/ martes 13 de noviembre de 2018

El cristal con que se mira

Alas de ángel

Valeria Cruz Medel tenía tan solo 22 añitos, estudiaba medicina en la Universidad Veracruzana, tratando de abrirse camino por su propio esfuerzo con el ejemplo de una dama de buen hacer: su madre, la doctora Carmen Medel Palma; mujer muy apreciada en su comunidad y diputada federal.

A Valeria un desalmado le quitó la vida el jueves 08 de noviembre. No solo cortó su vida, caló muy hondo en la esperanza de que la violencia se abata en México. La muerte de Valeria nos llena de impotencia, de frustración, de dolor.

Valeria y más de 400 mujeres en México han muerto de manera violenta este año. En 2017 fueron 3,324 mujeres asesinadas. Cada una deja un vacío imposible de llenar. De hecho, este hermoso país donde nacimos y vivimos es vergonzosamente un país en el que ser niña y mujer es por sí mismo motivo de riesgo.

Según INEGI, 70 de cada 100 mujeres han declarado haber sido violentadas alguna vez. La mayoría de las veces por su propia pareja o familia. El seno familiar, donde más seguras deberíamos sentirnos, es justamente el lugar en el que más riesgo hay.

El feminicidio es la forma más extrema de violencia de género contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos tanto en los ámbitos público como privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas toleradas por la sociedad, tan acostumbrada a entender a las mujeres como seres a quienes se tiene derecho a poseer, controlar, someter y violentar.

Cada niña abusada, cada adolescente sometida, cada mujer violentada es una herida abierta en México. Sin duda, debería haber prioridad en los gobiernos de todo orden para atender estas laceraciones sociales. No lo es, por desgracia, pero no solo es del gobierno. Quienes violan, golpean, abusan, matan, están entre nosotros.

Sufre nuestro corazón. Van estas líneas en honor a tu vida Valeria, en honor a cada una de las mujeres a quienes, como a ti, un monstruo cortó sus alas. Que hoy esas alas sean ángeles. Descansa en paz.


Alas de ángel

Valeria Cruz Medel tenía tan solo 22 añitos, estudiaba medicina en la Universidad Veracruzana, tratando de abrirse camino por su propio esfuerzo con el ejemplo de una dama de buen hacer: su madre, la doctora Carmen Medel Palma; mujer muy apreciada en su comunidad y diputada federal.

A Valeria un desalmado le quitó la vida el jueves 08 de noviembre. No solo cortó su vida, caló muy hondo en la esperanza de que la violencia se abata en México. La muerte de Valeria nos llena de impotencia, de frustración, de dolor.

Valeria y más de 400 mujeres en México han muerto de manera violenta este año. En 2017 fueron 3,324 mujeres asesinadas. Cada una deja un vacío imposible de llenar. De hecho, este hermoso país donde nacimos y vivimos es vergonzosamente un país en el que ser niña y mujer es por sí mismo motivo de riesgo.

Según INEGI, 70 de cada 100 mujeres han declarado haber sido violentadas alguna vez. La mayoría de las veces por su propia pareja o familia. El seno familiar, donde más seguras deberíamos sentirnos, es justamente el lugar en el que más riesgo hay.

El feminicidio es la forma más extrema de violencia de género contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos tanto en los ámbitos público como privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas toleradas por la sociedad, tan acostumbrada a entender a las mujeres como seres a quienes se tiene derecho a poseer, controlar, someter y violentar.

Cada niña abusada, cada adolescente sometida, cada mujer violentada es una herida abierta en México. Sin duda, debería haber prioridad en los gobiernos de todo orden para atender estas laceraciones sociales. No lo es, por desgracia, pero no solo es del gobierno. Quienes violan, golpean, abusan, matan, están entre nosotros.

Sufre nuestro corazón. Van estas líneas en honor a tu vida Valeria, en honor a cada una de las mujeres a quienes, como a ti, un monstruo cortó sus alas. Que hoy esas alas sean ángeles. Descansa en paz.