/ martes 29 de mayo de 2018

¿Es la coordinación de abasto, la “caja chica” del IMSS?

A la negligencia médica, malos tratos y tortuguismo en el servicio, en la delegación del Instituto Mexicano del Seguro Social surgen otros abusos que –quién sabe por qué motivo- no ha querido ver el delegado de la institución, Gibran Alejandro de la Torre González.

A su regreso a Tlaxcala, después del efímero trabajo realizado en Chiapas, (donde lo llamaban el delegado “totalmente palacio” porque no conocía cómo operaban las clínicas pero, eso sí, el señor no salía de hoteles de lujo –donde despachaba- y de tiendas de marca), el más feliz fue Javier Guevara Dávila, titular de la Coordinación de Abasto de la delegación y con quien, en su primera vez como responsable de ese organismo en la entidad, hizo una “súper” mancuerna.

En la Coordinación de Abasto cuentan que cuando a oficinas centrales se le ocurrió regresar a Tlaxcala a Gibran de la Torre, Guevara brincaba de gusto y no paraba de expresar a sus más allegados ¡Ya la hicimos! ¡Ya chingamos!

Desde su primera llegada a Tlaxcala, Guevara Dávila se hizo muy amigo de Gibran de la Torre. Eran vecinos en un fraccionamiento de Panotla y hasta jugaban juntos en una liga de futbol llanero. El funcionario –de segundo nivel- se volvió intocable, prepotente y grosero pues se sabía protegido.

Pero cuando Gibran de la Torre fue enviado a Chiapas, Guevara quedó desprotegido, sobre todo porque no llevaba buena relación con el entonces delegado, el chiapaneco Aarón Yamil Melgar Bravo.

Al arribo de Melgar se acabaron las pachangas en la Coordinación de Abasto, esas que nunca vio o no quiso ver Gibran de la Torre.

Pero con el retorno del exdirector Ejecutivo de Fomento Sanitario en la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, las cosas cambiaron y el responsable de la oficina de Abasto resurgió de las cenizas.

Sería bueno que oficinas centrales investigara el por qué hay un marcado interés por comprar medicamentos, material de curación, equipo para computadoras, de impresoras y papelería a las empresas Darier, Infusomed, Global Bussines, Dsrma Rem, Tecsa e Intell Med. Algunos empleados han observado –y todo lo tienen documentado- que existen diferencias en el inventario porque el proveedor supuestamente no entrega completo. Hace algunos días, unos empleados solicitaron un cartucho para impresora y ¿qué cree? el artefacto estaba vacío, pero eso sí bien “sellado” y “certificado”. ¿Alguien podría explicar eso?

También sería interesante saber que, como lo marca la ley, los contratos de obra, compra de material y equipo médico son transparentes pues en tiempos en los que la corrupción es uno los males que duele a la gente, la opacidad no es la mejor consejera de las instituciones.

TINTERO tuvo conocimiento que, en su momento, Mikel Arriola Peñalosa, entonces director general del organismo, tuvo conocimiento de cómo se movían las cosas en esa oficina de Tlaxcala, pero hizo mutis porque estaba más ocupado en ganar la candidatura del Partido Revolucionario Institucional a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México que en poner orden en el organismo.

Con la fuerza que le da ser amigo del delegado, Guevara, a sus cuates, permite todo tipo de concesiones: llegar tarde al trabajo, no llegar, excesos en la oficina y a quienes no le hacen reverencia ni se ponen de tapete para que camine sobre ellos, les aplica la ley a secas y hasta amenaza con despedirlos. El ambiente de trabajo, dicen, se ha vuelto insoportable.

Por lo pronto, este espacio supo que en los próximos días la delegación rescindirá el contrato a la empresa que otorga el servicio de hemodiálisis para dárselo, según comentan, a una firma de la Ciudad de México a la que está muy ligada un alto funcionario del organismo. De ser cierto esto sería terrible.

El asunto es que hasta el momento nadie de oficinas centrales ha levantado la mano para investigar los hechos y castigar a los responsables. Al tiempo.

****************

EPÍLOGO…

1.-OLVIDARLO, UN ERROR…Lo ocurrido la semana pasada en Apizaco cuando varios hampones atracaron la Agencia Especializada de Delitos de Género y Violencia Intrafamiliar de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Región Norte, ubicada sobre el bulevar La Libertad de Apizaco, no es un asunto que debe quedar en el olvido. Tampoco debe quedar en una simple denuncia penal por el delito de robo. Es un tema delicado que, como sociedad, debe preocuparnos y ocuparnos.

Es la hora que el Procurador de Justicia, Aarón Pérez Carro, se ha “dormido en sus laureles”. Cuando menos debió poner a disposición de las autoridades a los responsables de la oficina y a quienes la custodian. Nadie hizo bien su trabajo. Hubo irresponsabilidad. ¿Dónde estaban los policías que cuidan el edificio? Cómo es posible que nadie haya visto algo en esa zona que concentra a toda la policía y al Ministerio Público. No tiene lógica. ¿A quiénes pretenden engañar? Es evidente que el robo se dio con la complacencia de los efectivos. Muchos son los responsables y, hasta ahora, no hay un solo detenido. Qué asqueroso.

A la negligencia médica, malos tratos y tortuguismo en el servicio, en la delegación del Instituto Mexicano del Seguro Social surgen otros abusos que –quién sabe por qué motivo- no ha querido ver el delegado de la institución, Gibran Alejandro de la Torre González.

A su regreso a Tlaxcala, después del efímero trabajo realizado en Chiapas, (donde lo llamaban el delegado “totalmente palacio” porque no conocía cómo operaban las clínicas pero, eso sí, el señor no salía de hoteles de lujo –donde despachaba- y de tiendas de marca), el más feliz fue Javier Guevara Dávila, titular de la Coordinación de Abasto de la delegación y con quien, en su primera vez como responsable de ese organismo en la entidad, hizo una “súper” mancuerna.

En la Coordinación de Abasto cuentan que cuando a oficinas centrales se le ocurrió regresar a Tlaxcala a Gibran de la Torre, Guevara brincaba de gusto y no paraba de expresar a sus más allegados ¡Ya la hicimos! ¡Ya chingamos!

Desde su primera llegada a Tlaxcala, Guevara Dávila se hizo muy amigo de Gibran de la Torre. Eran vecinos en un fraccionamiento de Panotla y hasta jugaban juntos en una liga de futbol llanero. El funcionario –de segundo nivel- se volvió intocable, prepotente y grosero pues se sabía protegido.

Pero cuando Gibran de la Torre fue enviado a Chiapas, Guevara quedó desprotegido, sobre todo porque no llevaba buena relación con el entonces delegado, el chiapaneco Aarón Yamil Melgar Bravo.

Al arribo de Melgar se acabaron las pachangas en la Coordinación de Abasto, esas que nunca vio o no quiso ver Gibran de la Torre.

Pero con el retorno del exdirector Ejecutivo de Fomento Sanitario en la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, las cosas cambiaron y el responsable de la oficina de Abasto resurgió de las cenizas.

Sería bueno que oficinas centrales investigara el por qué hay un marcado interés por comprar medicamentos, material de curación, equipo para computadoras, de impresoras y papelería a las empresas Darier, Infusomed, Global Bussines, Dsrma Rem, Tecsa e Intell Med. Algunos empleados han observado –y todo lo tienen documentado- que existen diferencias en el inventario porque el proveedor supuestamente no entrega completo. Hace algunos días, unos empleados solicitaron un cartucho para impresora y ¿qué cree? el artefacto estaba vacío, pero eso sí bien “sellado” y “certificado”. ¿Alguien podría explicar eso?

También sería interesante saber que, como lo marca la ley, los contratos de obra, compra de material y equipo médico son transparentes pues en tiempos en los que la corrupción es uno los males que duele a la gente, la opacidad no es la mejor consejera de las instituciones.

TINTERO tuvo conocimiento que, en su momento, Mikel Arriola Peñalosa, entonces director general del organismo, tuvo conocimiento de cómo se movían las cosas en esa oficina de Tlaxcala, pero hizo mutis porque estaba más ocupado en ganar la candidatura del Partido Revolucionario Institucional a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México que en poner orden en el organismo.

Con la fuerza que le da ser amigo del delegado, Guevara, a sus cuates, permite todo tipo de concesiones: llegar tarde al trabajo, no llegar, excesos en la oficina y a quienes no le hacen reverencia ni se ponen de tapete para que camine sobre ellos, les aplica la ley a secas y hasta amenaza con despedirlos. El ambiente de trabajo, dicen, se ha vuelto insoportable.

Por lo pronto, este espacio supo que en los próximos días la delegación rescindirá el contrato a la empresa que otorga el servicio de hemodiálisis para dárselo, según comentan, a una firma de la Ciudad de México a la que está muy ligada un alto funcionario del organismo. De ser cierto esto sería terrible.

El asunto es que hasta el momento nadie de oficinas centrales ha levantado la mano para investigar los hechos y castigar a los responsables. Al tiempo.

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EPÍLOGO…

1.-OLVIDARLO, UN ERROR…Lo ocurrido la semana pasada en Apizaco cuando varios hampones atracaron la Agencia Especializada de Delitos de Género y Violencia Intrafamiliar de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Región Norte, ubicada sobre el bulevar La Libertad de Apizaco, no es un asunto que debe quedar en el olvido. Tampoco debe quedar en una simple denuncia penal por el delito de robo. Es un tema delicado que, como sociedad, debe preocuparnos y ocuparnos.

Es la hora que el Procurador de Justicia, Aarón Pérez Carro, se ha “dormido en sus laureles”. Cuando menos debió poner a disposición de las autoridades a los responsables de la oficina y a quienes la custodian. Nadie hizo bien su trabajo. Hubo irresponsabilidad. ¿Dónde estaban los policías que cuidan el edificio? Cómo es posible que nadie haya visto algo en esa zona que concentra a toda la policía y al Ministerio Público. No tiene lógica. ¿A quiénes pretenden engañar? Es evidente que el robo se dio con la complacencia de los efectivos. Muchos son los responsables y, hasta ahora, no hay un solo detenido. Qué asqueroso.