandemia, sino a nuestras propias carencias –entre ellas la de educación- y actitudes viciadas. El saldo de fallecidos será altísimo, la pena, el dolor de las ausencias será muy fuerte, la violencia intrafamiliar no tuvo límites, las enfermedades nerviosas y mentales se multiplicaron -el hombre no está programado para el encierro-. Esperamos, con expectativas mil, la llegada de la vacuna, entre narraciones de éxitos, mezcladas con otras de complots. En fin, este año no se acabará en diciembre, por el contrario, seguirá, no se sabe cuántos meses más y las consecuencias buenas o malas tendremos que asumirlas.

Llega 2021 con nuevas expectativas ¿será cierto?

Llegamos al fin de año cronológico y quiero desear que no volvamos a vivir un año como este, ni en lo político, ni en lo social, ni en lo económico. Muchos no podrán sobrevivir a cualquiera de las tres condicionantes, la salud, la economía y la política, aunada a la corrupción rampante –que en México no se ha detenido, sino se ha vuelto más cínica y cupular-. Que el tiempo que hemos estado cuasi confinados –y el que falta- haya servido para disfrutar de grata compañía, para actualizar papeles, escritos, investigaciones, trabajos que por falta de tiempo habíamos venido posponiendo, espero que hayamos creado conciencia, entendido que con la naturaleza no se juega, que tenemos que ser responsables, que si bien la autoridad juega un papel importante en las acciones que afectan nuestra salud y vida, somos responsables de lo que aguantamos, soportamos, de la manera en que nos tratan; si no tenemos claro cuál es nuestra función en esta vida, cuales nuestros derechos y más claras nuestras obligaciones, esta pandemia podría ser el anuncio de muchas catástrofes más, producidas por nuestras malas decisiones.

De dulce, de chile y de manteca nacional

En otro ámbito, el político -la situación se va a poner intensa-, cuando regresemos en enero, ya muchas cosas se habrán definido o estarán a punto de hacerlo, ya sabemos que Lorena va por Morena, que Anabell por el PRI y Minerva por el PAN, aunque no sabemos quién encabezará al grupo opositor. Conoceremos el grado de cinismo de quienes habiendo hecho un pésimo papel, tienen la esperanza de reelegirse, sabremos si seguimos siendo los mismos que antes de la plaga, si seguimos siendo los ingenuos, irresponsables y veleidosos de antaño, o si este tiempo nos obliga a hacer un serio análisis de lo que ha pasado, revisar sin apasionamiento el papel y la responsabilidad de nuestras autoridades tanto políticas como de salud, dado el resultado catastrófico que jugamos en el concierto internacional. Sabemos que cada determinado tiempo la gente se cansa y quiere cambios, aunque la arrastren rio abajo, veamos que sucede, pero estemos conscientes que nuestra participación en encuestas, etc., será definitoria para el futuro de nuestro país, de nuestro estado, se debe pensar sin apasionamientos, ni intereses $$$$$$ qué es lo que más conviene a nuestro estado, a nuestro ayuntamiento, qué clase de diputados queremos. ¿Repetidores de acciones ordenadas a nivel nacional aunque sean en perjuicio nuestro?; ¿cretinos que nunca tuvieron oportunidad de llegar y que de chiripa se anotaron “aunque sea en Morena” para que quedara en sus currículos que habían sido candidat@s, y ¡que ganan!, así es la vida, debemos hacer conciencia de que nuestro voto cuenta y que es la manera en que contratamos a nuestros empleados, los políticos, a quienes por medio de un voto les trasferimos nuestra voluntad de que actúen en nombre nuestro… pero se sienten como nuestros dueños, aunque la realidad es que los políticos son nuestros subordinados, pero hemos dejado perder la realidad y les dejamos asumir su propia verdad, la que puede atentar en contra de los intereses del pueblo para favorecer a unos pocos.

Amig@s: les deseo una Navidad y un Año Nuevo en familia, sin reuniones multitudinarias. Sobre todo, les deseo salud, si no bonanza económica, sí tranquilidad, que su familia no se vea mutilada por la pandemia u otras circunstancias, que de verdad encuentren el camino para madurar y enriquecerse emocional y espiritualmente de la enseñanza dolorosa que nos está dejando la pandemia. Les deseo lo mejor: salud, dinero y amor, y nos veremos en estas páginas ¡sí Dios quiere! el 7 de enero. Felicidades y buenos deseos para todos, Feliz 2021. ¡Nos veremos el año que entra! ¡Cuídense!