/ jueves 10 de septiembre de 2020

Espacio INE | Vida y muerte de la democracia

  • Andrés Corona Hernández

En época de pandemia tenemos más tiempo para leer los libros que se habían quedado en el estante, que por las prisas de la sociedad actual tan acelerada y dinámica o por las actividades laborales o familiares, no se habían leído. Para los tiempos actuales, de inicio del proceso electoral más grande de la historia que el Instituto Nacional Electoral (INE) le ha tocado organizar, este texto resulta no sólo propicio sino hasta conveniente para quienes son amantes de los temas electorales, me refiero a la obra de John Keane, reconocido a nivel mundial por su pensamiento creativo sobre la democracia; es profesor de política en la Universidad de Sidney Australia.

Permítanme lectoras, lectores hacer una breve reseña de este apasionante libro solo con el propósito de despertar la curiosidad intelectual para quienes tengan la posibilidad de leer la obra completa conozcan el tratamiento que le da el autor al tema de la democracia.

El libro “Vida y Muerte de la Democracia”, John Keane lo divide en tres partes, que son las etapas por las que ha transitado la democracia, a saber: Democracia o gobierno asambleario, señala el autor que, la primera fase histórica corresponde a la creación y difusión de las asambleas públicas, iniciada alrededor del año 2500 antes de Cristo, en lo que hoy se conoce como el Medio Oriente. Se extendió a través de las culturas clásicas de Grecia y Roma. Durante la primera fase de la democracia las semillas de sus instituciones esenciales el autogobierno de una asamblea igualitaria y algunas otras libertades se diseminaron por varios suelos. El punto culminante y más conocido es la ciudad de Atenas, donde en el curso del siglo V a.C. la democracia acabó por significar el gobierno legítimo de una asamblea de ciudadanos varones adultos. Las mujeres, los esclavos y los extranjeros estaban excluidos; además funcionaba para lugares poco habitados y reducidos territorialmente; ya que los asuntos de las asambleas se determinaban por mayoría de votos generalmente a mano alzada.

La segunda etapa es la democracia representativa. Alrededor del siglo X de la era cristiana la democracia entró en una segunda etapa histórica cuyo centro de gravedad fue la región del Atlántico, aquel triangulo geográfico marítimo que se extiende desde las costas europeas hasta Baltimore y Nueva York, y de ahí al sur hasta Caracas, Montevideo y Buenos Aires.

Producto de diversos hechos históricos, pero principalmente en América la independencia de los Estados Unidos en 1776, la democracia adoptó el significado de democracia representativa, por lo menos en Francia, Inglaterra y los mismos Estados Unidos en el siglo XVIII, un gobierno basado en el consenso público. La democracia representativa llegó adoptarse en Estados territorialmente protegidos por ejércitos formales y equipados con poderes para hacer e implementar leyes y recaudar impuestos de las poblaciones bajo su dominio. Esos Estados eran característicamente mucho más grandes y poblados que las unidades políticas de la democracia antigua. Por lo tanto, era prácticamente imposible tomar las determinaciones en un solo lugar y de manera directa, es así como nace la representación, no sin antes enfrentar una férrea oposición política. La representación del “pueblo” generó muchas confusiones, porque no se podía definir de manera precisa quién era el “pueblo”, sin embargo, la representación llegó para quedarse, aunque en sus inicios no todos los sectores estaban representados, el caso de las mujeres es un caso emblemático, ya que, en algunos países se concedió el voto femenino hasta ya muy entrado el siglo XX, hoy en día se cuestiona si la democracia representativa en verdad representa la dinámica de las sociedades actuales.

La tercera y última etapa, el autor la denomina democracia monitorizada. Se cuestiona si la democracia tal como hoy la conocemos es una forma de vida viable y deseable o está destinada a extinguirse. La forma histórica emergente de “democracia monitorizada” es una forma de democracia en la que los aparatos de monitoreo del poder y del control del poder se han comenzado a extender a los costados y hacia abajo a través de todo el orden político.

Recomiendo ampliamente el texto completo que publicó el Fondo de Cultura Económica y el INE, es una lectura obligada para quien aspira a un cargo de elección popular y quien tenga el deseo de conocer el fenómeno del poder a lo largo de la historia y de manera prospectiva.

*Vocal Ejecutivo de la Junta Distrital 01 / Instituto Nacional Electoral en Tlaxcala


  • Andrés Corona Hernández

En época de pandemia tenemos más tiempo para leer los libros que se habían quedado en el estante, que por las prisas de la sociedad actual tan acelerada y dinámica o por las actividades laborales o familiares, no se habían leído. Para los tiempos actuales, de inicio del proceso electoral más grande de la historia que el Instituto Nacional Electoral (INE) le ha tocado organizar, este texto resulta no sólo propicio sino hasta conveniente para quienes son amantes de los temas electorales, me refiero a la obra de John Keane, reconocido a nivel mundial por su pensamiento creativo sobre la democracia; es profesor de política en la Universidad de Sidney Australia.

Permítanme lectoras, lectores hacer una breve reseña de este apasionante libro solo con el propósito de despertar la curiosidad intelectual para quienes tengan la posibilidad de leer la obra completa conozcan el tratamiento que le da el autor al tema de la democracia.

El libro “Vida y Muerte de la Democracia”, John Keane lo divide en tres partes, que son las etapas por las que ha transitado la democracia, a saber: Democracia o gobierno asambleario, señala el autor que, la primera fase histórica corresponde a la creación y difusión de las asambleas públicas, iniciada alrededor del año 2500 antes de Cristo, en lo que hoy se conoce como el Medio Oriente. Se extendió a través de las culturas clásicas de Grecia y Roma. Durante la primera fase de la democracia las semillas de sus instituciones esenciales el autogobierno de una asamblea igualitaria y algunas otras libertades se diseminaron por varios suelos. El punto culminante y más conocido es la ciudad de Atenas, donde en el curso del siglo V a.C. la democracia acabó por significar el gobierno legítimo de una asamblea de ciudadanos varones adultos. Las mujeres, los esclavos y los extranjeros estaban excluidos; además funcionaba para lugares poco habitados y reducidos territorialmente; ya que los asuntos de las asambleas se determinaban por mayoría de votos generalmente a mano alzada.

La segunda etapa es la democracia representativa. Alrededor del siglo X de la era cristiana la democracia entró en una segunda etapa histórica cuyo centro de gravedad fue la región del Atlántico, aquel triangulo geográfico marítimo que se extiende desde las costas europeas hasta Baltimore y Nueva York, y de ahí al sur hasta Caracas, Montevideo y Buenos Aires.

Producto de diversos hechos históricos, pero principalmente en América la independencia de los Estados Unidos en 1776, la democracia adoptó el significado de democracia representativa, por lo menos en Francia, Inglaterra y los mismos Estados Unidos en el siglo XVIII, un gobierno basado en el consenso público. La democracia representativa llegó adoptarse en Estados territorialmente protegidos por ejércitos formales y equipados con poderes para hacer e implementar leyes y recaudar impuestos de las poblaciones bajo su dominio. Esos Estados eran característicamente mucho más grandes y poblados que las unidades políticas de la democracia antigua. Por lo tanto, era prácticamente imposible tomar las determinaciones en un solo lugar y de manera directa, es así como nace la representación, no sin antes enfrentar una férrea oposición política. La representación del “pueblo” generó muchas confusiones, porque no se podía definir de manera precisa quién era el “pueblo”, sin embargo, la representación llegó para quedarse, aunque en sus inicios no todos los sectores estaban representados, el caso de las mujeres es un caso emblemático, ya que, en algunos países se concedió el voto femenino hasta ya muy entrado el siglo XX, hoy en día se cuestiona si la democracia representativa en verdad representa la dinámica de las sociedades actuales.

La tercera y última etapa, el autor la denomina democracia monitorizada. Se cuestiona si la democracia tal como hoy la conocemos es una forma de vida viable y deseable o está destinada a extinguirse. La forma histórica emergente de “democracia monitorizada” es una forma de democracia en la que los aparatos de monitoreo del poder y del control del poder se han comenzado a extender a los costados y hacia abajo a través de todo el orden político.

Recomiendo ampliamente el texto completo que publicó el Fondo de Cultura Económica y el INE, es una lectura obligada para quien aspira a un cargo de elección popular y quien tenga el deseo de conocer el fenómeno del poder a lo largo de la historia y de manera prospectiva.

*Vocal Ejecutivo de la Junta Distrital 01 / Instituto Nacional Electoral en Tlaxcala