/ jueves 12 de noviembre de 2020

Fuera de Agenda | Los secretos de Cienfuegos

¿Cuáles serían las implicaciones de que el general de división retirado Salvador Cienfuegos Zepeda llegue a un acuerdo con la fiscalía de Nueva York para declararse culpable de los delitos de conspiración por narcotráfico y lavado de dinero?

La posibilidad se abrió esta semana después de que el ex secretario de la Defensa Nacional, aceptara comenzar a negociar declararse culpable de los cargos que le imputan para evitar ir a juicio y conseguir una condena mínima.

Una carta firmada por su abogado defensor Edward V. Sapone y por el fiscal Ryan C. Harris, enviada al juez Steven M. Gold de la Corte de Distrito Este de Nueva York, señala que las partes se encuentran negociando “una declaración de culpabilidad” por lo que solicitaron un plazo del 5 al 18 de noviembre de 2020 para comunicarle el resultado. La carta fue publicada hace unos días en México por el sitio informeconfidencial.mx.

Una colaboración del ex secretario de la Defensa Nacional con la fiscalía neoyorkina era visto como algo improbable pero no imposible. Improbable porque no podría inculpar a nadie que no fuera Enrique Peña Nieto, en virtud de su nivel como alto funcionario que ostentó solo bajo las órdenes del presidente de la república.

Y no era imposible porque podría negociar “trato especial”, a través de pautas en la sentencia, a cambio de proporcionar información que como secretario de la Defensa Nacional tuvo conocimiento, y que no necesariamente lo implicaría a él, sino a políticos, funcionarios civiles y militares.

En diciembre del 2012 cuando el general Cienfuegos asumió la titularidad de la secretaría de la Defensa Nacional, recibió por procedimiento, información confidencial y secreta de los llamados “campos de poder” que van de lo económico, político, social y militar. Su conocimiento de información de seguridad interior y seguridad nacional, reservada únicamente al presidente y a él mismo, lo convirtió en el funcionario más importante del gabinete solo por debajo del jefe del Ejecutivo.

El general Cienfuegos sabía, por ejemplo, la ubicación de los grandes capos a los que se les daba seguimiento. También conocía la actividad de políticos de alto nivel implicados en narcotráfico. Esta información era reservada, su difusión podría causar una crisis política, económica o social, que afectaría al gobierno y al partido en el poder.

Los manuales militares definen la información confidencial como aquella cuya divulgación generaría daños a personas o entes públicos y privados. La información secreta es aquella cuya difusión provocaría daños a la seguridad interior y seguridad nacional.

El ex secretario de la Defensa posee información confidencial y secreta. Compartir esa información ante la fiscalía de Nueva York –como parte de la negociación del caso—y su posible revelación, podria provocar una crisis de seguridad nacional y agudizaría la crisis en la seguridad interior.

Para los especialistas es muy difícil que el general haya involucrado a la Sedena en actividades delictivas como las que le imputan. Equivaldría a crear redes paralelas y eso sería detectable por los servicios de inteligencia del Ejército.

Todavía no se conoce el contenido de las pruebas que posee la fiscalía. Ronda la pregunta ¿cómo fue posible que engañara a todos sus colegas y su contraparte en Estados Unidos?

¿Cuáles serían las implicaciones de que el general de división retirado Salvador Cienfuegos Zepeda llegue a un acuerdo con la fiscalía de Nueva York para declararse culpable de los delitos de conspiración por narcotráfico y lavado de dinero?

La posibilidad se abrió esta semana después de que el ex secretario de la Defensa Nacional, aceptara comenzar a negociar declararse culpable de los cargos que le imputan para evitar ir a juicio y conseguir una condena mínima.

Una carta firmada por su abogado defensor Edward V. Sapone y por el fiscal Ryan C. Harris, enviada al juez Steven M. Gold de la Corte de Distrito Este de Nueva York, señala que las partes se encuentran negociando “una declaración de culpabilidad” por lo que solicitaron un plazo del 5 al 18 de noviembre de 2020 para comunicarle el resultado. La carta fue publicada hace unos días en México por el sitio informeconfidencial.mx.

Una colaboración del ex secretario de la Defensa Nacional con la fiscalía neoyorkina era visto como algo improbable pero no imposible. Improbable porque no podría inculpar a nadie que no fuera Enrique Peña Nieto, en virtud de su nivel como alto funcionario que ostentó solo bajo las órdenes del presidente de la república.

Y no era imposible porque podría negociar “trato especial”, a través de pautas en la sentencia, a cambio de proporcionar información que como secretario de la Defensa Nacional tuvo conocimiento, y que no necesariamente lo implicaría a él, sino a políticos, funcionarios civiles y militares.

En diciembre del 2012 cuando el general Cienfuegos asumió la titularidad de la secretaría de la Defensa Nacional, recibió por procedimiento, información confidencial y secreta de los llamados “campos de poder” que van de lo económico, político, social y militar. Su conocimiento de información de seguridad interior y seguridad nacional, reservada únicamente al presidente y a él mismo, lo convirtió en el funcionario más importante del gabinete solo por debajo del jefe del Ejecutivo.

El general Cienfuegos sabía, por ejemplo, la ubicación de los grandes capos a los que se les daba seguimiento. También conocía la actividad de políticos de alto nivel implicados en narcotráfico. Esta información era reservada, su difusión podría causar una crisis política, económica o social, que afectaría al gobierno y al partido en el poder.

Los manuales militares definen la información confidencial como aquella cuya divulgación generaría daños a personas o entes públicos y privados. La información secreta es aquella cuya difusión provocaría daños a la seguridad interior y seguridad nacional.

El ex secretario de la Defensa posee información confidencial y secreta. Compartir esa información ante la fiscalía de Nueva York –como parte de la negociación del caso—y su posible revelación, podria provocar una crisis de seguridad nacional y agudizaría la crisis en la seguridad interior.

Para los especialistas es muy difícil que el general haya involucrado a la Sedena en actividades delictivas como las que le imputan. Equivaldría a crear redes paralelas y eso sería detectable por los servicios de inteligencia del Ejército.

Todavía no se conoce el contenido de las pruebas que posee la fiscalía. Ronda la pregunta ¿cómo fue posible que engañara a todos sus colegas y su contraparte en Estados Unidos?