/ martes 19 de junio de 2018

El cristal con que se mira

Imaginémonos

De nada más lindo y alegre se podrá hablar esta semana que de los saltos de gusto, lágrimas de emoción y uñas comidas por el suspenso de los últimos minutos en el enorme triunfo de la selección mexicana frente a su similar de Alemania.

Similar. Así jugó México; similar y hasta superior de lo que jugó Alemania. ¿Quién hubiera podido con toda objetividad pensar que podríamos estar escribiendo y gozando algo así? Esa es la realidad. No se le ganó al campeón del mundo de “chiripa”, no fue genialidad de un gran jugador, no hubo atajos ni tranzas, fue verdadero y puro trabajo en equipo, apegados a una gran estrategia y jugándole grande al más grande.

El equipo mexicano jugó a algo que ojalá jugáramos todos los mexicanos: a creer en nosotros mismos, a desenvolvernos con la convicción de la capacidad de triunfo, a no sentirnos mal por ser exitosos, a derrotar al derrotismo.

Creyeron en su entrenador, en sí mismos, en los casi 40,000 mexicanos en tierras rusas y en 120 millones que teníamos puesta la esperanza, la vibra y la emoción en esos 90 minutos y en cada pase, cada barrida, cada defensa y cada gol que pudieran lograr.

Diego Acedo, columnista de Marca.com, escribió el 20 de mayo que “Juan Carlos Osorio tiene a su disposición a los mejores futbolistas mexicanos de la historia…ha llegado la hora de demostrarlo” La mayoría de los integrantes del equipo juegan o han jugado en Europa y no solo de relleno, sino que han conquistado títulos con sus clubes. El domingo, al tradicional talento y calidad de los mexicanos, se sumaron virtudes muy necesarias en México: competitividad y mentalidad de ganador.

México es y será tan grande, tan rico, tan poderoso como lo sea la mentalidad que tengamos; a saber unos cuantos ejemplos: niños mexicanos ganando concursos de robótica en la NASA, en China y el propio mundial de robótica en Qatar, el Campeonato Internacional de Cálculo Mental en Malasia, el campeonato mundial de futbol soccer sub-12 en Nueva York, los Triqui en basketbol, 4 medallas de oro de Barbara Wetzel en gimnasia para atletas con síndrome Down…en fin, hay una generación de mexicanos que están dispuestos a dar todo su esfuerzo para convertirse en los triunfadores del presente y el futuro.

Se puede ganar, ser exitoso y triunfador. Gracias por el aliento y la alegría de ayer, selección mexicana de fútbol. Como dijo Javier Hernández, El Chicharito, en una entrevista imperdible a Faitelson: “Así como estamos… imaginémonos cosas chingonas”.

Imaginémonos

De nada más lindo y alegre se podrá hablar esta semana que de los saltos de gusto, lágrimas de emoción y uñas comidas por el suspenso de los últimos minutos en el enorme triunfo de la selección mexicana frente a su similar de Alemania.

Similar. Así jugó México; similar y hasta superior de lo que jugó Alemania. ¿Quién hubiera podido con toda objetividad pensar que podríamos estar escribiendo y gozando algo así? Esa es la realidad. No se le ganó al campeón del mundo de “chiripa”, no fue genialidad de un gran jugador, no hubo atajos ni tranzas, fue verdadero y puro trabajo en equipo, apegados a una gran estrategia y jugándole grande al más grande.

El equipo mexicano jugó a algo que ojalá jugáramos todos los mexicanos: a creer en nosotros mismos, a desenvolvernos con la convicción de la capacidad de triunfo, a no sentirnos mal por ser exitosos, a derrotar al derrotismo.

Creyeron en su entrenador, en sí mismos, en los casi 40,000 mexicanos en tierras rusas y en 120 millones que teníamos puesta la esperanza, la vibra y la emoción en esos 90 minutos y en cada pase, cada barrida, cada defensa y cada gol que pudieran lograr.

Diego Acedo, columnista de Marca.com, escribió el 20 de mayo que “Juan Carlos Osorio tiene a su disposición a los mejores futbolistas mexicanos de la historia…ha llegado la hora de demostrarlo” La mayoría de los integrantes del equipo juegan o han jugado en Europa y no solo de relleno, sino que han conquistado títulos con sus clubes. El domingo, al tradicional talento y calidad de los mexicanos, se sumaron virtudes muy necesarias en México: competitividad y mentalidad de ganador.

México es y será tan grande, tan rico, tan poderoso como lo sea la mentalidad que tengamos; a saber unos cuantos ejemplos: niños mexicanos ganando concursos de robótica en la NASA, en China y el propio mundial de robótica en Qatar, el Campeonato Internacional de Cálculo Mental en Malasia, el campeonato mundial de futbol soccer sub-12 en Nueva York, los Triqui en basketbol, 4 medallas de oro de Barbara Wetzel en gimnasia para atletas con síndrome Down…en fin, hay una generación de mexicanos que están dispuestos a dar todo su esfuerzo para convertirse en los triunfadores del presente y el futuro.

Se puede ganar, ser exitoso y triunfador. Gracias por el aliento y la alegría de ayer, selección mexicana de fútbol. Como dijo Javier Hernández, El Chicharito, en una entrevista imperdible a Faitelson: “Así como estamos… imaginémonos cosas chingonas”.