/ martes 27 de noviembre de 2018

El cristal con que se mira

Si duele no es amor

“Quien bien te quiera, te hará llorar”. Eso nos decían nuestras abuelas, madres y hasta ahora se les repite a las niñas quienes, de jovencitas, con esas y otras muchas frases parecidas, creen sinceramente que una orden, caricias obscenas, prohibición, regaño, abuso o inclusive golpe en el noviazgo es “normal”.

Que la violencia sea “normal” es el peor aspecto de este flagelo porque es la víctima quien justifica al victimario; es quien sufre los abusos la convencida de que algo hizo para merecerlo, para provocar al agresor, para hacerlo enojar o tal vez -se justifica- porque simplemente no se considera suficientemente buena persona o buena mujer para ser tratada bien.

El amor no debe doler. El amor no lastima, el amor cuida, protege, respeta, agradece, considera, ve a los ojos, es camino que se transita en paz, cordialmente, con buena intención y acción para el bien y crecimiento de quienes lo viven y de todas las personas a su alrededor.

La ansiedad no es amor, el control no es amor, el miedo no es amor, las palpitaciones por abandono no son amor, la desesperación no es amor, el no poder vivir sin el otro no es amor, los celos no son amor, la traición no es amor, la discriminación no es amor, el dolor no es amor. Todo eso se llama codependencia y convierte sonrisas en lágrimas siempre. SIEMPRE.

La violencia es como la humedad. Al principio no se nota pero va convirtiendo la relación de una de pares a una de dominio. La violencia siempre tiene que ver con poder. Cuando uno ejerce poder sobre el otro, el siguiente paso es la violencia.

En 2017 asesinaron en México a 10 mujeres cada día. Hoy, en tanto lees estas líneas están matando a una mujer. ¿La razón? A la mayoría de ellas, solo por el hecho de ser mujer. Solo porque su agresor tenía poder para hacerlo. En Tlaxcala, uno de esos feminicidios se comete cada 15 días, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

En el marco de la conmemoración del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, te hablo a ti. A ti que cuando él se enoja te dice puta, a ti a quien abofetea, a quien grita, a quien ignora, a quien silencia. A ti te hablo. ¡Detenlo! ¡Pide ayuda! Habrá días grises sin él pero sin violencia tus hijos crecerán mejor y, créeme, si vives en paz, siempre habrá esperanza; siempre habrá un mañana.


Si duele no es amor

“Quien bien te quiera, te hará llorar”. Eso nos decían nuestras abuelas, madres y hasta ahora se les repite a las niñas quienes, de jovencitas, con esas y otras muchas frases parecidas, creen sinceramente que una orden, caricias obscenas, prohibición, regaño, abuso o inclusive golpe en el noviazgo es “normal”.

Que la violencia sea “normal” es el peor aspecto de este flagelo porque es la víctima quien justifica al victimario; es quien sufre los abusos la convencida de que algo hizo para merecerlo, para provocar al agresor, para hacerlo enojar o tal vez -se justifica- porque simplemente no se considera suficientemente buena persona o buena mujer para ser tratada bien.

El amor no debe doler. El amor no lastima, el amor cuida, protege, respeta, agradece, considera, ve a los ojos, es camino que se transita en paz, cordialmente, con buena intención y acción para el bien y crecimiento de quienes lo viven y de todas las personas a su alrededor.

La ansiedad no es amor, el control no es amor, el miedo no es amor, las palpitaciones por abandono no son amor, la desesperación no es amor, el no poder vivir sin el otro no es amor, los celos no son amor, la traición no es amor, la discriminación no es amor, el dolor no es amor. Todo eso se llama codependencia y convierte sonrisas en lágrimas siempre. SIEMPRE.

La violencia es como la humedad. Al principio no se nota pero va convirtiendo la relación de una de pares a una de dominio. La violencia siempre tiene que ver con poder. Cuando uno ejerce poder sobre el otro, el siguiente paso es la violencia.

En 2017 asesinaron en México a 10 mujeres cada día. Hoy, en tanto lees estas líneas están matando a una mujer. ¿La razón? A la mayoría de ellas, solo por el hecho de ser mujer. Solo porque su agresor tenía poder para hacerlo. En Tlaxcala, uno de esos feminicidios se comete cada 15 días, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

En el marco de la conmemoración del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, te hablo a ti. A ti que cuando él se enoja te dice puta, a ti a quien abofetea, a quien grita, a quien ignora, a quien silencia. A ti te hablo. ¡Detenlo! ¡Pide ayuda! Habrá días grises sin él pero sin violencia tus hijos crecerán mejor y, créeme, si vives en paz, siempre habrá esperanza; siempre habrá un mañana.