/ jueves 10 de diciembre de 2020

Espacio INE | La ruta de la paridad

  • Mirna Eugenia Garduño Ruiz*

El Instituto Federal Electoral (IFE) y ahora el Instituto Nacional Electoral (INE) ha sido testigos del camino que ha transitado el ejercicio de la paridad en nuestro país.

Antes de hablar de paridad en México, tuvimos que hablar de cuotas de género, esto implicaba la posibilidad de que las mujeres pudieran ser postuladas para competir por algún cargo de elección popular, y antes de hablar del derecho de las mujeres a presentarse como candidatas, tuvimos que hablar de su derecho a votar y eso en la mente de gran parte de la población mexicana lo ubica en el año de 1953.

Sin embargo, esa fecha es inexacta, considero que las personas que citan esta fecha recuerdan el año en que, en la legislación mexicana se reconoció el derecho de las mujeres a votar en las elecciones federales, pero en algunas entidades federativas, las mujeres ya habían votado y no solo eso, sino que ya habían sido electas para ocupar distintos cargos de elección popular.

Entidades como Chiapas, Yucatán y Tabasco, en la década de los veinte, surgieron figuras como Elvia Carrillo Puerto quien en 1923 resultó la primera mexicana electa como diputada por un Congreso Local; y Rosa Torres, quien había destacado por su participación en la Revolución, el mismo año, 1923, fue electa presidenta municipal de Mérida.

En 1947, en Aguascalientes, María del Carmen Martín del Campo, se convirtió en la primera presidenta municipal de la capital de aquella entidad.

Todo esto antes de la reforma de 1953, promovida bajo la presidencia de Adolfo Ruíz Cortines, donde finalmente se reconoció en México el derecho al voto de las mujeres, pero ese año no hubo elecciones federales, así que no pudieron hace efectivo ese derecho, fue hasta el año de 1955 que se celebraron elecciones federales en todo el país, entonces la sociedad mexicana estaba lista para designar por primera vez a una mujer.

Para estrenar esta reforma, en 1954 fue electa Aurora Jiménez de Palacios, como la primera diputada federal por el recién creado estado de Baja California. Solo una mujer, pero la ruta hacia la paridad había comenzado.

El derecho al voto para la mitad de la población nacional no trajo aparejado un incremento considerable en la representación política de las mujeres, ellas no estaban llegando a ocupar cargos importantes, dentro de la administración pública ni en las candidaturas.

40 años después de aquella reforma, en 1993, la participación de las mujeres en la cámara de diputados era prácticamente nula, se aprobó una reforma al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), que se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 23 de septiembre de 1993, se adicionó el párrafo tercero al artículo 175 que decía: “Los partidos políticos promoverán, en los términos que determinen sus documentos internos, una mayor participación de las mujeres en la vida política del país, A través de su postulación a cargos de elección popular.”

Con este agregado, se esperaba que todas las fuerzas políticas del país incrementaran la postulación de mujeres candidatas en todos los distritos del territorio nacional, pero no sucedió así, “no había mujeres que quisieran ser candidatas”, “Ya le buscamos y no encontramos a ninguna interesada.”, parecía que no había mujeres que quisieran ocupar los cargos públicos.

Los Partidos Políticos cumplían con la ley, pero como la ley sólo les exigía que promovieran, pues promovían y promovían la participación de las mujeres, pero por más que ellos las promovían, pues nada más no las podían convencer de aceptar una candidatura.

El primer intento de incrementar la participación política de las mujeres no funcionó, pero de ello iremos ahondando en colaboraciones posteriores y podremos observar los escollos que esta ruta ha tenido que salvar.

  • *Vocal de Organización Electoral / Junta Local Ejecutiva del INE en Tlaxcala
  • Mirna Eugenia Garduño Ruiz*

El Instituto Federal Electoral (IFE) y ahora el Instituto Nacional Electoral (INE) ha sido testigos del camino que ha transitado el ejercicio de la paridad en nuestro país.

Antes de hablar de paridad en México, tuvimos que hablar de cuotas de género, esto implicaba la posibilidad de que las mujeres pudieran ser postuladas para competir por algún cargo de elección popular, y antes de hablar del derecho de las mujeres a presentarse como candidatas, tuvimos que hablar de su derecho a votar y eso en la mente de gran parte de la población mexicana lo ubica en el año de 1953.

Sin embargo, esa fecha es inexacta, considero que las personas que citan esta fecha recuerdan el año en que, en la legislación mexicana se reconoció el derecho de las mujeres a votar en las elecciones federales, pero en algunas entidades federativas, las mujeres ya habían votado y no solo eso, sino que ya habían sido electas para ocupar distintos cargos de elección popular.

Entidades como Chiapas, Yucatán y Tabasco, en la década de los veinte, surgieron figuras como Elvia Carrillo Puerto quien en 1923 resultó la primera mexicana electa como diputada por un Congreso Local; y Rosa Torres, quien había destacado por su participación en la Revolución, el mismo año, 1923, fue electa presidenta municipal de Mérida.

En 1947, en Aguascalientes, María del Carmen Martín del Campo, se convirtió en la primera presidenta municipal de la capital de aquella entidad.

Todo esto antes de la reforma de 1953, promovida bajo la presidencia de Adolfo Ruíz Cortines, donde finalmente se reconoció en México el derecho al voto de las mujeres, pero ese año no hubo elecciones federales, así que no pudieron hace efectivo ese derecho, fue hasta el año de 1955 que se celebraron elecciones federales en todo el país, entonces la sociedad mexicana estaba lista para designar por primera vez a una mujer.

Para estrenar esta reforma, en 1954 fue electa Aurora Jiménez de Palacios, como la primera diputada federal por el recién creado estado de Baja California. Solo una mujer, pero la ruta hacia la paridad había comenzado.

El derecho al voto para la mitad de la población nacional no trajo aparejado un incremento considerable en la representación política de las mujeres, ellas no estaban llegando a ocupar cargos importantes, dentro de la administración pública ni en las candidaturas.

40 años después de aquella reforma, en 1993, la participación de las mujeres en la cámara de diputados era prácticamente nula, se aprobó una reforma al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), que se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 23 de septiembre de 1993, se adicionó el párrafo tercero al artículo 175 que decía: “Los partidos políticos promoverán, en los términos que determinen sus documentos internos, una mayor participación de las mujeres en la vida política del país, A través de su postulación a cargos de elección popular.”

Con este agregado, se esperaba que todas las fuerzas políticas del país incrementaran la postulación de mujeres candidatas en todos los distritos del territorio nacional, pero no sucedió así, “no había mujeres que quisieran ser candidatas”, “Ya le buscamos y no encontramos a ninguna interesada.”, parecía que no había mujeres que quisieran ocupar los cargos públicos.

Los Partidos Políticos cumplían con la ley, pero como la ley sólo les exigía que promovieran, pues promovían y promovían la participación de las mujeres, pero por más que ellos las promovían, pues nada más no las podían convencer de aceptar una candidatura.

El primer intento de incrementar la participación política de las mujeres no funcionó, pero de ello iremos ahondando en colaboraciones posteriores y podremos observar los escollos que esta ruta ha tenido que salvar.

  • *Vocal de Organización Electoral / Junta Local Ejecutiva del INE en Tlaxcala