/ martes 18 de agosto de 2020

Eso sí nos daría placer

Luis Alonso “N”, funcionario de la policía de Puerto Vallarta es parte de ese abominable, asqueroso, deleznable y retorcido grupo de personas que sienten atracción sexual por menores de edad. Los pederastas no están enfermos, son parte, parafraseo a Torcuato Luca de Tena, de los desahuciados Renglones Torcidos de Dios.

Ese engendro fue encontrado en flagrancia el 26 de julio en un automóvil con una menor desnuda de 10 años a quien tenía sometida. La menor declaró que el funcionario le había hecho tocamientos en sus genitales.

Solo este hecho dejará huella en la menor. Quienes de infantes sufren abuso sexual, están condenados, a diferencia de sus agresores, a cadena perpetua. El daño moral y psicológico sufrido, normalmente comienza a sanar cuando, muchos años después de secrecía, dolor y culpa, logran romper el silencio. Pueden procesarlo, entenderlo y hasta perdonarlo, pero nunca, nunca olvidan ni logran borrar la huella

Ante este daño, bajo el principio de proporcionalidad, la justicia humana debería aplicar un castigo similar a los victimarios, pero la realidad nos dice que esto está lejos de suceder.

En este caso, el juez Jorge Luis Arana ¡estaba adscrito al Centro de Justicia para las Mujeres! solo por ello, debería tener una capacitación y perspectiva docta, ya no digamos sensibilidad, sobre la NOM-046 para Atender Víctimas de Violencia Familiar y Sexual y el Protocolo de Actuación para Quienes Imparten Justicia en Casos que Involucren a Niñas, Niños y Adolescentes elaborado desde 2012 por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como respuesta a las consideraciones especiales que los delitos contra la infancia y adolescencia requieren para efectivamente ser impartidores de justicia. Este protocolo, como toda la extensa legislación y normatividad en la materia, en muchas ocasiones, como este caso, vale menos que el papel y la tinta utilizadas para su impresión. El 81% de los delitos sexuales a infantes son contra niñas y a ellas, jueces como estos minusvaloran sus vidas.

El juez, tan inmundo en su ser como el victimario de la pequeña, negó la vinculación a proceso por corrupción de menores al indiciado, entre otras razones, porque la menor “no sintió placer”. Es decir, si a alguien la violan, asaltan, vejan, además de concentrarse en sobrevivir ¿debe estar pendiente de sentir placer para que un hombre considere que fue agredida? Razonamiento absurdo, ridículo y enfermo…¿o intento de justificación para responder al soborno recibido? eso da a pensar. Atinadamente la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP le ha congelado sus cuentas y se le ha suspendido en sus funciones pero eso no es suficiente. El castigo debe ser ejemplar porque la impunidad es cómplice y fomentadora del delito que la justicia debería sancionar.

Por esta pequeña, por todas las niñas que hoy están viviendo el horror de ser abusadas, por quienes hoy serán asesinadas y torturadas, quienes luchamos desde la sociedad civil seguiremos elevando la voz y exigiendo justicia para ver a criminales y jueces como éstos tras las rejas. Eso sí, eso sí que nos daría placer.

  • Ante este daño, bajo el principio de proporcionalidad, la justicia humana debería aplicar un castigo similar a los victimarios, pero la realidad nos dice que esto está lejos de suceder.

Luis Alonso “N”, funcionario de la policía de Puerto Vallarta es parte de ese abominable, asqueroso, deleznable y retorcido grupo de personas que sienten atracción sexual por menores de edad. Los pederastas no están enfermos, son parte, parafraseo a Torcuato Luca de Tena, de los desahuciados Renglones Torcidos de Dios.

Ese engendro fue encontrado en flagrancia el 26 de julio en un automóvil con una menor desnuda de 10 años a quien tenía sometida. La menor declaró que el funcionario le había hecho tocamientos en sus genitales.

Solo este hecho dejará huella en la menor. Quienes de infantes sufren abuso sexual, están condenados, a diferencia de sus agresores, a cadena perpetua. El daño moral y psicológico sufrido, normalmente comienza a sanar cuando, muchos años después de secrecía, dolor y culpa, logran romper el silencio. Pueden procesarlo, entenderlo y hasta perdonarlo, pero nunca, nunca olvidan ni logran borrar la huella

Ante este daño, bajo el principio de proporcionalidad, la justicia humana debería aplicar un castigo similar a los victimarios, pero la realidad nos dice que esto está lejos de suceder.

En este caso, el juez Jorge Luis Arana ¡estaba adscrito al Centro de Justicia para las Mujeres! solo por ello, debería tener una capacitación y perspectiva docta, ya no digamos sensibilidad, sobre la NOM-046 para Atender Víctimas de Violencia Familiar y Sexual y el Protocolo de Actuación para Quienes Imparten Justicia en Casos que Involucren a Niñas, Niños y Adolescentes elaborado desde 2012 por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como respuesta a las consideraciones especiales que los delitos contra la infancia y adolescencia requieren para efectivamente ser impartidores de justicia. Este protocolo, como toda la extensa legislación y normatividad en la materia, en muchas ocasiones, como este caso, vale menos que el papel y la tinta utilizadas para su impresión. El 81% de los delitos sexuales a infantes son contra niñas y a ellas, jueces como estos minusvaloran sus vidas.

El juez, tan inmundo en su ser como el victimario de la pequeña, negó la vinculación a proceso por corrupción de menores al indiciado, entre otras razones, porque la menor “no sintió placer”. Es decir, si a alguien la violan, asaltan, vejan, además de concentrarse en sobrevivir ¿debe estar pendiente de sentir placer para que un hombre considere que fue agredida? Razonamiento absurdo, ridículo y enfermo…¿o intento de justificación para responder al soborno recibido? eso da a pensar. Atinadamente la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP le ha congelado sus cuentas y se le ha suspendido en sus funciones pero eso no es suficiente. El castigo debe ser ejemplar porque la impunidad es cómplice y fomentadora del delito que la justicia debería sancionar.

Por esta pequeña, por todas las niñas que hoy están viviendo el horror de ser abusadas, por quienes hoy serán asesinadas y torturadas, quienes luchamos desde la sociedad civil seguiremos elevando la voz y exigiendo justicia para ver a criminales y jueces como éstos tras las rejas. Eso sí, eso sí que nos daría placer.

  • Ante este daño, bajo el principio de proporcionalidad, la justicia humana debería aplicar un castigo similar a los victimarios, pero la realidad nos dice que esto está lejos de suceder.