/ martes 21 de agosto de 2018

EL CRISTAL CON QUE SE MIRA

Ahí con su permiso

El mensaje de 30 millones fue contundente: no más gobierno alejado de “El Pueblo”. Hago la precisión de “el pueblo” porque es así como se dirige a la gente nuestro presidente electo y no como ciudadanos. Los ciudadanos asumen la obligación de sumar a su quehacer personal la gestión del bien común; las labores que derivan del amor a su ciudad y a su patria. Es la ciudadanía la única en la que puede fincarse la vida libre de una nación. El pueblo, a diferencia de los ciudadanos, tiene conciencia de niño; siente que su destino depende del devenir y capricho de las decisiones cupulares y se ve a sí mismo como víctima indefensa de líderes que en el mejor de los casos, dejan caer de sus bolsillos migajas de esperanza de una vida mejor.

El presidente electo, inundado del sentir de la gente a punta de visitar municipio tras municipio, localidad tras localidad, entiende esto perfectamente bien. A la gente hay que visibilizarla a través de compartir información y luego sostener decisiones con componente de voz popular. Eso alegrará al colectivo y dará margen de maniobra en términos de gobernabilidad a la siguiente administración. Que entre todos decidamos el futuro es la aspiración de todo régimen democrático que se respete. Ojalá sea éste el camino para crecer en conciencia y que el pueblo se transforme en ciudadanía; ¡Aplausos!

Ahora, ¿cuáles decisiones y cómo tomarlas? Eso ya es otra historia. Consulta sobre el rumbo de la educación me parece atinado. Todos sabemos que el nivel y calidad educativa deben ser factores para el desarrollo de individuos y naciones; todos queremos que México crezca a partir del conocimiento, felicidad y paz de quienes aquí vivimos. De 1970 a 2017 se hicieron al menos 20 modificaciones (o reformas) al sistema educativo y es solo hasta ahora que parece que las generaciones comienzan a dejar de pasar de panzazo en las pruebas internacionales de desempeño, aunque estemos lejos todavía de la excelencia

Ojalá la educación fuese también formativa en valores como limpieza, orden, acatamiento de la ley y reglamentos, respeto a la propiedad propia y ajena, solidaridad y prosperidad a partir del desarrollo de talento y trabajo... En educación, ¡ojo! Ni un paso atrás. Quien entendió, entendió. En ese tema creo que la consulta bien realizada resultará un ejercicio que dará valor agregado a la determinación de políticas públicas.

¿Dónde instalar el nuevo aeropuerto? El 77 % de la población mexicana (según Mitofsky) nunca ha sido usuario de transporte aéreo y la inmensa mayoría carecemos de los conocimientos más básicos sobre aeronáutica, desarrollo sustentable, mecánica de suelos, pros y contras de detener una inversión como la que se está desarrollando y todos aquellos temas que involucra la decisión referida. Por más vueltas que le doy no encuentro forma de emitir un voto informado y emitir uno desinformado es más peligroso que útil. Me declaro incompetente. Cedo mi voto a los expertos.

En mi irredento sospechosismo, me late que al final se va a concesionar el que se está construyendo, parecido a como se hizo con Telmex y a ese mismo señor, nomás que ahora lo harán con respaldo popular, así luego nadie se queja ni señala privatización. Vox pópuli como desfacedor de entuertos, o muy a la mexicana: ahí con su permiso.

Ahí con su permiso

El mensaje de 30 millones fue contundente: no más gobierno alejado de “El Pueblo”. Hago la precisión de “el pueblo” porque es así como se dirige a la gente nuestro presidente electo y no como ciudadanos. Los ciudadanos asumen la obligación de sumar a su quehacer personal la gestión del bien común; las labores que derivan del amor a su ciudad y a su patria. Es la ciudadanía la única en la que puede fincarse la vida libre de una nación. El pueblo, a diferencia de los ciudadanos, tiene conciencia de niño; siente que su destino depende del devenir y capricho de las decisiones cupulares y se ve a sí mismo como víctima indefensa de líderes que en el mejor de los casos, dejan caer de sus bolsillos migajas de esperanza de una vida mejor.

El presidente electo, inundado del sentir de la gente a punta de visitar municipio tras municipio, localidad tras localidad, entiende esto perfectamente bien. A la gente hay que visibilizarla a través de compartir información y luego sostener decisiones con componente de voz popular. Eso alegrará al colectivo y dará margen de maniobra en términos de gobernabilidad a la siguiente administración. Que entre todos decidamos el futuro es la aspiración de todo régimen democrático que se respete. Ojalá sea éste el camino para crecer en conciencia y que el pueblo se transforme en ciudadanía; ¡Aplausos!

Ahora, ¿cuáles decisiones y cómo tomarlas? Eso ya es otra historia. Consulta sobre el rumbo de la educación me parece atinado. Todos sabemos que el nivel y calidad educativa deben ser factores para el desarrollo de individuos y naciones; todos queremos que México crezca a partir del conocimiento, felicidad y paz de quienes aquí vivimos. De 1970 a 2017 se hicieron al menos 20 modificaciones (o reformas) al sistema educativo y es solo hasta ahora que parece que las generaciones comienzan a dejar de pasar de panzazo en las pruebas internacionales de desempeño, aunque estemos lejos todavía de la excelencia

Ojalá la educación fuese también formativa en valores como limpieza, orden, acatamiento de la ley y reglamentos, respeto a la propiedad propia y ajena, solidaridad y prosperidad a partir del desarrollo de talento y trabajo... En educación, ¡ojo! Ni un paso atrás. Quien entendió, entendió. En ese tema creo que la consulta bien realizada resultará un ejercicio que dará valor agregado a la determinación de políticas públicas.

¿Dónde instalar el nuevo aeropuerto? El 77 % de la población mexicana (según Mitofsky) nunca ha sido usuario de transporte aéreo y la inmensa mayoría carecemos de los conocimientos más básicos sobre aeronáutica, desarrollo sustentable, mecánica de suelos, pros y contras de detener una inversión como la que se está desarrollando y todos aquellos temas que involucra la decisión referida. Por más vueltas que le doy no encuentro forma de emitir un voto informado y emitir uno desinformado es más peligroso que útil. Me declaro incompetente. Cedo mi voto a los expertos.

En mi irredento sospechosismo, me late que al final se va a concesionar el que se está construyendo, parecido a como se hizo con Telmex y a ese mismo señor, nomás que ahora lo harán con respaldo popular, así luego nadie se queja ni señala privatización. Vox pópuli como desfacedor de entuertos, o muy a la mexicana: ahí con su permiso.