/ martes 30 de enero de 2018

El cristal con que se mira

Las pequeñas cosas

Estamos ya comenzando a escuchar las propuestas de precandidatos y dirigencias de todos los partidos y ahora también los precandidatos independientes, para construir un México más próspero, seguro, justo, incluyente y moderno.

Estoy segura que todas las plataformas ideológicas y propuestas a título personal tendrán un buen propósito pero; en primer término habría que preguntarnos si tienen viabilidad y en segundo, si efectivamente hay un compromiso con su ejecución no solo de parte de quien propone, sino de la gente, del pueblo a quien con esas propuestas se piensa atender.

Por mucho que los políticos propongan, solo es el pueblo quien en verdad ejecuta. Hablamos del pueblo en su sentido más amplio. Hablamos de un pueblo que debe estar convencido que el orden, la justicia, la libertad y la igualdad son posibles.

Pensemos en la vida cotidiana. Hablamos de lo que a cada uno de nosotros corresponde. ¿Queremos un país limpio y ordenado? Nos toca mantener pulcra nuestra casa y su entorno, barrer la banqueta, no tirar basura en la calle.

¿Queremos un entorno amable? Nos toca ceder paso al peatón o ciclista, saludar, sonreír, hacer fila con paciencia, ser corteses, pedir por favor y dar gracias.

¿Queremos un país honesto donde se abata la corrupción? Nos toca no dar mordidas sino pagar nuestras multas o mejor aún, no cometer infracciones, no hacer apología de los narcos, políticos corruptos o dispendios que solo se explican posibles por dinero mal habido.

¿Queremos vivir en paz y que se abata la violencia? Nos toca disciplinar con amor y firmeza, poniendo límites y no golpes a nuestros hijos, hablar bien del prójimo, respetar a nuestros mayores y autoridades como maestros, policías y bomberos, y educar para la paz.

¿Queremos tener derecho de exigir un mejor gobierno? Entendamos que votar no es solo derecho sino primordialmente obligación. Quien calla con la abstención, no tiene derecho a exigir.

Mucho nos quejamos de que las cosas no son como deseamos o como deberían ser. Lo valioso aquí es reconocernos como agentes activos de construcción de patria y no solo como críticos de balcón. Decía Alfredo Zitarrosa que una nube y otra mas hacen tormenta y el vendaval no tiene rienda...nos toca entonces hoy y mañana y siempre, si queremos un México mejor, construir patria a partir de las pequeñas cosas.

Las pequeñas cosas

Estamos ya comenzando a escuchar las propuestas de precandidatos y dirigencias de todos los partidos y ahora también los precandidatos independientes, para construir un México más próspero, seguro, justo, incluyente y moderno.

Estoy segura que todas las plataformas ideológicas y propuestas a título personal tendrán un buen propósito pero; en primer término habría que preguntarnos si tienen viabilidad y en segundo, si efectivamente hay un compromiso con su ejecución no solo de parte de quien propone, sino de la gente, del pueblo a quien con esas propuestas se piensa atender.

Por mucho que los políticos propongan, solo es el pueblo quien en verdad ejecuta. Hablamos del pueblo en su sentido más amplio. Hablamos de un pueblo que debe estar convencido que el orden, la justicia, la libertad y la igualdad son posibles.

Pensemos en la vida cotidiana. Hablamos de lo que a cada uno de nosotros corresponde. ¿Queremos un país limpio y ordenado? Nos toca mantener pulcra nuestra casa y su entorno, barrer la banqueta, no tirar basura en la calle.

¿Queremos un entorno amable? Nos toca ceder paso al peatón o ciclista, saludar, sonreír, hacer fila con paciencia, ser corteses, pedir por favor y dar gracias.

¿Queremos un país honesto donde se abata la corrupción? Nos toca no dar mordidas sino pagar nuestras multas o mejor aún, no cometer infracciones, no hacer apología de los narcos, políticos corruptos o dispendios que solo se explican posibles por dinero mal habido.

¿Queremos vivir en paz y que se abata la violencia? Nos toca disciplinar con amor y firmeza, poniendo límites y no golpes a nuestros hijos, hablar bien del prójimo, respetar a nuestros mayores y autoridades como maestros, policías y bomberos, y educar para la paz.

¿Queremos tener derecho de exigir un mejor gobierno? Entendamos que votar no es solo derecho sino primordialmente obligación. Quien calla con la abstención, no tiene derecho a exigir.

Mucho nos quejamos de que las cosas no son como deseamos o como deberían ser. Lo valioso aquí es reconocernos como agentes activos de construcción de patria y no solo como críticos de balcón. Decía Alfredo Zitarrosa que una nube y otra mas hacen tormenta y el vendaval no tiene rienda...nos toca entonces hoy y mañana y siempre, si queremos un México mejor, construir patria a partir de las pequeñas cosas.