/ lunes 8 de febrero de 2021

¡El Gaaas!

Si robaban arriba, pues cómo no iban a robar abajo

AMLO

La frase “callejera” más recordada por las personas de la Ciudad de México es la célebre: “Se compran colchones, tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que vendan”. Seguida de: “ya llegaron sus ricos y deliciosos tamales oaxaqueños, acérquese y pida sus ricos y deliciosos tamales oaxaqueños”. Curiosamente, continua: “¡El Gaaas!

Esta particularidad nos lleva a repensar que, no solo Tultepec es un polvorín en activo, sino que este energético se ha convertido en oro que diariamente circula, se discute y arrebata por las calles y avenidas de las Zonas Metropolitanas. Y que hoy cada vez es más visible que forma parte de una guerra comercial que pocos controlan y cuyas ganancias son incalculables.

Antier, fue una pipa frente al mercado de flores de Jamaica, antes en Tlalnepantla, Chalco, Iztapalapa, etcétera. Si bien las explosiones de las pipas son ocasionadas por fallas técnicas y la falta de atención y mantenimiento de sus equipos, la realidad también nos lleva a denunciar la falta de preparación de sus operadores, pues este negocio paso de ser de decenas de piperos capacitados, a cientos y miles que circulan diariamente bajo permisos a base de moches.

Lo primero es la existencia de una red de corrupción, impunidad y tolerancia por parte de las autoridades que han hecho de este negocio una bomba de tiempo tanto para operadores como para consumidores. En esa red brillan por su ausencia Pemex, la Secretaría de Energía, la Profeco, Protección Civil y las autoridades locales de las alcaldías y municipios.

Lo segundo, que la falta de una regulación con orden permitió que empezaran a proliferar cientos de piperos que se agruparon creando grupos que fueron poco a poco acomodándose ante la protección de cárteles y sindicatos que se metieron a este negocio para controlar y regular el mercado a través de cuotas.

Peor aún para los consumidores, esta confabulación de individuos es la que establece bajo criterios propios, no del mercado competitivo y regulado, el costo del gas que consumimos en nuestros hogares.

Para darnos una idea, es de tal magnitud la ganancia de los piperos irregulares y su poder económico, que por cada litro que ellos venden, recuperan casi el doble en ganancia. Además de permitirse no vender “litros de a litro” con llenados apócrifos.

Por su parte, los “sindicatos del gas” imponen al resto de los competidores los precios a los que deben darse al consumidor. Y este poder tolerado por las autoridades, hace que “el cártel” se fortalezca dividiendo cuotas y regiones que dominan imponiéndose por la fuerza y la violencia, condenando a los consumidores a adquirir solo el energético que ellos autorizan que se venda.

En caso de que un competidor, algún pipero de gas, ose incursionar en alguna zona sin permiso, pago de cuota o tolerancia, éste es inmediatamente interceptado por golpeadores del “cártel”, amedrentado y golpeando a sus operadores, y en casos de reincidencia, llegan a provocar un accidente explotando la unidad de gas LP, muy a pesar de los riesgos que conlleva esta actividad criminal para la población civil. De ese tamaño es el problema de ¡El Gaaas! en las Zonas Metropolitanas.

Sin lugar a dudas, este problema va mucho más allá de la cultura del fraude que prevalece en el suministro de este energético. Tiene que ver con el huachicol, y con autoridades corruptas que han alimentado a una bestia que está a punto de explotarnos en las calles.

“Adiós a tu deuda”

Ahora que la Comisión Federal de Electricidad condonó más de 11 mil millones de pesos a la resistencia civil tabasqueña que desde 1994 se negó a pagar la luz en un acto de protesta política, bien valdría la pena hacer lo mismo en el resto de las regiones del país.

Podríamos empezar en 15 gobernaturas, abarcar 1,063 (distritos locales), o bien, aspirar a condonar deudas de energía en algo así como 300 distritos federales; y de no ser suficiente, el subsidio de la CFE podría ampliarse en 1,923 alcaldías, para llegar, de menos, a 29 entidades del país, pues ya no tomaríamos en cuenta a Tabasco. Y no, no se está pensando maliciosamente en el proceso electoral de 2021, sino más bien en exigir aquella máxima que dicta “o todos coludos o todos rabones…”

  • Vladimir Juárez. Analista Político. Colaborador de Integridad Ciudadana A.C. @Integridad_AC @VJ1204

Si robaban arriba, pues cómo no iban a robar abajo

AMLO

La frase “callejera” más recordada por las personas de la Ciudad de México es la célebre: “Se compran colchones, tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que vendan”. Seguida de: “ya llegaron sus ricos y deliciosos tamales oaxaqueños, acérquese y pida sus ricos y deliciosos tamales oaxaqueños”. Curiosamente, continua: “¡El Gaaas!

Esta particularidad nos lleva a repensar que, no solo Tultepec es un polvorín en activo, sino que este energético se ha convertido en oro que diariamente circula, se discute y arrebata por las calles y avenidas de las Zonas Metropolitanas. Y que hoy cada vez es más visible que forma parte de una guerra comercial que pocos controlan y cuyas ganancias son incalculables.

Antier, fue una pipa frente al mercado de flores de Jamaica, antes en Tlalnepantla, Chalco, Iztapalapa, etcétera. Si bien las explosiones de las pipas son ocasionadas por fallas técnicas y la falta de atención y mantenimiento de sus equipos, la realidad también nos lleva a denunciar la falta de preparación de sus operadores, pues este negocio paso de ser de decenas de piperos capacitados, a cientos y miles que circulan diariamente bajo permisos a base de moches.

Lo primero es la existencia de una red de corrupción, impunidad y tolerancia por parte de las autoridades que han hecho de este negocio una bomba de tiempo tanto para operadores como para consumidores. En esa red brillan por su ausencia Pemex, la Secretaría de Energía, la Profeco, Protección Civil y las autoridades locales de las alcaldías y municipios.

Lo segundo, que la falta de una regulación con orden permitió que empezaran a proliferar cientos de piperos que se agruparon creando grupos que fueron poco a poco acomodándose ante la protección de cárteles y sindicatos que se metieron a este negocio para controlar y regular el mercado a través de cuotas.

Peor aún para los consumidores, esta confabulación de individuos es la que establece bajo criterios propios, no del mercado competitivo y regulado, el costo del gas que consumimos en nuestros hogares.

Para darnos una idea, es de tal magnitud la ganancia de los piperos irregulares y su poder económico, que por cada litro que ellos venden, recuperan casi el doble en ganancia. Además de permitirse no vender “litros de a litro” con llenados apócrifos.

Por su parte, los “sindicatos del gas” imponen al resto de los competidores los precios a los que deben darse al consumidor. Y este poder tolerado por las autoridades, hace que “el cártel” se fortalezca dividiendo cuotas y regiones que dominan imponiéndose por la fuerza y la violencia, condenando a los consumidores a adquirir solo el energético que ellos autorizan que se venda.

En caso de que un competidor, algún pipero de gas, ose incursionar en alguna zona sin permiso, pago de cuota o tolerancia, éste es inmediatamente interceptado por golpeadores del “cártel”, amedrentado y golpeando a sus operadores, y en casos de reincidencia, llegan a provocar un accidente explotando la unidad de gas LP, muy a pesar de los riesgos que conlleva esta actividad criminal para la población civil. De ese tamaño es el problema de ¡El Gaaas! en las Zonas Metropolitanas.

Sin lugar a dudas, este problema va mucho más allá de la cultura del fraude que prevalece en el suministro de este energético. Tiene que ver con el huachicol, y con autoridades corruptas que han alimentado a una bestia que está a punto de explotarnos en las calles.

“Adiós a tu deuda”

Ahora que la Comisión Federal de Electricidad condonó más de 11 mil millones de pesos a la resistencia civil tabasqueña que desde 1994 se negó a pagar la luz en un acto de protesta política, bien valdría la pena hacer lo mismo en el resto de las regiones del país.

Podríamos empezar en 15 gobernaturas, abarcar 1,063 (distritos locales), o bien, aspirar a condonar deudas de energía en algo así como 300 distritos federales; y de no ser suficiente, el subsidio de la CFE podría ampliarse en 1,923 alcaldías, para llegar, de menos, a 29 entidades del país, pues ya no tomaríamos en cuenta a Tabasco. Y no, no se está pensando maliciosamente en el proceso electoral de 2021, sino más bien en exigir aquella máxima que dicta “o todos coludos o todos rabones…”

  • Vladimir Juárez. Analista Político. Colaborador de Integridad Ciudadana A.C. @Integridad_AC @VJ1204