/ viernes 30 de abril de 2021

Dolor ajeno

Ningún sufrimiento humano nos resulta ajeno. A todos nos incumbe porque somos el mismo género. De ese pesar está llena esta hora y en diferentes latitudes del orbe. Ya sea la India, Brasil, Venezuela o Cuba. La Covid-19 está flagelando sin piedad y nos tiene estupefactos, de muchas naciones no sabemos por falta de noticias.

En la India viven más de mil 300 millones de congéneres, lo que equivale a una octava parte de la población mundial. Mahatma Gandhi liberó a esa nación, del yugo colonial inglés y acomodó su porvenir en las vías de la modernidad. Sus dirigentes han sorteado desajustes políticos y dificultades para conciliar a tantas etnias que integran su mosaico. La primera oleada de Covid la sortearon con éxito, asombrando al orbe con el manejo que tuvieron, pero ahora, en la segunda, sobrevino la catástrofe. Parecía que era excepcional lo que ahí sucedía con su sistema de salubridad, médico y de prevención. Pero la nueva oleada parece arrasar a la nación. La organización mundial de la salud está perpleja y las grandes naciones están enviando ayuda médica-humanitaria, antibióticos, oxigeno, ventiladores, hospitales portátiles, los enfermos mueren en las calles, en los taxis, en el pasillo de los hospitales que están rebasados. Se han improvisado piras funerarias al aire libre, que arden todo el tiempo, pero decenas de cadáveres esperan. La desgracia recorre las calles de Nueva Delhi, ese sufrimiento conmueve, porque pudo haber sucedido aquí. Por fortuna, a tiempo se atajó la tanta desgracia y hoy vivimos intensa jornada de vacunación.

En el gigante Sudamericano brasileño que décadas atrás mostraba crecimientos espectaculares. Que padeció gorilatos militares y hoy sufre otro. Dirigente obtuso, ignorante, deshumanizado tiene a su país en la desgracia. Impotentes los médicos, enfermeras y hospitales, carentes de insumos médicos, desbordada presencia de infectados. Ahora en las calles, la ciudadanía derrotada se inca y clama a grito abierto y con llanto a la divinidad ultramundana, para que la pandemia se detenga. Al inicio, el gobierno la califico de “una gripita”, el problema social ahora es de tal dimensión que la ciudadanía ya busca alternancias de gobierno.

Venezuela es otra desgracia, junto con Cuba padece el bloqueo imperial. Las calles se atestan de cadáveres encobijados, dejados a su suerte, los servicios de recolección están rebasados. Debe haber tanta desesperación, para que una familia tome la decisión de abandonar a su difunto envuelto y en la calle. En la Cubita linda, cuando menos en Matanzas, no hay medicamentos ni comida, está brotando la revuelta popular. Para sobrevivir, la gente vende lo innecesario para su existencia y vive amurallada. Hay quien vende enceres del hogar, pero no hay quien compre. Hasta aquellos que antes renegaban de “Fidel” o “Caballo” o “Papá” como popularmente lo llamaban, ahora lo extrañan. Sufren los embates del bloqueo estas dos naciones, pero el país líder del continente, como buitre se lanza sobre ellos para ver si ahora puede destruir sus sistemas de gobierno y volver a integrarlos al mapa de su coloniaje. Acomodar gobiernos títeres, recuperar la industria turística cubana y del petróleo venezolana, devolviendo a los cubano-americanos lo que por tantas décadas han clamado. ¡A rio revuelto, ganancia de buitres!

Por suerte también tenemos gratas noticias: el taco al pastor ya conquistó los paladares callejeros alemanes, hay verdaderos tumultos por saborearlos. Las filas para ello son interminables y los mexicanos taqueros cocineros están mostrando a los teutones, que las exquisiteces de la comida de calle azteca son capaces de conquistar al mundo. Enhorabuena. Muchas de arena, una sola de cal. En nuestro país--en tanto--, se apresura la vacunación y los ex dueños del poder sueñan con la reconquista del privilegio. Son canes rabiosos que están desatados contra quien hoy ostenta el poder. El dialogo social se volvió pleito de cantina. Espero solo, que las resultas sean para bien de los más necesitados.

Ningún sufrimiento humano nos resulta ajeno. A todos nos incumbe porque somos el mismo género. De ese pesar está llena esta hora y en diferentes latitudes del orbe. Ya sea la India, Brasil, Venezuela o Cuba. La Covid-19 está flagelando sin piedad y nos tiene estupefactos, de muchas naciones no sabemos por falta de noticias.

En la India viven más de mil 300 millones de congéneres, lo que equivale a una octava parte de la población mundial. Mahatma Gandhi liberó a esa nación, del yugo colonial inglés y acomodó su porvenir en las vías de la modernidad. Sus dirigentes han sorteado desajustes políticos y dificultades para conciliar a tantas etnias que integran su mosaico. La primera oleada de Covid la sortearon con éxito, asombrando al orbe con el manejo que tuvieron, pero ahora, en la segunda, sobrevino la catástrofe. Parecía que era excepcional lo que ahí sucedía con su sistema de salubridad, médico y de prevención. Pero la nueva oleada parece arrasar a la nación. La organización mundial de la salud está perpleja y las grandes naciones están enviando ayuda médica-humanitaria, antibióticos, oxigeno, ventiladores, hospitales portátiles, los enfermos mueren en las calles, en los taxis, en el pasillo de los hospitales que están rebasados. Se han improvisado piras funerarias al aire libre, que arden todo el tiempo, pero decenas de cadáveres esperan. La desgracia recorre las calles de Nueva Delhi, ese sufrimiento conmueve, porque pudo haber sucedido aquí. Por fortuna, a tiempo se atajó la tanta desgracia y hoy vivimos intensa jornada de vacunación.

En el gigante Sudamericano brasileño que décadas atrás mostraba crecimientos espectaculares. Que padeció gorilatos militares y hoy sufre otro. Dirigente obtuso, ignorante, deshumanizado tiene a su país en la desgracia. Impotentes los médicos, enfermeras y hospitales, carentes de insumos médicos, desbordada presencia de infectados. Ahora en las calles, la ciudadanía derrotada se inca y clama a grito abierto y con llanto a la divinidad ultramundana, para que la pandemia se detenga. Al inicio, el gobierno la califico de “una gripita”, el problema social ahora es de tal dimensión que la ciudadanía ya busca alternancias de gobierno.

Venezuela es otra desgracia, junto con Cuba padece el bloqueo imperial. Las calles se atestan de cadáveres encobijados, dejados a su suerte, los servicios de recolección están rebasados. Debe haber tanta desesperación, para que una familia tome la decisión de abandonar a su difunto envuelto y en la calle. En la Cubita linda, cuando menos en Matanzas, no hay medicamentos ni comida, está brotando la revuelta popular. Para sobrevivir, la gente vende lo innecesario para su existencia y vive amurallada. Hay quien vende enceres del hogar, pero no hay quien compre. Hasta aquellos que antes renegaban de “Fidel” o “Caballo” o “Papá” como popularmente lo llamaban, ahora lo extrañan. Sufren los embates del bloqueo estas dos naciones, pero el país líder del continente, como buitre se lanza sobre ellos para ver si ahora puede destruir sus sistemas de gobierno y volver a integrarlos al mapa de su coloniaje. Acomodar gobiernos títeres, recuperar la industria turística cubana y del petróleo venezolana, devolviendo a los cubano-americanos lo que por tantas décadas han clamado. ¡A rio revuelto, ganancia de buitres!

Por suerte también tenemos gratas noticias: el taco al pastor ya conquistó los paladares callejeros alemanes, hay verdaderos tumultos por saborearlos. Las filas para ello son interminables y los mexicanos taqueros cocineros están mostrando a los teutones, que las exquisiteces de la comida de calle azteca son capaces de conquistar al mundo. Enhorabuena. Muchas de arena, una sola de cal. En nuestro país--en tanto--, se apresura la vacunación y los ex dueños del poder sueñan con la reconquista del privilegio. Son canes rabiosos que están desatados contra quien hoy ostenta el poder. El dialogo social se volvió pleito de cantina. Espero solo, que las resultas sean para bien de los más necesitados.