/ viernes 23 de agosto de 2019

Exigen escuelas útiles escolares caros

  • En el pasado, todavía en la década de los 40 del siglo pasado, el Estado proporcionaba cuadernos, lápices, gomas borrador, tinta...

Hay aspectos equivocados en la educación pública y particular, está autorizada por la oficialidad, que empleando el vocablo “de calidad”, tecnócratas insertados indebidamente en el ámbito educativo han generado situaciones lesivas para la economía de padres de familia que se dan a inicio de cada año escolar, como es la compra de útiles escolares que solicita la escuela a petición de maestros.

A pesar de lo que indica la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su Artículo 3ro, que establece: “Todo individuo tiene derecho a recibir educación”, y en su Fracción IV señala que: “Toda educación que imparta el Estado imparta será gratuita”. En el caso del derecho de recibir educación, debe aclararse que esa aspiración social, en ciertos períodos, no se ha podido cumplir debido a la ausencia de recursos financieros que ha padecido el tesoro nacional; en el caso de la educación “gratuita”, a la fecha no se ha cumplido, porque si en algún momento el Estado trató de cumplir ese mandato, hoy la educación no puede cumplir. ¿Por qué se niega? Una explicación es la falta de recursos financieros y otra porque el propio sistema educativo popular obliga a padres de familia a sufragar gastos en vestuario y útiles escolares. En el pasado, todavía en la década de los 40 del siglo pasado, el Estado proporcionaba cuadernos, lápices, gomas borrador, tinta y manguillos con su “pluma” de metal, gises, pizarrón, borrador, juego geométrico y cartilla de alfabetización. En ese entonces era el Estado, al través de la Secretaría de Educación Pública (SEP), quien proporcionaba útiles para los alumnos de educación primaria. También ayudaban en esta tarea de contribución los estados. En ese período se percibió el esfuerzo económico del Estado hacia el pueblo necesitado de educación, cuya mayoría, como a la fecha, era sumamente pobre.

Hoy, la compra de útiles escolares está a cargo de la economía de padres de familia, los que sufren ahora la injusticia económica por parte de maestros y pseudo maestros, esencialmente de los ¿dirigentes? de la educación pública. Ellos son los culpables de lastimar los sueldos precarios que perciben los padres de familia, ¿por qué?, porque desde algunos años maestros de la educación popular exigen a los alumnos de preescolar, primaria y secundaria adquirir cuadernos, lápices, pinturas y libros muy caros (de lujo), que implica gasto oneroso que no todo paterfamilia puede sufragar. Olvidan los encargados de la educación pública (secretario de Educación, jefes de sector, supervisores, directores de escuela y maestros) considerar las condiciones económicas de la mayoría del pueblo, olvidan que los ejercicios o apuntes pueden anotarse en cuadernos económicos, sin pasta gruesa.

Desgraciadamente, el sistema político (que ya ha cambiado o debería cambiar) ha hecho caso omiso respecto al servicio de funcionarios, los que deben atender intereses del pueblo y de ninguna forma a intereses políticos o económicos, esas designaciones de autoridades debieran estar enfocadas al servicio del pueblo, ser funcionarios públicos que conozcan el ramo que van a atender, y que su trabajo específico no debe estar ligado a su título o títulos de estudio, sino a la capacidad como profesionales para el desempeño al que se les va asignar. ¿De qué serviría un ingeniero constructor como director de un hospital? ¿O un profesor sabio que no sabe enseñar? Nombramientos directivos de alguna institución no deben otorgarse a compadres, amigos y familiares; deben prohibirse, con el propósito de construir mejoría económica y social de la nación.

Escuelas particulares con permiso oficial para operar deben acatar lineamientos de la SEP, sin embargo, se observa que no emplean libros oficiales, sino que hacen comprar a padres de familia textos y útiles muy caros no indicados por la oficialidad, quebrantando la línea establecida por el presidente Adolfo López Mateos, cuando ordenó que se imprimieran textos gratuitos para la educación pública, contemplando la formación patriótica del futuro ciudadano en alumnos de escuelas particulares, toda vez que “todos son mexicanos”. Es el caso de planteles particulares, donde no realizan homenaje a la Bandera Nacional con beneplácito de la autoridad educativa estatal. La educación continuará mal dirigida con directivos que la Uset tiene en funciones desde hace más de seis años. ¡Ya es hora de cambios!


  • En el pasado, todavía en la década de los 40 del siglo pasado, el Estado proporcionaba cuadernos, lápices, gomas borrador, tinta...

Hay aspectos equivocados en la educación pública y particular, está autorizada por la oficialidad, que empleando el vocablo “de calidad”, tecnócratas insertados indebidamente en el ámbito educativo han generado situaciones lesivas para la economía de padres de familia que se dan a inicio de cada año escolar, como es la compra de útiles escolares que solicita la escuela a petición de maestros.

A pesar de lo que indica la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su Artículo 3ro, que establece: “Todo individuo tiene derecho a recibir educación”, y en su Fracción IV señala que: “Toda educación que imparta el Estado imparta será gratuita”. En el caso del derecho de recibir educación, debe aclararse que esa aspiración social, en ciertos períodos, no se ha podido cumplir debido a la ausencia de recursos financieros que ha padecido el tesoro nacional; en el caso de la educación “gratuita”, a la fecha no se ha cumplido, porque si en algún momento el Estado trató de cumplir ese mandato, hoy la educación no puede cumplir. ¿Por qué se niega? Una explicación es la falta de recursos financieros y otra porque el propio sistema educativo popular obliga a padres de familia a sufragar gastos en vestuario y útiles escolares. En el pasado, todavía en la década de los 40 del siglo pasado, el Estado proporcionaba cuadernos, lápices, gomas borrador, tinta y manguillos con su “pluma” de metal, gises, pizarrón, borrador, juego geométrico y cartilla de alfabetización. En ese entonces era el Estado, al través de la Secretaría de Educación Pública (SEP), quien proporcionaba útiles para los alumnos de educación primaria. También ayudaban en esta tarea de contribución los estados. En ese período se percibió el esfuerzo económico del Estado hacia el pueblo necesitado de educación, cuya mayoría, como a la fecha, era sumamente pobre.

Hoy, la compra de útiles escolares está a cargo de la economía de padres de familia, los que sufren ahora la injusticia económica por parte de maestros y pseudo maestros, esencialmente de los ¿dirigentes? de la educación pública. Ellos son los culpables de lastimar los sueldos precarios que perciben los padres de familia, ¿por qué?, porque desde algunos años maestros de la educación popular exigen a los alumnos de preescolar, primaria y secundaria adquirir cuadernos, lápices, pinturas y libros muy caros (de lujo), que implica gasto oneroso que no todo paterfamilia puede sufragar. Olvidan los encargados de la educación pública (secretario de Educación, jefes de sector, supervisores, directores de escuela y maestros) considerar las condiciones económicas de la mayoría del pueblo, olvidan que los ejercicios o apuntes pueden anotarse en cuadernos económicos, sin pasta gruesa.

Desgraciadamente, el sistema político (que ya ha cambiado o debería cambiar) ha hecho caso omiso respecto al servicio de funcionarios, los que deben atender intereses del pueblo y de ninguna forma a intereses políticos o económicos, esas designaciones de autoridades debieran estar enfocadas al servicio del pueblo, ser funcionarios públicos que conozcan el ramo que van a atender, y que su trabajo específico no debe estar ligado a su título o títulos de estudio, sino a la capacidad como profesionales para el desempeño al que se les va asignar. ¿De qué serviría un ingeniero constructor como director de un hospital? ¿O un profesor sabio que no sabe enseñar? Nombramientos directivos de alguna institución no deben otorgarse a compadres, amigos y familiares; deben prohibirse, con el propósito de construir mejoría económica y social de la nación.

Escuelas particulares con permiso oficial para operar deben acatar lineamientos de la SEP, sin embargo, se observa que no emplean libros oficiales, sino que hacen comprar a padres de familia textos y útiles muy caros no indicados por la oficialidad, quebrantando la línea establecida por el presidente Adolfo López Mateos, cuando ordenó que se imprimieran textos gratuitos para la educación pública, contemplando la formación patriótica del futuro ciudadano en alumnos de escuelas particulares, toda vez que “todos son mexicanos”. Es el caso de planteles particulares, donde no realizan homenaje a la Bandera Nacional con beneplácito de la autoridad educativa estatal. La educación continuará mal dirigida con directivos que la Uset tiene en funciones desde hace más de seis años. ¡Ya es hora de cambios!