/ martes 25 de septiembre de 2018

EL CRISTAL CON QUE SE MIRA

¡Niñas a jugar!

El miércoles 26, es decir mañana, se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Embarazo No Planificado en Adolescentes. México tiene el nada honroso primer lugar entre los países de la OCDE en embarazo infantil y adolescente y una de las cifras más altas de violencia infantil del mundo, con 4.1 millones de niñas y niños mutilados, violados, vejados, torturados y asesinados, cada año.

Si, como decía Mándela, la más profunda revelación del alma de una nación es la forma en que trata a sus niños, entonces México tiene el alma muy obscura. Pensar en que justo en este momento hay cientos de miles de indefensos siendo víctimas de las más atroces acciones de los adultos, nos hiere la conciencia de tal modo que preferimos voltear la cabeza y no ver lo que ante nuestros ojos estalla.

Solo en 2016 en México hubo 9,555 nacimientos cuyas madres fueron niñas -sí, NIÑAS- de entre 9 y 14 años. Piensa lector, 26 niñas diariamente son madres en nuestro país. A ellas, que no tienen edad legal para trabajar, para poseer bienes o siquiera para comprar una cerveza, a ellas, se les obliga a mantener y dar protección, educación y valores a un ser humano.

Aunque en México santificamos la maternidad, es tiempo de comenzar a equiparar legalmente embarazo infantil a lesiones y que el estado se haga cargo de iniciar averiguación y persecución de oficio asumiendo el embarazo como consecuencia de violación. El calcio, el hierro, los nutrientes que ella necesita para terminar de crecer, su cuerpo se los da al hijo en su vientre dejándola en desventaja fisiológica, educativa y de proyecto de vida. Un embarazo a tan corta edad siempre, SIEMPRE es delito. Tristemente, en 8 de cada 10 casos el perpetrador es parte del círculo cercano a la menor.

Si a lo anterior agregamos que en México aún se piensa en algunos grupos de población, especialmente marginados y con pocas esperanzas de prosperidad que al casar a una niña o permitirle a un adulto concupiscencia se le asegura un buen porvenir, tenemos que el matrimonio en menores de 18 años vía dispensas legales aún se considera práctica aceptable, a pesar de que todos los organismos internacionales recomienden lo contrario.

Las niñas embarazadas, las niñas con la vida rota son víctimas entre las víctimas. Ellas no hacen manifestaciones ni protestan, no votan y tal vez, por eso a los políticos les importan tan poco, pero, que quede claro; es IMPOSIBLE pedir a una persona que crece sin estructura de valores, sin protección y sin derechos humanos mínimos, pedirle que a los 18 años sea buen ciudadano.

Las consecuencias de esta sociedad de doble moral ya las estamos viviendo. Y luego preguntamos por qué la violencia y la desintegración de la sociedad. ¡Las niñas a jugar!

¡Niñas a jugar!

El miércoles 26, es decir mañana, se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Embarazo No Planificado en Adolescentes. México tiene el nada honroso primer lugar entre los países de la OCDE en embarazo infantil y adolescente y una de las cifras más altas de violencia infantil del mundo, con 4.1 millones de niñas y niños mutilados, violados, vejados, torturados y asesinados, cada año.

Si, como decía Mándela, la más profunda revelación del alma de una nación es la forma en que trata a sus niños, entonces México tiene el alma muy obscura. Pensar en que justo en este momento hay cientos de miles de indefensos siendo víctimas de las más atroces acciones de los adultos, nos hiere la conciencia de tal modo que preferimos voltear la cabeza y no ver lo que ante nuestros ojos estalla.

Solo en 2016 en México hubo 9,555 nacimientos cuyas madres fueron niñas -sí, NIÑAS- de entre 9 y 14 años. Piensa lector, 26 niñas diariamente son madres en nuestro país. A ellas, que no tienen edad legal para trabajar, para poseer bienes o siquiera para comprar una cerveza, a ellas, se les obliga a mantener y dar protección, educación y valores a un ser humano.

Aunque en México santificamos la maternidad, es tiempo de comenzar a equiparar legalmente embarazo infantil a lesiones y que el estado se haga cargo de iniciar averiguación y persecución de oficio asumiendo el embarazo como consecuencia de violación. El calcio, el hierro, los nutrientes que ella necesita para terminar de crecer, su cuerpo se los da al hijo en su vientre dejándola en desventaja fisiológica, educativa y de proyecto de vida. Un embarazo a tan corta edad siempre, SIEMPRE es delito. Tristemente, en 8 de cada 10 casos el perpetrador es parte del círculo cercano a la menor.

Si a lo anterior agregamos que en México aún se piensa en algunos grupos de población, especialmente marginados y con pocas esperanzas de prosperidad que al casar a una niña o permitirle a un adulto concupiscencia se le asegura un buen porvenir, tenemos que el matrimonio en menores de 18 años vía dispensas legales aún se considera práctica aceptable, a pesar de que todos los organismos internacionales recomienden lo contrario.

Las niñas embarazadas, las niñas con la vida rota son víctimas entre las víctimas. Ellas no hacen manifestaciones ni protestan, no votan y tal vez, por eso a los políticos les importan tan poco, pero, que quede claro; es IMPOSIBLE pedir a una persona que crece sin estructura de valores, sin protección y sin derechos humanos mínimos, pedirle que a los 18 años sea buen ciudadano.

Las consecuencias de esta sociedad de doble moral ya las estamos viviendo. Y luego preguntamos por qué la violencia y la desintegración de la sociedad. ¡Las niñas a jugar!