/ jueves 12 de marzo de 2020

Espacio ITE | #UnDíaSinNosotras

Denisse Hernández Blas*

  • Durante estos días hemos visto y escuchado cómo las mujeres se volcaron a las calles en un hecho sin precedentes, con el objetivo común de protestar contra la violencia. Al día siguiente muchas de ellas se unieron a la iniciativa un día sin mujeres, que consistió en desaparecer simbólicamente para, por un lado, visibilizar lo históricamente invisibilizado, todo el trabajo que las mujeres realizamos y, por otro, sensibilizar a la población de las desapariciones reales y sin regreso de muchas de ellas.

Fueron intensos días de movimientos femeninos, que en otros tiempos no se hubiesen imaginado posibles; es verdad, y mucho se ha dicho, que el género femenino ha sido relegado a la vida privada y ahí en la intimidad del hogar no se ha escapado de la violencia.

No podemos negar que estos movimientos también han sido criticados por la forma en que las mujeres se han manifestado y como algunas instituciones del Estado manejaron esta situación; sin embargo, es oportuno hacer un alto y reflexionar sobre los avances en el reconocimiento y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres y el feminismo que se está formando.

El reconocimiento de que la mujer y el hombre son iguales ante la ley, que se estableció en la Constitución Federal en el año de 1974, permitió que las leyes secundarias, tanto federales como locales, dejaran de ser un obstáculo para las mujeres. El entonces Presidente de la República Luis Echeverría Álvarez manifestó que esas normas eran “…modos sutiles de discriminación, congruentes con las condiciones de desigualdad que éstas [las mujeres] sufren en la vida familiar colectiva.”

Elevar a rango constitucional la igualdad entre mujeres y hombres permitió ir adecuando las leyes a la realidad y exigencia social de cada época y vino a arraigarse entre los principios más trascendentes y dio paso a importantes reformas en derechos laborales, familiares, civiles, agrarios, mercantiles, entre otros; pero sobre todo ha permitido que paulatinamente se vaya abatiendo la desigualdad y discriminación en diversas disposiciones y procedimientos legales, así como una mayor participación de la mujer en el proceso de desarrollo del país.

  • ...No podemos negar que actualmente las mujeres tenemos la posibilidad de realizar acciones con las leyes en la mano, existen instituciones, así como normas y procedimientos específicos para atender a las mujeres, que muchas desconocemos.

Como ejemplo de esto, cabe mencionar las declaraciones del Presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (CONCANACO), al referirse a las afectaciones económicas por la ausencia de las mujeres el día 9 de marzo, que fue de 30 mil millones de pesos, en los sectores de comercio, servicios y turismo.

Se podrá decir que no es suficiente, que sigue existiendo desigualdad laboral y económica, violencia de todo tipo, pero no podemos negar que actualmente las mujeres tenemos la posibilidad de realizar acciones con las leyes en la mano, existen instituciones, así como normas y procedimientos específicos para atender a las mujeres, que muchas desconocemos.

Tampoco podemos negar el avance en materia de reconocimiento de igualdad de derechos; tal vez haga falta difundir con mayor claridad y precisión cuales son los mecanismos y herramientas legales con los que las mujeres contamos para hacer valer nuestros derechos.

Es inevitable estar inconforme ante la injusticia, desigualdad y violencia que permea en nuestra sociedad; sin embargo, es momento de valorar e, insisto, reflexionar sobre lo que somos como sociedad y respecto del papel de las mujeres en la misma. Las manifestaciones del 8 y 9 de marzo me recuerdan una frase de la escritora francesa Françoise Sagan quien dijo: “La libertad de pensar, y de mal pensar y de pensar poco, la libertad de elegir yo misma mi vida, de elegirme a mí misma”. Como mujer no podría valorar más que la libertad.

*Consejera Electoral del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones

Denisse Hernández Blas*

  • Durante estos días hemos visto y escuchado cómo las mujeres se volcaron a las calles en un hecho sin precedentes, con el objetivo común de protestar contra la violencia. Al día siguiente muchas de ellas se unieron a la iniciativa un día sin mujeres, que consistió en desaparecer simbólicamente para, por un lado, visibilizar lo históricamente invisibilizado, todo el trabajo que las mujeres realizamos y, por otro, sensibilizar a la población de las desapariciones reales y sin regreso de muchas de ellas.

Fueron intensos días de movimientos femeninos, que en otros tiempos no se hubiesen imaginado posibles; es verdad, y mucho se ha dicho, que el género femenino ha sido relegado a la vida privada y ahí en la intimidad del hogar no se ha escapado de la violencia.

No podemos negar que estos movimientos también han sido criticados por la forma en que las mujeres se han manifestado y como algunas instituciones del Estado manejaron esta situación; sin embargo, es oportuno hacer un alto y reflexionar sobre los avances en el reconocimiento y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres y el feminismo que se está formando.

El reconocimiento de que la mujer y el hombre son iguales ante la ley, que se estableció en la Constitución Federal en el año de 1974, permitió que las leyes secundarias, tanto federales como locales, dejaran de ser un obstáculo para las mujeres. El entonces Presidente de la República Luis Echeverría Álvarez manifestó que esas normas eran “…modos sutiles de discriminación, congruentes con las condiciones de desigualdad que éstas [las mujeres] sufren en la vida familiar colectiva.”

Elevar a rango constitucional la igualdad entre mujeres y hombres permitió ir adecuando las leyes a la realidad y exigencia social de cada época y vino a arraigarse entre los principios más trascendentes y dio paso a importantes reformas en derechos laborales, familiares, civiles, agrarios, mercantiles, entre otros; pero sobre todo ha permitido que paulatinamente se vaya abatiendo la desigualdad y discriminación en diversas disposiciones y procedimientos legales, así como una mayor participación de la mujer en el proceso de desarrollo del país.

  • ...No podemos negar que actualmente las mujeres tenemos la posibilidad de realizar acciones con las leyes en la mano, existen instituciones, así como normas y procedimientos específicos para atender a las mujeres, que muchas desconocemos.

Como ejemplo de esto, cabe mencionar las declaraciones del Presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (CONCANACO), al referirse a las afectaciones económicas por la ausencia de las mujeres el día 9 de marzo, que fue de 30 mil millones de pesos, en los sectores de comercio, servicios y turismo.

Se podrá decir que no es suficiente, que sigue existiendo desigualdad laboral y económica, violencia de todo tipo, pero no podemos negar que actualmente las mujeres tenemos la posibilidad de realizar acciones con las leyes en la mano, existen instituciones, así como normas y procedimientos específicos para atender a las mujeres, que muchas desconocemos.

Tampoco podemos negar el avance en materia de reconocimiento de igualdad de derechos; tal vez haga falta difundir con mayor claridad y precisión cuales son los mecanismos y herramientas legales con los que las mujeres contamos para hacer valer nuestros derechos.

Es inevitable estar inconforme ante la injusticia, desigualdad y violencia que permea en nuestra sociedad; sin embargo, es momento de valorar e, insisto, reflexionar sobre lo que somos como sociedad y respecto del papel de las mujeres en la misma. Las manifestaciones del 8 y 9 de marzo me recuerdan una frase de la escritora francesa Françoise Sagan quien dijo: “La libertad de pensar, y de mal pensar y de pensar poco, la libertad de elegir yo misma mi vida, de elegirme a mí misma”. Como mujer no podría valorar más que la libertad.

*Consejera Electoral del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones