/ miércoles 27 de enero de 2021

El Espectador | The Intercept murió

Martin Baron, uno de los editores más respetados del periodismo estadounidense y un franco defensor del valor de una prensa libre, anunció el martes que dejará el cargo de editor ejecutivo de The Washington Post el 28 de febrero”, confirmó el diario de Jeff Bezos ayer, luego de que en redes se distribuyó su carta de despedida.

Esto generó un escándalo y especulaciones entre reporteros que siguen la carrera de este personaje idolatrado cuyas experiencias han sido inmortalizadas en películas que siguen alimentando en el imaginario popular la percepción del reportero como el héroe desconocido, humilde y sin sentimientos, y perro guardián de la verdad.

Esto sirve para recordar que Glenn Greenwald y Laura Poitras salieron de The Intercept, el medio independiente que fundaron después de sacar a la luz la historia y documentos de Edward Snowden. A ellos no les hicieron fiesta.

“La decisión de Glenn Greenwald de renunciar a The Intercept surge de un desacuerdo fundamental sobre el papel de los editores en la producción de periodismo y la naturaleza de la censura. Glenn exige el derecho absoluto a determinar qué publicará. Cree que todo el que no está de acuerdo con él es un corrupto, y todo el que presume de editar sus palabras es un censor”, justificó Betsy Reed, editora en jefe del medio del periodista, a finales de octubre del año pasado.

Reed minimizó la salida de Greenwald, quien acusa que traicionaron su misión de hacer un periodismo de investigación intrépido, sin ser seducidos por el poder.

Laura Poitras fue despedida unos días después. “Mi despido se produjo dos meses después de que hablé con la prensa sobre el fracaso de The Intercept en proteger al denunciante Reality Winner y el encubrimiento y la falta de responsabilidad que siguió”.

Recordó que First Look Media y The Intercept se fundaron sobre el caso Edward Snowden y el periodismo que Glenn Greenwald y ella comenzaron a practicar arriesgando sus vidas, al exponer los programas ilegales de vigilancia masiva global de la Agencia de Seguridad Nacional.

“La decisión de First Look Media de despedirme después de que externé preocupaciones sobre la protección de la fuente y la responsabilidad, en lugar de degradar o buscar la renuncia de cualquier responsable de la negligencia periodística, el encubrimiento y las represalias, habla de las prioridades del editor de The Intercept, Betsy Reed, y el director ejecutivo de First Look Media, Michael Bloom”.

Poitras dice que Reed y Bloom consideran desechables a los denunciantes y periodistas que arriesgan sus vidas en nombre de la organización que fundaron. Además, no se molestaron en informarle a Edward Snowden su decisión de sepultar los archivos de la NSA que él consiguió.

The Intercept, la organización creada a partir del trabajo y reputación de Greenwald y Poitras murió el año pasado, aunque el sistema no ha conseguido intimidar a sus creadores.

Martin Baron, uno de los editores más respetados del periodismo estadounidense y un franco defensor del valor de una prensa libre, anunció el martes que dejará el cargo de editor ejecutivo de The Washington Post el 28 de febrero”, confirmó el diario de Jeff Bezos ayer, luego de que en redes se distribuyó su carta de despedida.

Esto generó un escándalo y especulaciones entre reporteros que siguen la carrera de este personaje idolatrado cuyas experiencias han sido inmortalizadas en películas que siguen alimentando en el imaginario popular la percepción del reportero como el héroe desconocido, humilde y sin sentimientos, y perro guardián de la verdad.

Esto sirve para recordar que Glenn Greenwald y Laura Poitras salieron de The Intercept, el medio independiente que fundaron después de sacar a la luz la historia y documentos de Edward Snowden. A ellos no les hicieron fiesta.

“La decisión de Glenn Greenwald de renunciar a The Intercept surge de un desacuerdo fundamental sobre el papel de los editores en la producción de periodismo y la naturaleza de la censura. Glenn exige el derecho absoluto a determinar qué publicará. Cree que todo el que no está de acuerdo con él es un corrupto, y todo el que presume de editar sus palabras es un censor”, justificó Betsy Reed, editora en jefe del medio del periodista, a finales de octubre del año pasado.

Reed minimizó la salida de Greenwald, quien acusa que traicionaron su misión de hacer un periodismo de investigación intrépido, sin ser seducidos por el poder.

Laura Poitras fue despedida unos días después. “Mi despido se produjo dos meses después de que hablé con la prensa sobre el fracaso de The Intercept en proteger al denunciante Reality Winner y el encubrimiento y la falta de responsabilidad que siguió”.

Recordó que First Look Media y The Intercept se fundaron sobre el caso Edward Snowden y el periodismo que Glenn Greenwald y ella comenzaron a practicar arriesgando sus vidas, al exponer los programas ilegales de vigilancia masiva global de la Agencia de Seguridad Nacional.

“La decisión de First Look Media de despedirme después de que externé preocupaciones sobre la protección de la fuente y la responsabilidad, en lugar de degradar o buscar la renuncia de cualquier responsable de la negligencia periodística, el encubrimiento y las represalias, habla de las prioridades del editor de The Intercept, Betsy Reed, y el director ejecutivo de First Look Media, Michael Bloom”.

Poitras dice que Reed y Bloom consideran desechables a los denunciantes y periodistas que arriesgan sus vidas en nombre de la organización que fundaron. Además, no se molestaron en informarle a Edward Snowden su decisión de sepultar los archivos de la NSA que él consiguió.

The Intercept, la organización creada a partir del trabajo y reputación de Greenwald y Poitras murió el año pasado, aunque el sistema no ha conseguido intimidar a sus creadores.