/ jueves 2 de julio de 2020

Espacio INE | Los pilares de las elecciones

  • Andrés Corona Hernández

A dos meses de que inicie el proceso electoral intermedio de 2021, y ante las constantes descalificaciones de algunos de los poderes constituidos del Estado mexicano al órgano autónomo que tienen la función estatal de organizar las elecciones, valen la pena algunas reflexiones para que cada uno valore la utilidad del Instituto Nacional Electoral (INE).

Para quienes creen que las autoridades electorales pueden modificar el resultado de una elección en cualquier nivel, desde Presidencia de Comunidad hasta Presidencia de la República, es momento de que analicen bien el funcionamiento de las elecciones.

Tres son los pilares que considero han ganado un lugar en el concierto internacional de los sistemas electorales a nuestro país, a saber: El Instituto Nacional Electoral, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y los ciudadanos. Me explicó. El INE, desde que se reconoció su autonomía constitucional en 1996, logró que las elecciones fueran certeras, imparciales, legales, objetivas, donde lo único que no tiene certeza es quién resultará ganador o ganadora el día de la elección, esa etapa está superada.

Otras etapas que dejaron de ser motivo de discusión y conflicto son: la integración del Padrón y Lista Nominal, insumos básicos de toda la elección. Los partidos políticos, al participar en su vigilancia y auditoria, tienen pleno conocimiento de la certeza y legalidad con que se forma dicho padrón, por lo que, dejó de ser impugnable. Otro elemento en el ámbito administrativo es la integración de las mesas directivas de casilla, si bien hay ciudadanos que voluntariamente se ofrecen para ser funcionarios; el procedimiento no es nada sencillo, ya que, quienes forman parte de las mesas directivas, son objeto de una doble insaculación, con lo que desaparece toda sospecha de que se integren de manera discrecional o a voluntad de los Capacitadores Asistentes Electorales. Por último, el principio de máxima publicidad genera confianza entre los actores políticos y ciudadanía en general, porque toda la información que genera el Instituto es de carácter público, salvo casos que la ley considera reservada o confidencial.

Otro pilar esencial es la autoridad jurisdiccional, quien vigila que los actos del INE se apeguen siempre a la legalidad y constitucionalidad; caso contrario modifica, revoca o confirma la actuación de la autoridad administrativa y de los partidos políticos, sus resoluciones son definitivas e inatacables. Y en los procesos electorales que se elige presidente de la República, es quien califica la elección y declara presidente electo.

El pilar fundamental en los procesos electorales que se realizan en México sin duda alguna es la ciudadanía. Y en esta categoría se incluye no solamente funcionarios y funcionarias de mesas directivas de casilla, sino a capacitadores y supervisores electorales, presentantes de partidos políticos y candidatos independientes, observadores electorales, consejeras y consejeros de los consejos local y distritales, que son vigilantes de los procesos electorales. Por eso resulta paradójico, que todavía haya personas que creen que, se puede obtener en la mesa lo que no se obtuvo en la cancha. Guardando todas las proporciones, en un símil con un partido de futbol, el árbitro no puede cambiar el resultado en su cédula arbitral cuando el estadio lleno vio que un equipo ganó 3 goles a 2 y cuando se da a conocer el resultado final, el árbitro dice que es otro marcador distinto al que todos los aficionados vieron.

Es un comentario fácil y hasta mal intencionado decir que las autoridades del INE pueden cambiar los resultados de una elección, y más irresponsable decir que los ciudadanos acepten cambiar esos resultados; porque al final del día quienes realizan las actividades de la jornada electoral son miles de ciudadanas y ciudadanos que están desde las seis de la mañana hasta entrada la madrugada del otro día cuidando celosamente su paquete electoral del resultado que todos vieron que está registrado en las actas de escrutinio y además en poder de todos los contendientes, como para que al final el ciudadano se preste a cambiar el resultado.

Por eso alentar la desconfianza en las elecciones, no es debilitar al INE, sino a todo el sistema electoral, es desalentar la participación ciudadana que sí cree en la transparencia y legalidad de los procesos electorales en los que ha participado; tampoco se vale reconocer al árbitro sólo cuando se gana y descalificarlo cuando se pierde. México necesita hoy más que buenos ganadores, buenos perdedores, judicializar la política no habla de una buena calidad de la democracia.

  • Vocal Ejecutivo de la Junta Distrital 01 / Instituto Nacional Electoral en Tlaxcala
  • Andrés Corona Hernández

A dos meses de que inicie el proceso electoral intermedio de 2021, y ante las constantes descalificaciones de algunos de los poderes constituidos del Estado mexicano al órgano autónomo que tienen la función estatal de organizar las elecciones, valen la pena algunas reflexiones para que cada uno valore la utilidad del Instituto Nacional Electoral (INE).

Para quienes creen que las autoridades electorales pueden modificar el resultado de una elección en cualquier nivel, desde Presidencia de Comunidad hasta Presidencia de la República, es momento de que analicen bien el funcionamiento de las elecciones.

Tres son los pilares que considero han ganado un lugar en el concierto internacional de los sistemas electorales a nuestro país, a saber: El Instituto Nacional Electoral, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y los ciudadanos. Me explicó. El INE, desde que se reconoció su autonomía constitucional en 1996, logró que las elecciones fueran certeras, imparciales, legales, objetivas, donde lo único que no tiene certeza es quién resultará ganador o ganadora el día de la elección, esa etapa está superada.

Otras etapas que dejaron de ser motivo de discusión y conflicto son: la integración del Padrón y Lista Nominal, insumos básicos de toda la elección. Los partidos políticos, al participar en su vigilancia y auditoria, tienen pleno conocimiento de la certeza y legalidad con que se forma dicho padrón, por lo que, dejó de ser impugnable. Otro elemento en el ámbito administrativo es la integración de las mesas directivas de casilla, si bien hay ciudadanos que voluntariamente se ofrecen para ser funcionarios; el procedimiento no es nada sencillo, ya que, quienes forman parte de las mesas directivas, son objeto de una doble insaculación, con lo que desaparece toda sospecha de que se integren de manera discrecional o a voluntad de los Capacitadores Asistentes Electorales. Por último, el principio de máxima publicidad genera confianza entre los actores políticos y ciudadanía en general, porque toda la información que genera el Instituto es de carácter público, salvo casos que la ley considera reservada o confidencial.

Otro pilar esencial es la autoridad jurisdiccional, quien vigila que los actos del INE se apeguen siempre a la legalidad y constitucionalidad; caso contrario modifica, revoca o confirma la actuación de la autoridad administrativa y de los partidos políticos, sus resoluciones son definitivas e inatacables. Y en los procesos electorales que se elige presidente de la República, es quien califica la elección y declara presidente electo.

El pilar fundamental en los procesos electorales que se realizan en México sin duda alguna es la ciudadanía. Y en esta categoría se incluye no solamente funcionarios y funcionarias de mesas directivas de casilla, sino a capacitadores y supervisores electorales, presentantes de partidos políticos y candidatos independientes, observadores electorales, consejeras y consejeros de los consejos local y distritales, que son vigilantes de los procesos electorales. Por eso resulta paradójico, que todavía haya personas que creen que, se puede obtener en la mesa lo que no se obtuvo en la cancha. Guardando todas las proporciones, en un símil con un partido de futbol, el árbitro no puede cambiar el resultado en su cédula arbitral cuando el estadio lleno vio que un equipo ganó 3 goles a 2 y cuando se da a conocer el resultado final, el árbitro dice que es otro marcador distinto al que todos los aficionados vieron.

Es un comentario fácil y hasta mal intencionado decir que las autoridades del INE pueden cambiar los resultados de una elección, y más irresponsable decir que los ciudadanos acepten cambiar esos resultados; porque al final del día quienes realizan las actividades de la jornada electoral son miles de ciudadanas y ciudadanos que están desde las seis de la mañana hasta entrada la madrugada del otro día cuidando celosamente su paquete electoral del resultado que todos vieron que está registrado en las actas de escrutinio y además en poder de todos los contendientes, como para que al final el ciudadano se preste a cambiar el resultado.

Por eso alentar la desconfianza en las elecciones, no es debilitar al INE, sino a todo el sistema electoral, es desalentar la participación ciudadana que sí cree en la transparencia y legalidad de los procesos electorales en los que ha participado; tampoco se vale reconocer al árbitro sólo cuando se gana y descalificarlo cuando se pierde. México necesita hoy más que buenos ganadores, buenos perdedores, judicializar la política no habla de una buena calidad de la democracia.

  • Vocal Ejecutivo de la Junta Distrital 01 / Instituto Nacional Electoral en Tlaxcala