/ jueves 13 de febrero de 2020

Fuera de Agenda | Marina vigila al cártel

La madrugada del pasado domingo 9 de febrero, los habitantes de la ciudad de Guamúchil, se despertaron por un fuerte tiroteo que se desató entre dos grupos de pistoleros por calles y avenidas de la ciudad. El primer informe decía que hubo un muerto y tres heridos, sin embargo horas más tarde otro individuo fue hallado sin vida a las afueras del municipio y se reportó el traslado de otros heridos a Culiacán.

El suceso podría haber pasado como una nota policiaca de rutina si no hubieran aparecido huellas de una batalla secreta que se ha desatado en Sinaloa. La primera pista fueron los dos autos de lujo con la carroceria repleta de tiros que dejaron abandonados en pleno centro de Guamúchil, una ciudad al norte de Culiacán que se encuentra en el Valle del Évora y abarca los municipios de Mocorito, Angostura y parte de Badiraguato, zona de la “reserva” de pistoleros del clan de los hermanos Iván y Alfredo Guzmán Salazar, hijos del Chapo Guzmán.

Un Corvette azul marino último modelo y una camioneta Jaguar roja también modelo reciente, fueron los rastros dejados tras la refriega.

El enfrentamiento se dio horas después de que se hiciera oficial el proceso de extradición contra Orso Iván Gastelum, “el Cholo Iván”, jefe de los grupos armados en esa zona, detenido hace cuatro años junto al Chapo Guzmán. Las causas del choque se atribuyeron a diferencias al interior de estas facciones cuyo liderazgo estaría vacante.

Al amanecer apareció un grupo de marinos que acompañó en los patrullajes al secretario de seguridad pública estatal, el teniente coronel Cristobal Castañeda Camarillo.

Desde el mes pasado un grupo especial de la marina ha realizado incursiones “quirúrgicas”. en diversas zonas del estado. Sin disparar un solo tiro detuvieron a finales de enero a un sobrino de Rafael Caro Quintero que tiene pedido de extradición.

Después de que el último fin de semana de enero trascendiera por redes sociales la boda de una de las hijas del Chapo Guzmán, donde hubo despliegue de escoltas armados y acceso controlado a la catedral de la capital sinaloense, surgieron cuestionamientos por la ausencia del ejército y la marina en la zona.

Entre las versiones que han surgido para justificar esta omisón, hay una que dice que en el lugar de la ceremonia y en el festejo no estuvo ninguno de los hermanos y medios hermanos de la desposada, que son blanco de las autoridades norteamericanas.

Se dice que a raíz de lo sucedido en Puerto Vallarta en el verano del 2016 cuando los hijos del Chapo fueron “secuestrados” por la organización que domina Jalisco, vino una sugerencia de Ismael “el Mayo” Zambada, líder de la organización, para que evitarán la exposición pública. No hay certeza de que le hayan hecho tanto caso.

Fuera de reflector lo que está en marcha es la reactivación de labores de inteligencia, intercambio de información y coordinación con las agencias estadounidense. Tienen en la mira a la cúpula del cartel de Sinaloa, los golpes durante el año y dos meses que lleva el gobierno de Andrés Manuel López Obrador son inexistentes al lado de la pifia que marcó al sexenio con el llamado “Culiacanazo”.

@velediaz424

La madrugada del pasado domingo 9 de febrero, los habitantes de la ciudad de Guamúchil, se despertaron por un fuerte tiroteo que se desató entre dos grupos de pistoleros por calles y avenidas de la ciudad. El primer informe decía que hubo un muerto y tres heridos, sin embargo horas más tarde otro individuo fue hallado sin vida a las afueras del municipio y se reportó el traslado de otros heridos a Culiacán.

El suceso podría haber pasado como una nota policiaca de rutina si no hubieran aparecido huellas de una batalla secreta que se ha desatado en Sinaloa. La primera pista fueron los dos autos de lujo con la carroceria repleta de tiros que dejaron abandonados en pleno centro de Guamúchil, una ciudad al norte de Culiacán que se encuentra en el Valle del Évora y abarca los municipios de Mocorito, Angostura y parte de Badiraguato, zona de la “reserva” de pistoleros del clan de los hermanos Iván y Alfredo Guzmán Salazar, hijos del Chapo Guzmán.

Un Corvette azul marino último modelo y una camioneta Jaguar roja también modelo reciente, fueron los rastros dejados tras la refriega.

El enfrentamiento se dio horas después de que se hiciera oficial el proceso de extradición contra Orso Iván Gastelum, “el Cholo Iván”, jefe de los grupos armados en esa zona, detenido hace cuatro años junto al Chapo Guzmán. Las causas del choque se atribuyeron a diferencias al interior de estas facciones cuyo liderazgo estaría vacante.

Al amanecer apareció un grupo de marinos que acompañó en los patrullajes al secretario de seguridad pública estatal, el teniente coronel Cristobal Castañeda Camarillo.

Desde el mes pasado un grupo especial de la marina ha realizado incursiones “quirúrgicas”. en diversas zonas del estado. Sin disparar un solo tiro detuvieron a finales de enero a un sobrino de Rafael Caro Quintero que tiene pedido de extradición.

Después de que el último fin de semana de enero trascendiera por redes sociales la boda de una de las hijas del Chapo Guzmán, donde hubo despliegue de escoltas armados y acceso controlado a la catedral de la capital sinaloense, surgieron cuestionamientos por la ausencia del ejército y la marina en la zona.

Entre las versiones que han surgido para justificar esta omisón, hay una que dice que en el lugar de la ceremonia y en el festejo no estuvo ninguno de los hermanos y medios hermanos de la desposada, que son blanco de las autoridades norteamericanas.

Se dice que a raíz de lo sucedido en Puerto Vallarta en el verano del 2016 cuando los hijos del Chapo fueron “secuestrados” por la organización que domina Jalisco, vino una sugerencia de Ismael “el Mayo” Zambada, líder de la organización, para que evitarán la exposición pública. No hay certeza de que le hayan hecho tanto caso.

Fuera de reflector lo que está en marcha es la reactivación de labores de inteligencia, intercambio de información y coordinación con las agencias estadounidense. Tienen en la mira a la cúpula del cartel de Sinaloa, los golpes durante el año y dos meses que lleva el gobierno de Andrés Manuel López Obrador son inexistentes al lado de la pifia que marcó al sexenio con el llamado “Culiacanazo”.

@velediaz424