/ jueves 6 de febrero de 2020

Espacio INE | ¿Qué hacer con el INE?

ALBERTO JAUME TORRES*

  • Hay muy pocas cosas en México que funcionan bien. Al anotar que funcionan bien, de ningún modo estoy afirmando que sean perfectas o que no haya nada qué ajustar, corregir o mejorar, simplemente digo que la valoración “bien” está en función de que cumplen con los objetivos y proyecciones con las que se pensaron.

Cuando hablamos de la educación pública, podemos decir que ha tenido logros y avances, pero si la comparamos con otros países, podemos calificarla de regular a mala.

Cuando hablamos de economía, podemos decir que la nuestra no es pequeña ni mucho menos, de hecho, es la décimo cuarta o décimo quinta más grande del planeta, pero si vemos los niveles de pobreza y desigualdad, podríamos decir que nuestra economía es de regular, a mala o muy mala (según el prisma).

Cuando hablamos de temas de salud, si bien nuestro sistema cubre a muchas personas, aún hay enormes fallas y deficiencias en éste, por lo que podríamos decir que está entre regular y mal.

Todo nuestro sistema de procuración, impartición y administración de la justicia, es decir a Ministerios Públicos, policías, jueces y sistemas penitenciarios los podemos calificar de desastrosos, uno de los pendientes y rezagos más importantes que tenemos como sociedad.

Las Comisiones de Derechos Humanos han servido de poco o nada, no ha habido una reducción o mejora en ese tema o podemos decir que, incluso, se ha agravado.

Si uno mira a Petróleos Mexicanos (PEMEX) o a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) puede darse cuenta que las empresas tienen problemas financieros, que su eficiencia es de mediocre a mala, que su producción decrece y que a su deuda la califican como de riesgo.

Si uno analiza la infraestructura del país, con sus ferrocarriles, carreteras, puentes, presas etc., podemos decir que, aunque ciertamente se ha avanzado en algunos temas y en otros, estancado, nuestra infraestructura es de regular a mala si la comparamos con algunos otros países desarrollados.

Respecto de nuestra conciencia como país en el cuidado y conservación de nuestros, ríos, selvas, mares, montañas y fauna, estamos de regular a mal o francamente en algunos temas funestos. Estamos acabando con nuestros ríos, fauna y toda la biodiversidad que existe en nuestro querido país y que, por su deficiente manejo, podemos perder.

Y así nos podemos seguir con la falta de transparencia o en otros de inmensa corrupción y falta de controles en administraciones federales, estatales y municipales, en donde enormes cantidades de recursos se distribuyen y falta un andamiaje institucional que dé certeza de que esos recursos están siendo utilizados de la mejor manera, por lo que podemos decir que, en ese tema, como país estamos de regular a mal.

Pues usted pensará que con tantos y tantos temas en donde falta mucho por corregir o avanzar, nuevamente la noria electoral (como dice el maestro Woldenberg) vuelve a ser un tema recurrente a modificar y cambiar, y cual noria, no se deja de dar vueltas y vueltas sobre el mismo eje.

El INE es de las pocas cosas que me parece que funcionan bien. Cuando el INE se creó, en 1990, jamás había ganado ningún otro partido que no fuera el entonces todo poderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI). Esta institución se encargó de equilibrar la competencia y de dar certeza de los resultados electorales, surgió como un organismo para dirimir pacíficamente la competencia electoral y la transmisión ordenada del poder.

En retrospectiva y mirando hacia adelante, es lo que ha hecho: dar certeza al mundo de que México cuenta con un sistema sólido y eficiente, reconocido por toda la comunidad internacional. Y en los hechos la alternancia política se ha dado de manera pacífica, no ausente de ciertas fricciones, pero definitivamente en paz y, además, con las principales fuerzas políticas del país, en los hechos gobernando.

El INE ha sido y será un instrumento indispensable para entender el México de hoy.

Habiendo tanto qué componer, por qué no empezamos por ahí y dejamos de dar vueltas a la eterna noria electoral que nada resuelve de los verdaderos y grandes retos que el país sí tiene.

  • *Vocal Ejecutiva de la Junta Distrital 03 Instituto Nacional Electoral en Tlaxcala

ALBERTO JAUME TORRES*

  • Hay muy pocas cosas en México que funcionan bien. Al anotar que funcionan bien, de ningún modo estoy afirmando que sean perfectas o que no haya nada qué ajustar, corregir o mejorar, simplemente digo que la valoración “bien” está en función de que cumplen con los objetivos y proyecciones con las que se pensaron.

Cuando hablamos de la educación pública, podemos decir que ha tenido logros y avances, pero si la comparamos con otros países, podemos calificarla de regular a mala.

Cuando hablamos de economía, podemos decir que la nuestra no es pequeña ni mucho menos, de hecho, es la décimo cuarta o décimo quinta más grande del planeta, pero si vemos los niveles de pobreza y desigualdad, podríamos decir que nuestra economía es de regular, a mala o muy mala (según el prisma).

Cuando hablamos de temas de salud, si bien nuestro sistema cubre a muchas personas, aún hay enormes fallas y deficiencias en éste, por lo que podríamos decir que está entre regular y mal.

Todo nuestro sistema de procuración, impartición y administración de la justicia, es decir a Ministerios Públicos, policías, jueces y sistemas penitenciarios los podemos calificar de desastrosos, uno de los pendientes y rezagos más importantes que tenemos como sociedad.

Las Comisiones de Derechos Humanos han servido de poco o nada, no ha habido una reducción o mejora en ese tema o podemos decir que, incluso, se ha agravado.

Si uno mira a Petróleos Mexicanos (PEMEX) o a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) puede darse cuenta que las empresas tienen problemas financieros, que su eficiencia es de mediocre a mala, que su producción decrece y que a su deuda la califican como de riesgo.

Si uno analiza la infraestructura del país, con sus ferrocarriles, carreteras, puentes, presas etc., podemos decir que, aunque ciertamente se ha avanzado en algunos temas y en otros, estancado, nuestra infraestructura es de regular a mala si la comparamos con algunos otros países desarrollados.

Respecto de nuestra conciencia como país en el cuidado y conservación de nuestros, ríos, selvas, mares, montañas y fauna, estamos de regular a mal o francamente en algunos temas funestos. Estamos acabando con nuestros ríos, fauna y toda la biodiversidad que existe en nuestro querido país y que, por su deficiente manejo, podemos perder.

Y así nos podemos seguir con la falta de transparencia o en otros de inmensa corrupción y falta de controles en administraciones federales, estatales y municipales, en donde enormes cantidades de recursos se distribuyen y falta un andamiaje institucional que dé certeza de que esos recursos están siendo utilizados de la mejor manera, por lo que podemos decir que, en ese tema, como país estamos de regular a mal.

Pues usted pensará que con tantos y tantos temas en donde falta mucho por corregir o avanzar, nuevamente la noria electoral (como dice el maestro Woldenberg) vuelve a ser un tema recurrente a modificar y cambiar, y cual noria, no se deja de dar vueltas y vueltas sobre el mismo eje.

El INE es de las pocas cosas que me parece que funcionan bien. Cuando el INE se creó, en 1990, jamás había ganado ningún otro partido que no fuera el entonces todo poderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI). Esta institución se encargó de equilibrar la competencia y de dar certeza de los resultados electorales, surgió como un organismo para dirimir pacíficamente la competencia electoral y la transmisión ordenada del poder.

En retrospectiva y mirando hacia adelante, es lo que ha hecho: dar certeza al mundo de que México cuenta con un sistema sólido y eficiente, reconocido por toda la comunidad internacional. Y en los hechos la alternancia política se ha dado de manera pacífica, no ausente de ciertas fricciones, pero definitivamente en paz y, además, con las principales fuerzas políticas del país, en los hechos gobernando.

El INE ha sido y será un instrumento indispensable para entender el México de hoy.

Habiendo tanto qué componer, por qué no empezamos por ahí y dejamos de dar vueltas a la eterna noria electoral que nada resuelve de los verdaderos y grandes retos que el país sí tiene.

  • *Vocal Ejecutiva de la Junta Distrital 03 Instituto Nacional Electoral en Tlaxcala