/ martes 28 de mayo de 2019

EL CRISTAL CON QUE SE MIRA

México a la vanguardia

Lejos, muy lejos están los días en que el debate de los constituyentes al respecto de la “conveniencia” de que las mujeres votáramos en el país se perdiera en razón de que, cito el diario de los debates de enero 1917 “…las mujeres no sienten, pues, la necesidad de participar en los asuntos públicos, como lo demuestra la falta en todo movimiento colectivo en ese sentido...”.

Las mujeres entonces, comenzaron a participar en movimientos colectivos por el reconocimiento de su ciudadanía y a partir de ello, por la integralidad de derechos y oportunidades. Después de poco más de un siglo de tan sesudas disertaciones de los padres de la patria, la semana pasada se logró un paso importantísimo hacia la igualdad sustantiva; no solo la paridad en las candidaturas, como estábamos hasta hace unos días. Me explico: El jueves la cámara de diputados votó de forma unánime, como lo hicieron en el senado el martes, que, en los tres órdenes de gobierno y los tres poderes, todos los espacios de gabinetes, órganos autónomos y entes descentralizados integraran sus plantillas con mitad hombres y mitad mujeres.

¿Que porqué se impulsó esta ley? Resulta, que derivado de la paridad en candidaturas votada en 2014, la actual LXIV legislatura es llamada, por su integración prácticamente equitativa numéricamente, la legislatura de la paridad. Esto es, que las mujeres y los hombres estamos representados en el congreso casi en la misma proporción que integramos la sociedad; mitad y mitad. Sin embargo, a la hora de la definición de los partidos y los grupos parlamentarios sobre los espacios reales de toma de decisiones y poder, resultó que todos y cada uno fueron para varones.

He ahí entonces que en la legislatura de la paridad, el porcentaje de mujeres coordinadoras de las fracciones parlamentarias, las presidencias de la mesa directiva o de las juntas de coordinación política era 0%. Todos esos espacios fueron ocupados por hombres. Algo parecido sucedió con las vice coordinaciones de bancada y las comisiones importantes.

México entonces, se pone a la vanguardia en este tan importante tema. Dejar a la mitad de la población atrás, es condenar al país a un avance lentísimo hacia su desarrollo. Hace unos días, invitada por la Fundación Mundial para la Democracia, con sita en Inglaterra, fui a Croacia a impartir una conferencia ante diputadas y diputados de 11 partidos de distintas ideologías de 6 países de los Balcanes del Oeste, más las moderadoras inglesas. El intercambio de experiencias fue muy enriquecedor.

Serbia, Montenegro, Bosnia y Herzegovina, Albania, Macedonia y Kosovo, países donde las cuotas de género van del 0% al 40%, ven a México como un modelo a seguir para cambiar su legislación a favor no solo de la paridad sino de la igualdad sustantiva, objetivo de la ley recientemente aprobada.

El trayecto es largo aún, pero sin duda, al menos en ese sentido, en México el camino hacia la igualdad en derechos, oportunidades y justicia social, tiene rostro de esperanza.

México a la vanguardia

Lejos, muy lejos están los días en que el debate de los constituyentes al respecto de la “conveniencia” de que las mujeres votáramos en el país se perdiera en razón de que, cito el diario de los debates de enero 1917 “…las mujeres no sienten, pues, la necesidad de participar en los asuntos públicos, como lo demuestra la falta en todo movimiento colectivo en ese sentido...”.

Las mujeres entonces, comenzaron a participar en movimientos colectivos por el reconocimiento de su ciudadanía y a partir de ello, por la integralidad de derechos y oportunidades. Después de poco más de un siglo de tan sesudas disertaciones de los padres de la patria, la semana pasada se logró un paso importantísimo hacia la igualdad sustantiva; no solo la paridad en las candidaturas, como estábamos hasta hace unos días. Me explico: El jueves la cámara de diputados votó de forma unánime, como lo hicieron en el senado el martes, que, en los tres órdenes de gobierno y los tres poderes, todos los espacios de gabinetes, órganos autónomos y entes descentralizados integraran sus plantillas con mitad hombres y mitad mujeres.

¿Que porqué se impulsó esta ley? Resulta, que derivado de la paridad en candidaturas votada en 2014, la actual LXIV legislatura es llamada, por su integración prácticamente equitativa numéricamente, la legislatura de la paridad. Esto es, que las mujeres y los hombres estamos representados en el congreso casi en la misma proporción que integramos la sociedad; mitad y mitad. Sin embargo, a la hora de la definición de los partidos y los grupos parlamentarios sobre los espacios reales de toma de decisiones y poder, resultó que todos y cada uno fueron para varones.

He ahí entonces que en la legislatura de la paridad, el porcentaje de mujeres coordinadoras de las fracciones parlamentarias, las presidencias de la mesa directiva o de las juntas de coordinación política era 0%. Todos esos espacios fueron ocupados por hombres. Algo parecido sucedió con las vice coordinaciones de bancada y las comisiones importantes.

México entonces, se pone a la vanguardia en este tan importante tema. Dejar a la mitad de la población atrás, es condenar al país a un avance lentísimo hacia su desarrollo. Hace unos días, invitada por la Fundación Mundial para la Democracia, con sita en Inglaterra, fui a Croacia a impartir una conferencia ante diputadas y diputados de 11 partidos de distintas ideologías de 6 países de los Balcanes del Oeste, más las moderadoras inglesas. El intercambio de experiencias fue muy enriquecedor.

Serbia, Montenegro, Bosnia y Herzegovina, Albania, Macedonia y Kosovo, países donde las cuotas de género van del 0% al 40%, ven a México como un modelo a seguir para cambiar su legislación a favor no solo de la paridad sino de la igualdad sustantiva, objetivo de la ley recientemente aprobada.

El trayecto es largo aún, pero sin duda, al menos en ese sentido, en México el camino hacia la igualdad en derechos, oportunidades y justicia social, tiene rostro de esperanza.