/ jueves 6 de febrero de 2020

Espacio ITE | Democracia incluyente

DENISSE HERNÁNDEZ BLAS*

  • En cada proceso electoral escuchamos la expresión “representante popular” para referirnos a una persona que ostenta un cargo público y que fue elegido por la mayoría de la ciudadanía a través de su voto.

Un poco más reciente hemos escuchado la expresión “incluyente” tanto para el lenguaje como para las acciones que las instituciones del estado deben realizar para abarcar a diversos grupos que históricamente han sido vulnerados en sus derechos. El “lenguaje incluyente”, es definido por la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM) como el establecimiento de nuevas reglas que se adaptan a una sociedad igualitaria y que fomentan una cultura de respeto y la no violencia hacia las mujeres.

No entraré al debate de si el uso del lenguaje incluyente visibiliza o no a las mujeres y ayuda o no a la erradicación de la violencia simbólica, sino más bien me detendré a reflexionar sobre lo que se debe hacer para tener una verdadera inclusión de los grupos minoritarios y de los que casi nunca se habla y no por que no se quiera, sino porque no sabemos cómo, me refiero a las personas con discapacidad, específicamente visual y auditiva.

Imagínese que un día despierta sin poder ver o escuchar o ambas. Si no puede escuchar, tendrá que comunicarse a través de la lengua de señas mexicana, que es aquel mediante el cual se comunican las personas con discapacidad auditiva. Si no puede ver, su forma de comunicación será el sistema Braille, que es el lenguaje escrito que utilizan las personas con discapacidad visual.

Durante los últimos dos ejercicios del Parlamento Juvenil que el Congreso del Estado ha organizado en conjunto con el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones (ITE), entre otras instituciones, vimos la participación de jóvenes con discapacidad auditiva, el no poder comunicarnos con ellos fue un golpe de conciencia y dio motivo para que en el ITE se sensibilizara a todo el personal con el apoyo del Instituto Tlaxcalteca para Personas con Discapacidad.

Este ejercicio nos permitió darnos cuenta de que las personas con discapacidad viven una realidad totalmente distinta a la de nosotros y nuestro mundo no está pensado para que estas personas puedan ejercer sus derechos como el resto de la población que no tiene alguna discapacidad. Es aquí donde la representación popular tiene su mayor reto.

  • Las autoridades que nos representan deben ser sensibles ante las necesidades del sector de la población que quiere ejercer sus derechos no solo político-electorales, sino de salud, de educación y de esparcimiento, entre otros y se enfrentan con problemas de comunicación y acceso a información.

Si utilizar lenguaje incluyente va a visibilizar a las mujeres, aprender lengua de señas mexicana y/o sistema Braille visibilizará a las personas con discapacidad. Me parece que debemos sensibilizarnos respecto a qué estamos haciendo como sociedad para incluir a personas que viven de una manera distinta por tener alguna discapacidad y que son ciudadanos y ciudadanas con los mismos derechos que el resto para decidir libre e informadamente sobre el destino de su estado y país. Los invito a reflexionar respondiendo la siguiente pregunta: ¿Se ha estacionado en un lugar destinado para personas con discapacidad? Si la respuesta es no, que gusto saberlo. Si la respuesta es sí, ¿De verdad quisiera ocupar su lugar?

  • *Consejera Electoral del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones.

DENISSE HERNÁNDEZ BLAS*

  • En cada proceso electoral escuchamos la expresión “representante popular” para referirnos a una persona que ostenta un cargo público y que fue elegido por la mayoría de la ciudadanía a través de su voto.

Un poco más reciente hemos escuchado la expresión “incluyente” tanto para el lenguaje como para las acciones que las instituciones del estado deben realizar para abarcar a diversos grupos que históricamente han sido vulnerados en sus derechos. El “lenguaje incluyente”, es definido por la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM) como el establecimiento de nuevas reglas que se adaptan a una sociedad igualitaria y que fomentan una cultura de respeto y la no violencia hacia las mujeres.

No entraré al debate de si el uso del lenguaje incluyente visibiliza o no a las mujeres y ayuda o no a la erradicación de la violencia simbólica, sino más bien me detendré a reflexionar sobre lo que se debe hacer para tener una verdadera inclusión de los grupos minoritarios y de los que casi nunca se habla y no por que no se quiera, sino porque no sabemos cómo, me refiero a las personas con discapacidad, específicamente visual y auditiva.

Imagínese que un día despierta sin poder ver o escuchar o ambas. Si no puede escuchar, tendrá que comunicarse a través de la lengua de señas mexicana, que es aquel mediante el cual se comunican las personas con discapacidad auditiva. Si no puede ver, su forma de comunicación será el sistema Braille, que es el lenguaje escrito que utilizan las personas con discapacidad visual.

Durante los últimos dos ejercicios del Parlamento Juvenil que el Congreso del Estado ha organizado en conjunto con el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones (ITE), entre otras instituciones, vimos la participación de jóvenes con discapacidad auditiva, el no poder comunicarnos con ellos fue un golpe de conciencia y dio motivo para que en el ITE se sensibilizara a todo el personal con el apoyo del Instituto Tlaxcalteca para Personas con Discapacidad.

Este ejercicio nos permitió darnos cuenta de que las personas con discapacidad viven una realidad totalmente distinta a la de nosotros y nuestro mundo no está pensado para que estas personas puedan ejercer sus derechos como el resto de la población que no tiene alguna discapacidad. Es aquí donde la representación popular tiene su mayor reto.

  • Las autoridades que nos representan deben ser sensibles ante las necesidades del sector de la población que quiere ejercer sus derechos no solo político-electorales, sino de salud, de educación y de esparcimiento, entre otros y se enfrentan con problemas de comunicación y acceso a información.

Si utilizar lenguaje incluyente va a visibilizar a las mujeres, aprender lengua de señas mexicana y/o sistema Braille visibilizará a las personas con discapacidad. Me parece que debemos sensibilizarnos respecto a qué estamos haciendo como sociedad para incluir a personas que viven de una manera distinta por tener alguna discapacidad y que son ciudadanos y ciudadanas con los mismos derechos que el resto para decidir libre e informadamente sobre el destino de su estado y país. Los invito a reflexionar respondiendo la siguiente pregunta: ¿Se ha estacionado en un lugar destinado para personas con discapacidad? Si la respuesta es no, que gusto saberlo. Si la respuesta es sí, ¿De verdad quisiera ocupar su lugar?

  • *Consejera Electoral del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones.