/ martes 14 de diciembre de 2021

En el Día Internacional Anticorrupción

Los políticos corruptos hacen que el otro diez por ciento se vea mal

Henry Kissinger

Decía Cantinflas que, ante las prácticas cotidianas que viven millones de ciudadanos que son sorprendidos por “criterios” obscenamente burocráticos, el Cohecho (mordida, cochupo, soborno) podría definirse “Algo así como que quiere y no quiere, pero si quiere… En una palabra, cohecho es un hecho contra hecho al que no hay derecho porque qué es hecho” (El Bombero Atómico, 1952).

Una definición tan clara en el humor no podría quitarle seriedad al fenómeno de la corrupción en nuestro país que ha sido claramente flagelado por prácticas como el Ejercicio ilícito del servicio público; Abuso de autoridad; Coalición de servidores públicos; Uso ilícito de atribuciones y facultades; Del pago y recibo indebido de remuneraciones de los servidores públicos; Intimidación; Ejercicio abusivo de funciones; Tráfico de Influencia; Cohecho; Peculado y Enriquecimiento ilícito; Quedando aún pendiente por tipificar en el Código Penal el nepotismo que tanto mal le hace a la administración pública.

Hay quien incluso afirma que estamos como estamos, con quienes estamos, y donde estamos, por un hartazgo generalizado provocado por la corrupción sistematizada y rampante de los gobiernos anteriores que acentuaron la desigualdad social hasta la miseria.

Si bien la corrupción es un complejo fenómeno social, político y económico, que afecta a todos los países sean ricos o pobres, también es cierto que su prevalencia en lo público ha acentuado la gran desigualdad con la cual convivimos diariamente.

Incluso, el Reporte de Desigualdad Mundial 2022 (World Inequality Lab) publicado el día de ayer, inicia aludiendo que “Vivimos en un mundo en el que abundan los datos y, sin embargo, carecemos de información básica sobre la desigualdad en el mundo”; el documento en cita afirma que hoy las naciones se han vuelto más ricas, pero los gobiernos se han vuelto más pobres. Y esta situación, en gran parte, ha sido alentada por la corrupción y su papel preponderante en los asuntos públicos en regiones como América Latina y África.

Justamente por esas razones, en 2003 la Asamblea General de la Convención de las Naciones Unidas designó el 9 de diciembre como el Día Internacional contra la Corrupción.

Si revisamos los datos oficiales sobre la corrupción en México, la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG-2019) del INEGI apunta hacia los niveles de corrupción según trámites, instituciones y niveles de Gobierno.

Y guste o no, la ENCIG-2019 nos lleva a la conclusión de que en México hay corrupción por todos lados y en todos los niveles de gobierno: donde la tasa de prevalencia de actos de corrupción en trámites es mucho mayor al nivel estatal (22.7%), seguido por el municipal (15.6%), que en el Gobierno federal (2.2%).

Dicho de otra manera, es posible asegurar que la alternancia política en nuestro país no modificó los esquemas de corrupción con los nuevos gobiernos. Más bien, ha propiciado que los procesos y procedimientos habituales de corrupción se vuelvan más sofisticados e incluso la polarización ha provocado una mayor tolerancia hacia prácticas que antes eran consideradas como inaceptables en la opinión pública.

Así, por ejemplo, fenómenos mediáticos como los video escándalos donde se muestra a figuras públicas o funcionarios recibiendo dinero por parte de privados se miran hoy distintos a como se juzgaban antes. Esto es que, la narrativa de la polarización ha llevado a las audiencias a observar el fenómeno de la corrupción de manera distinta en periodos relativamente cortos en tiempo. Donde dependiendo de los actores políticos, se justifica o se aborrece un mismo acto de corrupción.

  • Con el paso de los años y la experiencia que ha dejado la corrupción en México, es posible confirmar que la corrupción no es un monopolio exclusivo de un partido político o de algún actor específico. Sino que ocurre porque existe la oportunidad, donde la impunidad es la presea del éxito en política.

De ahí que la reflexión sobre la corrupción en el Día Internacional Anticorrupción nos lleve a señalar que, los terrenos ganados por el derecho a saber mediante el acceso a la información y la transparencia son espacios que no son perpetuos, sino que deben cuidarse y defenderse ante los agravios, los embates y sortilegios de quienes toman decisiones y ostentan el poder. No hacerlo así, nos condena a ser un pueblo dispuesto a aceptarlo todo, a cambio de migajas que mitiguen el hambre y la desigualdad: pues donde no hay transparencia, refiere Kinssinger, el noventa por ciento de los políticos corruptos hacen fiesta.

#LozoyaGate

A propósito de la corrupción y la impunidad en el país, Emilio Lozoya Austin volvió a solicitar una prórroga para presentar pruebas a sus acusaciones… Al tiempo.

  • *Analista Político
  • Colaborador de Integridad Ciudadana A.C. @Integridad_AC @VJ1204

Los políticos corruptos hacen que el otro diez por ciento se vea mal

Henry Kissinger

Decía Cantinflas que, ante las prácticas cotidianas que viven millones de ciudadanos que son sorprendidos por “criterios” obscenamente burocráticos, el Cohecho (mordida, cochupo, soborno) podría definirse “Algo así como que quiere y no quiere, pero si quiere… En una palabra, cohecho es un hecho contra hecho al que no hay derecho porque qué es hecho” (El Bombero Atómico, 1952).

Una definición tan clara en el humor no podría quitarle seriedad al fenómeno de la corrupción en nuestro país que ha sido claramente flagelado por prácticas como el Ejercicio ilícito del servicio público; Abuso de autoridad; Coalición de servidores públicos; Uso ilícito de atribuciones y facultades; Del pago y recibo indebido de remuneraciones de los servidores públicos; Intimidación; Ejercicio abusivo de funciones; Tráfico de Influencia; Cohecho; Peculado y Enriquecimiento ilícito; Quedando aún pendiente por tipificar en el Código Penal el nepotismo que tanto mal le hace a la administración pública.

Hay quien incluso afirma que estamos como estamos, con quienes estamos, y donde estamos, por un hartazgo generalizado provocado por la corrupción sistematizada y rampante de los gobiernos anteriores que acentuaron la desigualdad social hasta la miseria.

Si bien la corrupción es un complejo fenómeno social, político y económico, que afecta a todos los países sean ricos o pobres, también es cierto que su prevalencia en lo público ha acentuado la gran desigualdad con la cual convivimos diariamente.

Incluso, el Reporte de Desigualdad Mundial 2022 (World Inequality Lab) publicado el día de ayer, inicia aludiendo que “Vivimos en un mundo en el que abundan los datos y, sin embargo, carecemos de información básica sobre la desigualdad en el mundo”; el documento en cita afirma que hoy las naciones se han vuelto más ricas, pero los gobiernos se han vuelto más pobres. Y esta situación, en gran parte, ha sido alentada por la corrupción y su papel preponderante en los asuntos públicos en regiones como América Latina y África.

Justamente por esas razones, en 2003 la Asamblea General de la Convención de las Naciones Unidas designó el 9 de diciembre como el Día Internacional contra la Corrupción.

Si revisamos los datos oficiales sobre la corrupción en México, la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG-2019) del INEGI apunta hacia los niveles de corrupción según trámites, instituciones y niveles de Gobierno.

Y guste o no, la ENCIG-2019 nos lleva a la conclusión de que en México hay corrupción por todos lados y en todos los niveles de gobierno: donde la tasa de prevalencia de actos de corrupción en trámites es mucho mayor al nivel estatal (22.7%), seguido por el municipal (15.6%), que en el Gobierno federal (2.2%).

Dicho de otra manera, es posible asegurar que la alternancia política en nuestro país no modificó los esquemas de corrupción con los nuevos gobiernos. Más bien, ha propiciado que los procesos y procedimientos habituales de corrupción se vuelvan más sofisticados e incluso la polarización ha provocado una mayor tolerancia hacia prácticas que antes eran consideradas como inaceptables en la opinión pública.

Así, por ejemplo, fenómenos mediáticos como los video escándalos donde se muestra a figuras públicas o funcionarios recibiendo dinero por parte de privados se miran hoy distintos a como se juzgaban antes. Esto es que, la narrativa de la polarización ha llevado a las audiencias a observar el fenómeno de la corrupción de manera distinta en periodos relativamente cortos en tiempo. Donde dependiendo de los actores políticos, se justifica o se aborrece un mismo acto de corrupción.

  • Con el paso de los años y la experiencia que ha dejado la corrupción en México, es posible confirmar que la corrupción no es un monopolio exclusivo de un partido político o de algún actor específico. Sino que ocurre porque existe la oportunidad, donde la impunidad es la presea del éxito en política.

De ahí que la reflexión sobre la corrupción en el Día Internacional Anticorrupción nos lleve a señalar que, los terrenos ganados por el derecho a saber mediante el acceso a la información y la transparencia son espacios que no son perpetuos, sino que deben cuidarse y defenderse ante los agravios, los embates y sortilegios de quienes toman decisiones y ostentan el poder. No hacerlo así, nos condena a ser un pueblo dispuesto a aceptarlo todo, a cambio de migajas que mitiguen el hambre y la desigualdad: pues donde no hay transparencia, refiere Kinssinger, el noventa por ciento de los políticos corruptos hacen fiesta.

#LozoyaGate

A propósito de la corrupción y la impunidad en el país, Emilio Lozoya Austin volvió a solicitar una prórroga para presentar pruebas a sus acusaciones… Al tiempo.

  • *Analista Político
  • Colaborador de Integridad Ciudadana A.C. @Integridad_AC @VJ1204