/ martes 13 de abril de 2021

Filtraciones y montajes

Paciencia, prudencia, verbal contingencia, dominio de ciencia, presencia o ausencia, según conveniencia

Javier Duarte

Vivimos un periodo electoral inédito: 2021 será la elección de cargos más grande de la historia del país, pero del mismo modo, el proceso más corto para realizar campañas que buscan convencer a los votantes identificados como las tripes “i”.

Dicho de otra forma, se prevé que las campañas electorales se enfoquen no en el votante “duro”, al que se le ha llegado y se tiene en el bolsillo, sino en aquellos que son considerados (“i”): ignorantes, indecisos e indiferentes (algo así como el 25% o 35% del universo total del votante). El resto del electorado ya sabe por quién van a votar.

Para los “i”, se construirán narrativas para generar una atmósfera de consumo irracional: ¿Y qué puede ser más persuasivo en un proceso electoral que no sea el escándalo?

Guste o no, este fenómeno tiene un poder seductor inagotable y marca cada vez más la polarización entre izquierdas y derechas, sometiendo al electorado a discusiones intrascendentes para el país donde acabamos perdiendo todos.

Las filtraciones y montajes (escándalos) que hoy vivimos en México son producto de las campañas electorales que ya iniciaron y que buscan provocar un rechazo e indignación pública por amorales. Pero principalmente por el impacto del mensaje mismo que siempre se magnifica por los medios de comunicación y los consumidores que empiezan a orientarse en la votación del próximo 6 de junio. Tal vez lo verdaderamente inédito – y no deseable – de este proceso es el activismo abierto del presidente de la república.

En el fondo, como dice José Woldenberg, de lo que se trata es de la pugna de siempre entre dos temas transversales: Los de derecha, que se inclinan por magnificar la libertad sobre todas las cosas. Y los de izquierda, que magnifican la igualdad por encima de cualquier otro derecho. De cierta forma, la naturaleza de las campañas políticas es la polarización para que no quepan escenarios tibios o neutros, estos, estorban siempre en un proceso electoral.

Así que estamos frente al manejo maniqueo de la historia sobre los montajes, las filtraciones; y todo aquello que ya no es novedad, los daños colaterales de la pandemia: la crisis económica, el manejo clientelar o heroico de las transferencias monetarias directas de los programas sociales, la pérdida del empleo, la reducción de los ingresos, el incremento de la pobreza y la desigualdad, la disminución de la clase media, los actos de corrupción del presente y del pasado y su combate, la inseguridad, la violencia política y la violencia de género, la persecución política.

La pregunta es, y qué tienen en común estos escándalos, pues bien, veamos algunos casos: Félix Salgado, Alfredo Adame, Mario Marín y Javier Estrada Cárdenas:

En el primer caso, y a pesar de que el video promocional se publicó en su cuenta verificada de Facebook, Félix Salgado afirmó que el que sale en el video como él, no es “él”. Explicó: no está probado que la persona que aparece en el video sea el suscrito; segundo, que se trate de la voz del suscrito…".

En el segundo caso, y a pesar de que el audio filtrado expresa acuerdos políticos de cúpula, el candidato Alfredo Adame asegura que tres rufianes realizaron un temerario acto para ocasionarle un daño, utilizando pedacería de audios grabados en su casa siendo su voz, pero “haciendo que parezca que dijo lo que no dijo”. En la filtración se escucha: – “De esos 40 millones, nos chingamos 25… Ya me senté con Elba Esther… Pedro Pablo de Antuñano, la orden es no le tires pedo a Claudia, a AMLO… a Aceves, ¡chínguenla!”

En el tercer caso, y a pesar de ser exhibido en cadena nacional, el exgobernador Mario Marín afirmó que, en la llamada telefónica que tuvo con el empresario Kamel Nacif; – “Sí es mi voz pero no soy yo”.

En el cuarto caso, el diputado Estrada Cárdenas expresa: “Son mamadas… yo me puedo gastar el dinero con quien yo quiera, hasta con putas y no tiene por qué él (Auditor Superior) estar condicionando”. Y así, Yeidckol, Sánchez Cordero, Yunes… etc etc etc.

Algunos de los puntos en común de estas filtraciones son que, todos tienen vínculos con los partidos políticos. Que no importa si son de izquierdas o derechas; Todos tienen un rostro público, otro privado, pero siempre actúan con “presencia o ausencia, según conveniencia".

  • *Analista Político. Colaborador de Integridad Ciudadana A.C. @Integridad_AC @VJ1204

Paciencia, prudencia, verbal contingencia, dominio de ciencia, presencia o ausencia, según conveniencia

Javier Duarte

Vivimos un periodo electoral inédito: 2021 será la elección de cargos más grande de la historia del país, pero del mismo modo, el proceso más corto para realizar campañas que buscan convencer a los votantes identificados como las tripes “i”.

Dicho de otra forma, se prevé que las campañas electorales se enfoquen no en el votante “duro”, al que se le ha llegado y se tiene en el bolsillo, sino en aquellos que son considerados (“i”): ignorantes, indecisos e indiferentes (algo así como el 25% o 35% del universo total del votante). El resto del electorado ya sabe por quién van a votar.

Para los “i”, se construirán narrativas para generar una atmósfera de consumo irracional: ¿Y qué puede ser más persuasivo en un proceso electoral que no sea el escándalo?

Guste o no, este fenómeno tiene un poder seductor inagotable y marca cada vez más la polarización entre izquierdas y derechas, sometiendo al electorado a discusiones intrascendentes para el país donde acabamos perdiendo todos.

Las filtraciones y montajes (escándalos) que hoy vivimos en México son producto de las campañas electorales que ya iniciaron y que buscan provocar un rechazo e indignación pública por amorales. Pero principalmente por el impacto del mensaje mismo que siempre se magnifica por los medios de comunicación y los consumidores que empiezan a orientarse en la votación del próximo 6 de junio. Tal vez lo verdaderamente inédito – y no deseable – de este proceso es el activismo abierto del presidente de la república.

En el fondo, como dice José Woldenberg, de lo que se trata es de la pugna de siempre entre dos temas transversales: Los de derecha, que se inclinan por magnificar la libertad sobre todas las cosas. Y los de izquierda, que magnifican la igualdad por encima de cualquier otro derecho. De cierta forma, la naturaleza de las campañas políticas es la polarización para que no quepan escenarios tibios o neutros, estos, estorban siempre en un proceso electoral.

Así que estamos frente al manejo maniqueo de la historia sobre los montajes, las filtraciones; y todo aquello que ya no es novedad, los daños colaterales de la pandemia: la crisis económica, el manejo clientelar o heroico de las transferencias monetarias directas de los programas sociales, la pérdida del empleo, la reducción de los ingresos, el incremento de la pobreza y la desigualdad, la disminución de la clase media, los actos de corrupción del presente y del pasado y su combate, la inseguridad, la violencia política y la violencia de género, la persecución política.

La pregunta es, y qué tienen en común estos escándalos, pues bien, veamos algunos casos: Félix Salgado, Alfredo Adame, Mario Marín y Javier Estrada Cárdenas:

En el primer caso, y a pesar de que el video promocional se publicó en su cuenta verificada de Facebook, Félix Salgado afirmó que el que sale en el video como él, no es “él”. Explicó: no está probado que la persona que aparece en el video sea el suscrito; segundo, que se trate de la voz del suscrito…".

En el segundo caso, y a pesar de que el audio filtrado expresa acuerdos políticos de cúpula, el candidato Alfredo Adame asegura que tres rufianes realizaron un temerario acto para ocasionarle un daño, utilizando pedacería de audios grabados en su casa siendo su voz, pero “haciendo que parezca que dijo lo que no dijo”. En la filtración se escucha: – “De esos 40 millones, nos chingamos 25… Ya me senté con Elba Esther… Pedro Pablo de Antuñano, la orden es no le tires pedo a Claudia, a AMLO… a Aceves, ¡chínguenla!”

En el tercer caso, y a pesar de ser exhibido en cadena nacional, el exgobernador Mario Marín afirmó que, en la llamada telefónica que tuvo con el empresario Kamel Nacif; – “Sí es mi voz pero no soy yo”.

En el cuarto caso, el diputado Estrada Cárdenas expresa: “Son mamadas… yo me puedo gastar el dinero con quien yo quiera, hasta con putas y no tiene por qué él (Auditor Superior) estar condicionando”. Y así, Yeidckol, Sánchez Cordero, Yunes… etc etc etc.

Algunos de los puntos en común de estas filtraciones son que, todos tienen vínculos con los partidos políticos. Que no importa si son de izquierdas o derechas; Todos tienen un rostro público, otro privado, pero siempre actúan con “presencia o ausencia, según conveniencia".

  • *Analista Político. Colaborador de Integridad Ciudadana A.C. @Integridad_AC @VJ1204