/ viernes 20 de mayo de 2022

"¡Es hora de reinventarnos…!"

No tiene límites la imaginación humana cuando genera los medios para su propia destrucción. Esto no sucede, cuando se trata de instaurar formas de preservación para la especie. La historia del mundo está salpicada de guerras y violencia que son su constante.

Al fundar Roma, Rómulo trazó una línea divisoria y le dijo a su hermano Remo, que si la brincaba lo mataba, cosa que sucedió. Propiedad, avaricia y poder han ido de la mano. Siempre alimentan la hoguera de la violencia y la inseguridad. Nunca en la historia de las sociedades humanas han cesado los enfrentamientos y muertes que causan. En nuestros días, la "genialidad" ha creado infinitas y sofisticadas formas para la aniquilación. La historia del planeta tierra es de miles de millones de años. Como especie tenemos menos de trescientos mil sobre el planeta y en ellos, ha predominado la destrucción, y la idea de ética y moralidad que nos preserve solo ha sido asunto del pensamiento filosófico. ¿Qué tan lejos estamos de autodestruirnos? Los científicos han imaginado un "reloj" que fataliza nuestro destino. Hoy éste, se encuentra a unos segundos de llegar a las doce, agotando los plazos. La guerra, las pandemias, el acaparamiento del agua, de los alimentos, la búsqueda del predominio mundial por medio de las armas, la quema de combustibles fósiles están adelantando la manecilla. No admite demora resolver el problema de la comida y el agua. El acaparamiento por unos cuantos. Su conversión en mercancía. Que hoy asquerosamente enriquece a los poderosos. El autoconsumo que hoy se pregona como solución, ante la inflación mundial que padecemos, es algo que conocimos en los 50´s. Los pozos domésticos, las huertas familiares, la cocina de humo, la comida casera, los campos de cultivo, quedaron en un pasado que ahora se quiere rescatar. El agua envasada, su discutida privatización. Las criminales concesiones, muestra hasta que grados estamos llegando. Antes del TLC fuimos auto suficientes, ahora ya no, por eso nuestros huertos caseros y hasta en macetas, nos ayudarán a alimentarnos. Para subsistir, necesitamos reinventarnos.

Aquella es una forma de violencia. Pero la directa no cesa; nuestros vecinos del norte la traen en contra de los pueblos originarios de allá y de los afroamericanos. A miles de los primeros los internaron en reservaciones para anularles su identidad cultural y ahí, ya por enfermedad o por "accidentes" se han producido decenas de miles de muertes y es que el estado dominante, les niega el derecho a la vida y por ello, los arrancan de sus familias y pueblos. Sin que existan responsables. Esto sucede en el país que se precia de un alto desarrollo democrático. Pero cuando los métodos sofisticados no bastan, entonces se acude a métodos directos que dejan al descubierto la naturaleza criminal de los supremacistas y racistas, de la ultra derecha. Crímenes de odio como el de Búfalo, Nueva York, donde un blanco de esas características con un rifle de alto poder hizo un viaje por horas con dedicatoria, para ultimar a once afrodescendientes. Esto, en el supermercado de un barrio enclavado en una población de mayoría negra. Nos hemos esforzado en exterminarnos, pero no en preservarnos como especie. Me niego a creer que, en nuestros genes, esté cifrada nuestra auto destrucción. Como especie merecemos un mejor destino. ¡Es posible que estemos a tiempo!

No tiene límites la imaginación humana cuando genera los medios para su propia destrucción. Esto no sucede, cuando se trata de instaurar formas de preservación para la especie. La historia del mundo está salpicada de guerras y violencia que son su constante.

Al fundar Roma, Rómulo trazó una línea divisoria y le dijo a su hermano Remo, que si la brincaba lo mataba, cosa que sucedió. Propiedad, avaricia y poder han ido de la mano. Siempre alimentan la hoguera de la violencia y la inseguridad. Nunca en la historia de las sociedades humanas han cesado los enfrentamientos y muertes que causan. En nuestros días, la "genialidad" ha creado infinitas y sofisticadas formas para la aniquilación. La historia del planeta tierra es de miles de millones de años. Como especie tenemos menos de trescientos mil sobre el planeta y en ellos, ha predominado la destrucción, y la idea de ética y moralidad que nos preserve solo ha sido asunto del pensamiento filosófico. ¿Qué tan lejos estamos de autodestruirnos? Los científicos han imaginado un "reloj" que fataliza nuestro destino. Hoy éste, se encuentra a unos segundos de llegar a las doce, agotando los plazos. La guerra, las pandemias, el acaparamiento del agua, de los alimentos, la búsqueda del predominio mundial por medio de las armas, la quema de combustibles fósiles están adelantando la manecilla. No admite demora resolver el problema de la comida y el agua. El acaparamiento por unos cuantos. Su conversión en mercancía. Que hoy asquerosamente enriquece a los poderosos. El autoconsumo que hoy se pregona como solución, ante la inflación mundial que padecemos, es algo que conocimos en los 50´s. Los pozos domésticos, las huertas familiares, la cocina de humo, la comida casera, los campos de cultivo, quedaron en un pasado que ahora se quiere rescatar. El agua envasada, su discutida privatización. Las criminales concesiones, muestra hasta que grados estamos llegando. Antes del TLC fuimos auto suficientes, ahora ya no, por eso nuestros huertos caseros y hasta en macetas, nos ayudarán a alimentarnos. Para subsistir, necesitamos reinventarnos.

Aquella es una forma de violencia. Pero la directa no cesa; nuestros vecinos del norte la traen en contra de los pueblos originarios de allá y de los afroamericanos. A miles de los primeros los internaron en reservaciones para anularles su identidad cultural y ahí, ya por enfermedad o por "accidentes" se han producido decenas de miles de muertes y es que el estado dominante, les niega el derecho a la vida y por ello, los arrancan de sus familias y pueblos. Sin que existan responsables. Esto sucede en el país que se precia de un alto desarrollo democrático. Pero cuando los métodos sofisticados no bastan, entonces se acude a métodos directos que dejan al descubierto la naturaleza criminal de los supremacistas y racistas, de la ultra derecha. Crímenes de odio como el de Búfalo, Nueva York, donde un blanco de esas características con un rifle de alto poder hizo un viaje por horas con dedicatoria, para ultimar a once afrodescendientes. Esto, en el supermercado de un barrio enclavado en una población de mayoría negra. Nos hemos esforzado en exterminarnos, pero no en preservarnos como especie. Me niego a creer que, en nuestros genes, esté cifrada nuestra auto destrucción. Como especie merecemos un mejor destino. ¡Es posible que estemos a tiempo!