/ martes 3 de abril de 2018

En 48 horas un mar de promesas, muchas irreales

Es evidente que hay un hartazgo social, la gente ya se cansó de tantas mentiras que los candidatos pronuncian con tal de obtener el poder

En sus marcas, listos… ¡fueeeera!

Prometer no empobrece y así, con una cascada de buenos deseos, iniciaron las campañas rumbo a la presidencia de la República, algunas gubernaturas, senadurías, diputaciones federales y locales.

Eso sí, a diferencia de otros comicios, los contendientes, en esta ocasión el priista José Antonio Meade Kuribreña, el panista Ricardo Anaya Cortés, el morenista Andrés Manuel López Obrador y la independiente Margarita Zavala han coincidido –en el discurso- que si de algo adolece el sistema político mexicano es de falta de transparencia en el manejo del dinero público, de corrupción en todos sus niveles y de una estrategia real de seguridad pública que dé confianza a la gente.

Es evidente que hay un hartazgo social.

1.- La gente ya se cansó de los abusos y los excesos de políticos y funcionarios que solo utilizan los cargos públicos para robar y hacerse millonarios.

2.- De que en los puestos claves siempre estén los mismos (Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa Patrón, Beatriz Paredes Rangel, Jesús Ortega, Jesús Zambrano, Carlos Romero de Deschamps y Jorge Emilio González, por citar solo algunos) o, si no son ellos, hacen todo lo posible por heredar a sus hijos los cargos públicos con un concepto patrimonialista.

3.- Que la gente ya se cansó de tantas promesas incumplidas.

4.- De que sigan con el cuento de que, ahora sí, ya no habrá pobreza.

5.- De que nos siguen “vendiendo piñitas” de que, también ahora sí, subirán los salarios, que habrá más empleo y que seremos un país de oportunidades.

El problema que, en un país como el nuestro, la gran mayoría de esas promesas es difícil de concretar.

He escuchado con mucho detenimiento a los presidenciables y con el único propósito de ganar votos y adeptos, están casi casi comprometiendo todo el gasto público federal.

No tiene ni 48 horas que iniciaron las campañas y de promesas ya estamos hasta el tope, ahora solo falta que nos digan cómo habrán de aterrizarlas, pues pareciera que el que más miente más oportunidades de ganar tiene.

Lo cierto es que resultado de esas mentiras y abusos a los que cada seis años nos han sometidos los políticos, en México la delincuencia común y organizada ha rebasado a las autoridades, la deuda pública es impagable, la corrupción ya forma parte de las instituciones porque “el que no transa no avanza”, la transparencia de las instituciones públicas es un verdadero fiasco y la gente ya le perdió el respeto a la figura presidencial.

No vamos lejos. En Tlaxcala los congresistas se hicieron una ley a la medida, aprobaron la reelección pues varios de ellos quieren seguir en la chamba.

Es sí, les importa un bledo que mantengan un grave rezago legislativo, que ni siquiera (lo que deja muy parada a la entidad en el plano nacional) hayan nombrado al fiscal anticorrupción, que fomenten la ingobernabilidad en varias comunas de la entidad cuyos problemas no quieren atender y que no sean capaces de poner orden en el Instituto de Acceso a la Información Pública y de Protección de Datos Personales donde los tres comisionados se pelean como verduleros.

Y lo peor de todo es que muchos de esos congresistas ni siquiera se presentan a trabajar, lo que es su obligación. ¿Y así quieren seguir en los cargos? Lástima

***************

EPÍLOGO…

1.- DECORATIVO.- El sumiso presidente del Poder Judicial del Estado, Héctor Maldonado Bonilla, tendrá que remar contra corriente, pues como se sabe nunca fue bien visto por el Ejecutivo Marco Antonio Mena Rodríguez para ocupar ese puesto. Sin embargo, en su afán por obtener la titularidad hizo acuerdos en lo oscurito con los magistrados Mario Jiménez de Jesús y Rebeca Xicohténcatl Corona, quienes ahora le cobran las facturas.

Tan es así que hoy es visto como una figura decorativa al interior de ese cuerpo colegiado sin poder de decisión y atado a lo que mandaten sus dos homólogos. A esto le agregamos que por indicaciones superiores estará vetado para recibir ampliación presupuestal alguna.

El panorama es simplemente gris para la administración que tiene encomendada y su discurso, ese de acabar con la corrupción y detonar los medios alternativos de solución, está más que trillado.

¡Hasta el próximo martes!


Es evidente que hay un hartazgo social, la gente ya se cansó de tantas mentiras que los candidatos pronuncian con tal de obtener el poder

En sus marcas, listos… ¡fueeeera!

Prometer no empobrece y así, con una cascada de buenos deseos, iniciaron las campañas rumbo a la presidencia de la República, algunas gubernaturas, senadurías, diputaciones federales y locales.

Eso sí, a diferencia de otros comicios, los contendientes, en esta ocasión el priista José Antonio Meade Kuribreña, el panista Ricardo Anaya Cortés, el morenista Andrés Manuel López Obrador y la independiente Margarita Zavala han coincidido –en el discurso- que si de algo adolece el sistema político mexicano es de falta de transparencia en el manejo del dinero público, de corrupción en todos sus niveles y de una estrategia real de seguridad pública que dé confianza a la gente.

Es evidente que hay un hartazgo social.

1.- La gente ya se cansó de los abusos y los excesos de políticos y funcionarios que solo utilizan los cargos públicos para robar y hacerse millonarios.

2.- De que en los puestos claves siempre estén los mismos (Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa Patrón, Beatriz Paredes Rangel, Jesús Ortega, Jesús Zambrano, Carlos Romero de Deschamps y Jorge Emilio González, por citar solo algunos) o, si no son ellos, hacen todo lo posible por heredar a sus hijos los cargos públicos con un concepto patrimonialista.

3.- Que la gente ya se cansó de tantas promesas incumplidas.

4.- De que sigan con el cuento de que, ahora sí, ya no habrá pobreza.

5.- De que nos siguen “vendiendo piñitas” de que, también ahora sí, subirán los salarios, que habrá más empleo y que seremos un país de oportunidades.

El problema que, en un país como el nuestro, la gran mayoría de esas promesas es difícil de concretar.

He escuchado con mucho detenimiento a los presidenciables y con el único propósito de ganar votos y adeptos, están casi casi comprometiendo todo el gasto público federal.

No tiene ni 48 horas que iniciaron las campañas y de promesas ya estamos hasta el tope, ahora solo falta que nos digan cómo habrán de aterrizarlas, pues pareciera que el que más miente más oportunidades de ganar tiene.

Lo cierto es que resultado de esas mentiras y abusos a los que cada seis años nos han sometidos los políticos, en México la delincuencia común y organizada ha rebasado a las autoridades, la deuda pública es impagable, la corrupción ya forma parte de las instituciones porque “el que no transa no avanza”, la transparencia de las instituciones públicas es un verdadero fiasco y la gente ya le perdió el respeto a la figura presidencial.

No vamos lejos. En Tlaxcala los congresistas se hicieron una ley a la medida, aprobaron la reelección pues varios de ellos quieren seguir en la chamba.

Es sí, les importa un bledo que mantengan un grave rezago legislativo, que ni siquiera (lo que deja muy parada a la entidad en el plano nacional) hayan nombrado al fiscal anticorrupción, que fomenten la ingobernabilidad en varias comunas de la entidad cuyos problemas no quieren atender y que no sean capaces de poner orden en el Instituto de Acceso a la Información Pública y de Protección de Datos Personales donde los tres comisionados se pelean como verduleros.

Y lo peor de todo es que muchos de esos congresistas ni siquiera se presentan a trabajar, lo que es su obligación. ¿Y así quieren seguir en los cargos? Lástima

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EPÍLOGO…

1.- DECORATIVO.- El sumiso presidente del Poder Judicial del Estado, Héctor Maldonado Bonilla, tendrá que remar contra corriente, pues como se sabe nunca fue bien visto por el Ejecutivo Marco Antonio Mena Rodríguez para ocupar ese puesto. Sin embargo, en su afán por obtener la titularidad hizo acuerdos en lo oscurito con los magistrados Mario Jiménez de Jesús y Rebeca Xicohténcatl Corona, quienes ahora le cobran las facturas.

Tan es así que hoy es visto como una figura decorativa al interior de ese cuerpo colegiado sin poder de decisión y atado a lo que mandaten sus dos homólogos. A esto le agregamos que por indicaciones superiores estará vetado para recibir ampliación presupuestal alguna.

El panorama es simplemente gris para la administración que tiene encomendada y su discurso, ese de acabar con la corrupción y detonar los medios alternativos de solución, está más que trillado.

¡Hasta el próximo martes!