/ martes 26 de marzo de 2019

EL CRISTAL CON QUE SE MIRA

Igualdad por la paz

AURORA AGUILAR

Era 2014. La propuesta caía como agua fría en muchos diputados y senadores de la 62 Legislatura. Las mujeres pedíamos paridad en las candidaturas. ¡Paridad! Imagínate, lector. Las mujeres ya no solo estábamos conformes con la cuota de 30 % sino que pedíamos paridad. 50-50 %.

No entendían muchos que a pesar de ser casi el 52 % de la población no teníamos acceso a la mitad de las posiciones por el simple hecho de ser mujeres. Porque siempre había un hombre “más capaz”, “con más experiencia”, “que sí sabe hacer las cosas”.

Cuatro años después, estamos viviendo sí la Legislatura de la Paridad, pero sin igualdad. La mayoría de los puestos clave de decisión siguen en manos de varones.

A raíz especialmente de ese cambio legal, se han venido en cascada propuestas de igualdad sustantiva. Ejemplos ilustrativos son la iniciativa de paridad en todos los poderes, órdenes de gobierno y entes desconcentrados que está por votarse en el Senado, la iniciativa de Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar el Delito de Feminicidio -por cierto presentada por una paisana, Adriana Dávila Fernández- y tan a tiempo que unos días después, solo el 15 de marzo, la Organización de Estados Americanos publicó su Ley Modelo Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Muerte Violenta de Mujeres y Niñas (Femicidio/Feminicidio) o la aprobación en Yucatán de la Ley para el Uso de Lenguaje Inclusivo.

En el Senado también han votado por eliminar las dispensas que permitían matrimonio entre y con menores, lo que en la práctica solo legalizaba el estupro y así, en varios estados se está legislando a favor ya no solo de paridad, sino de igualdad sustantiva.

Hoy a nadie le resulta extraño ver a mujeres competir, ganar, legislar y gobernar. Hoy las mujeres comenzamos a compartir la responsabilidad en los hechos, de construir y reconstruir este país que es de todas y todos. Iguales. Sin distingos por la paz y la prosperidad.

Igualdad por la paz

AURORA AGUILAR

Era 2014. La propuesta caía como agua fría en muchos diputados y senadores de la 62 Legislatura. Las mujeres pedíamos paridad en las candidaturas. ¡Paridad! Imagínate, lector. Las mujeres ya no solo estábamos conformes con la cuota de 30 % sino que pedíamos paridad. 50-50 %.

No entendían muchos que a pesar de ser casi el 52 % de la población no teníamos acceso a la mitad de las posiciones por el simple hecho de ser mujeres. Porque siempre había un hombre “más capaz”, “con más experiencia”, “que sí sabe hacer las cosas”.

Cuatro años después, estamos viviendo sí la Legislatura de la Paridad, pero sin igualdad. La mayoría de los puestos clave de decisión siguen en manos de varones.

A raíz especialmente de ese cambio legal, se han venido en cascada propuestas de igualdad sustantiva. Ejemplos ilustrativos son la iniciativa de paridad en todos los poderes, órdenes de gobierno y entes desconcentrados que está por votarse en el Senado, la iniciativa de Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar el Delito de Feminicidio -por cierto presentada por una paisana, Adriana Dávila Fernández- y tan a tiempo que unos días después, solo el 15 de marzo, la Organización de Estados Americanos publicó su Ley Modelo Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Muerte Violenta de Mujeres y Niñas (Femicidio/Feminicidio) o la aprobación en Yucatán de la Ley para el Uso de Lenguaje Inclusivo.

En el Senado también han votado por eliminar las dispensas que permitían matrimonio entre y con menores, lo que en la práctica solo legalizaba el estupro y así, en varios estados se está legislando a favor ya no solo de paridad, sino de igualdad sustantiva.

Hoy a nadie le resulta extraño ver a mujeres competir, ganar, legislar y gobernar. Hoy las mujeres comenzamos a compartir la responsabilidad en los hechos, de construir y reconstruir este país que es de todas y todos. Iguales. Sin distingos por la paz y la prosperidad.