/ viernes 8 de octubre de 2021

¡El paraíso de los muy ricos…!

La sociedad mundial se agita entre la pobreza y la riqueza. El bienestar y la enfermedad. La ignorancia, la tecnológica y la ciencia de punta. Una paz que se asienta sobre proyectiles hipersónicos y un predominio que parece fracturarse. Aparece la cresta de una montaña de corrupción planetaria.

Los “pandora papers”, resultados de una investigación periodística que arrojo 11.9 millones de archivos acerca de empresas fantasmas en los llamados paraísos fiscales. Aquellos que ocultan riquezas mundiales de escándalo. Evasoras al fisco y sin beneficio social quizás ni para sus titulares. A cuántos les sobra que hasta lo esconden, a cuántos les falta lo elemental. Este hermoso planeta, al que estamos arruinando, nos ha dado de todo, riqueza agrícola, silvícola, oceánica, hidráulica, gemas, oro, plata, uranio. Además, la riqueza de la imaginación y el conocimiento. Pero la clase dirigente mundial, los empresarios. Los famosos y afortunados, desde los emperadores y los reyes hasta nuestros munícipes abusivos, son verdaderas máquinas de acumulación y robo, díscolos, egoístas, avorazados, despiadados y malvados que han sumado más y más sin objetivos para el género humano y como el Rico McPato de las historietas, a su manera disfrutan “nadando” en sus albercas de oro. Pero no reviran a condolerse de un género humano que ahora sufre entre la enfermedad, los tsunamis, terremotos, inundaciones, pobreza, insalubridad, violencia y amenazas climáticas que flagelan a todo el mundo.

Son los favorecidos por la fortuna, el poder y la fuerza que evaden impuestos, que roban y ocultan en paraísos fiscales, sin que sepamos su destino. Pero sus intereses altos si reciben. Ahora al descubierto. Están en Panamá, Islas Vírgenes, Suiza, Dakota del Sur, Nevada, Delaware, Andorra, Guernsey, las Islas Caimán y otros más. Los involucrados en este escándalo mundial son de doscientos países y hay tres mil políticos y empresarios mexicanos. Hasta funcionarios de la 4T, que por vergüenza debieran renunciar. Es de carcajada nerviosa, pero no se les señala por robar, sino por evadir impuestos. Si ocultan su dinero es porque su origen les avergüenza y eso, es lo asqueroso del tema. Suiza no se involucró en la gran guerra, tampoco el Vaticano, porque ahí se resguardaban los capitales saqueados a los judíos. Desde siempre se conocía, pero ahora se confirma y ratifica que nuestros dirigentes esconden sus “ahorros”. Hasta rusos y gringos están involucrados. Estos “zopilotes” del orbe, carentes de vergüenza y ética, pertenece a todos los países. Como humanidad no cambiamos, hace siglos se llamaron “emperadores”, hoy se llaman “dirigentes”. Los sistemas financiero y democrático están cuestionados, porque uno solo sirve para el saqueo y otro para encaramar en el poder a los ladrones, con sus excepciones de rigor. Dicen quienes saben del tema que solo una revolución mundial invertirá esta ecuación, en donde el mundo entero está involucrado. Mal de muchos, el silencio no es la cura. Más de cien naciones no han recibido una sola vacuna y sobreviven miserables, insalubres y en la violencia.

Cuánta riqueza mundial está escondida en esos paraísos. Cuántos habrán muerto y esas fortunas quedaron en desconocidas manos. Cuántas universidades pudieron haberse erigido para acabar con la ignorancia mundial. Cuántos hospitales. Cuántas casas para los desheredados. Cuánta alimentación para los hambrientos. Y en tanto ahí y en otras arcas, yacen quizás billones y billones de dólares sin utilidad social alguna. Resulta irritante valorar la trascendencia para el desarrollo que pudo haberse dado a esos recursos infinitos. Señores del FMI, del Banco Mundial, del Banco Interamericano, ahí está el dinero que ahora por deuda externa, reclaman a las naciones sometidas. Irracional, absurdo, que esos bancos desborden fortunas y la necesidad y la pobreza prevalezcan. Si no se hace, más pronto que tarde, el planeta reventará en conflagraciones de ricos contra pobres, desastres climáticos, guerras por el agua y la salud, por los alimentos y la educación. Esas “cuevas de Alí Babá” son una desgracia mundial si no están dirigidas al bienestar y felicidad del ser humano. Lo que indebidamente unos cuantos han acumulado, debe destinarse a todo el género al cual pertenecemos.

La sociedad mundial se agita entre la pobreza y la riqueza. El bienestar y la enfermedad. La ignorancia, la tecnológica y la ciencia de punta. Una paz que se asienta sobre proyectiles hipersónicos y un predominio que parece fracturarse. Aparece la cresta de una montaña de corrupción planetaria.

Los “pandora papers”, resultados de una investigación periodística que arrojo 11.9 millones de archivos acerca de empresas fantasmas en los llamados paraísos fiscales. Aquellos que ocultan riquezas mundiales de escándalo. Evasoras al fisco y sin beneficio social quizás ni para sus titulares. A cuántos les sobra que hasta lo esconden, a cuántos les falta lo elemental. Este hermoso planeta, al que estamos arruinando, nos ha dado de todo, riqueza agrícola, silvícola, oceánica, hidráulica, gemas, oro, plata, uranio. Además, la riqueza de la imaginación y el conocimiento. Pero la clase dirigente mundial, los empresarios. Los famosos y afortunados, desde los emperadores y los reyes hasta nuestros munícipes abusivos, son verdaderas máquinas de acumulación y robo, díscolos, egoístas, avorazados, despiadados y malvados que han sumado más y más sin objetivos para el género humano y como el Rico McPato de las historietas, a su manera disfrutan “nadando” en sus albercas de oro. Pero no reviran a condolerse de un género humano que ahora sufre entre la enfermedad, los tsunamis, terremotos, inundaciones, pobreza, insalubridad, violencia y amenazas climáticas que flagelan a todo el mundo.

Son los favorecidos por la fortuna, el poder y la fuerza que evaden impuestos, que roban y ocultan en paraísos fiscales, sin que sepamos su destino. Pero sus intereses altos si reciben. Ahora al descubierto. Están en Panamá, Islas Vírgenes, Suiza, Dakota del Sur, Nevada, Delaware, Andorra, Guernsey, las Islas Caimán y otros más. Los involucrados en este escándalo mundial son de doscientos países y hay tres mil políticos y empresarios mexicanos. Hasta funcionarios de la 4T, que por vergüenza debieran renunciar. Es de carcajada nerviosa, pero no se les señala por robar, sino por evadir impuestos. Si ocultan su dinero es porque su origen les avergüenza y eso, es lo asqueroso del tema. Suiza no se involucró en la gran guerra, tampoco el Vaticano, porque ahí se resguardaban los capitales saqueados a los judíos. Desde siempre se conocía, pero ahora se confirma y ratifica que nuestros dirigentes esconden sus “ahorros”. Hasta rusos y gringos están involucrados. Estos “zopilotes” del orbe, carentes de vergüenza y ética, pertenece a todos los países. Como humanidad no cambiamos, hace siglos se llamaron “emperadores”, hoy se llaman “dirigentes”. Los sistemas financiero y democrático están cuestionados, porque uno solo sirve para el saqueo y otro para encaramar en el poder a los ladrones, con sus excepciones de rigor. Dicen quienes saben del tema que solo una revolución mundial invertirá esta ecuación, en donde el mundo entero está involucrado. Mal de muchos, el silencio no es la cura. Más de cien naciones no han recibido una sola vacuna y sobreviven miserables, insalubres y en la violencia.

Cuánta riqueza mundial está escondida en esos paraísos. Cuántos habrán muerto y esas fortunas quedaron en desconocidas manos. Cuántas universidades pudieron haberse erigido para acabar con la ignorancia mundial. Cuántos hospitales. Cuántas casas para los desheredados. Cuánta alimentación para los hambrientos. Y en tanto ahí y en otras arcas, yacen quizás billones y billones de dólares sin utilidad social alguna. Resulta irritante valorar la trascendencia para el desarrollo que pudo haberse dado a esos recursos infinitos. Señores del FMI, del Banco Mundial, del Banco Interamericano, ahí está el dinero que ahora por deuda externa, reclaman a las naciones sometidas. Irracional, absurdo, que esos bancos desborden fortunas y la necesidad y la pobreza prevalezcan. Si no se hace, más pronto que tarde, el planeta reventará en conflagraciones de ricos contra pobres, desastres climáticos, guerras por el agua y la salud, por los alimentos y la educación. Esas “cuevas de Alí Babá” son una desgracia mundial si no están dirigidas al bienestar y felicidad del ser humano. Lo que indebidamente unos cuantos han acumulado, debe destinarse a todo el género al cual pertenecemos.