/ jueves 24 de junio de 2021

Fuera de Agenda | Ofensiva desde el ciberespacio

Nada preocupa tanto a un gobierno que un puñado de hackers se introduzca en sus sistemas para lanzar ataques a su infraestructura crítica, “secuestrar información” y solicitar pagos millonarios por su liberación. Pocas cosas generan consenso hoy día como el creciente riesgo de ciberataques de distinta índole, que ha obligado desde hace varios años a las fuerzas armadas del país a prepararse mejor en lo que se conoce como la cuarta dimensión de las operaciones: la ciberdefensa.

Durante el mes de mayo los sistemas de la Lotería Nacional fueron hackeados por ciberpiratas, algunos de origen ruso, colocando en un predicamento a las autoridades para evitar se conociera la dimensión del ataque. Hoy día no se ha informado sobre toda la información que fue sustraída, hace unos días se supo que parte de ella había comenzado a ser filtrada en distintos sitios de la red.

Hace unas semanas Colonial Pipeline, el mayor operador de oleoductos de Estados Unidos, sufrió un ciberataque lo que afectó seriamente sus operaciones, tuvo que suspender servicios lo que le provocó pérdidas millonarias. Otras empresas como JBS, uno de los principales proveedores globales de carne, también fue hackeado. En este y otros casos los servicios de inteligencia norteamericanos ubicaron a Rusia como el principal instigador de los ataques.

Durante 2020 México ocupó el segundo lugar, solo detrás de Perú, en el ranking de países de América Latina más afectados por ciberataques, de acuerdo a datos de especialistas de la empresa Infosecurity México.

Este año ha sido complejo en materia de ciberseguridad. La preocupación por la beligerancia que han mostrado los hackers llevó a funcionarios de seguridad del gobierno norteamericano a compartir información sobre la forma en cómo ha escalado el problema a nivel regional y las estrategias que se están implementando.

La secretaría de la Defensa Nacional dentro del programa sectorial del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, fijó como “estrategia prioritaria” continuar con el fortalecimiento de las capacidades del Centro de Operaciones del Ciberespacio, que vigila la infraestructura crítica del Ejército y Fuerza Aérea. También la Marina a través de la Unidad de Ciberseguridad de la Armada, tiene un plan de desarrollo con objetivos muy definidos que les ha permitido sortear los ataques que se han presentado en el último año.

Ambas dependencias tienen una estrategia conjunta en materia de ciberdefensa y ciberseguridad que mantiene la interoperabilidad entre ambas fuerzas armadas. Lo grave es que el avance tecnológico ha hecho que otros actores se instalen en la agenda de riesgos de la ciberdefensa. Funcionarios de seguridad del gobierno estadounidense han colocado a la empresa china Huawei como una de las principales puntas de lanza del gobierno de Pekín para introducirse en gobiernos aliados.

México al ser uno de los países que forman parte del arco de ciberdefensa de América del Norte ha sido emplazado para revisar sus relaciones con esta empresa. Es un problema en ciernes que ya ha comenzado a provocar fricciones. No tarda en que el conflicto irrumpa en el escenario con la preocupación por la ciberdefensa detrás.

Nada preocupa tanto a un gobierno que un puñado de hackers se introduzca en sus sistemas para lanzar ataques a su infraestructura crítica, “secuestrar información” y solicitar pagos millonarios por su liberación. Pocas cosas generan consenso hoy día como el creciente riesgo de ciberataques de distinta índole, que ha obligado desde hace varios años a las fuerzas armadas del país a prepararse mejor en lo que se conoce como la cuarta dimensión de las operaciones: la ciberdefensa.

Durante el mes de mayo los sistemas de la Lotería Nacional fueron hackeados por ciberpiratas, algunos de origen ruso, colocando en un predicamento a las autoridades para evitar se conociera la dimensión del ataque. Hoy día no se ha informado sobre toda la información que fue sustraída, hace unos días se supo que parte de ella había comenzado a ser filtrada en distintos sitios de la red.

Hace unas semanas Colonial Pipeline, el mayor operador de oleoductos de Estados Unidos, sufrió un ciberataque lo que afectó seriamente sus operaciones, tuvo que suspender servicios lo que le provocó pérdidas millonarias. Otras empresas como JBS, uno de los principales proveedores globales de carne, también fue hackeado. En este y otros casos los servicios de inteligencia norteamericanos ubicaron a Rusia como el principal instigador de los ataques.

Durante 2020 México ocupó el segundo lugar, solo detrás de Perú, en el ranking de países de América Latina más afectados por ciberataques, de acuerdo a datos de especialistas de la empresa Infosecurity México.

Este año ha sido complejo en materia de ciberseguridad. La preocupación por la beligerancia que han mostrado los hackers llevó a funcionarios de seguridad del gobierno norteamericano a compartir información sobre la forma en cómo ha escalado el problema a nivel regional y las estrategias que se están implementando.

La secretaría de la Defensa Nacional dentro del programa sectorial del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, fijó como “estrategia prioritaria” continuar con el fortalecimiento de las capacidades del Centro de Operaciones del Ciberespacio, que vigila la infraestructura crítica del Ejército y Fuerza Aérea. También la Marina a través de la Unidad de Ciberseguridad de la Armada, tiene un plan de desarrollo con objetivos muy definidos que les ha permitido sortear los ataques que se han presentado en el último año.

Ambas dependencias tienen una estrategia conjunta en materia de ciberdefensa y ciberseguridad que mantiene la interoperabilidad entre ambas fuerzas armadas. Lo grave es que el avance tecnológico ha hecho que otros actores se instalen en la agenda de riesgos de la ciberdefensa. Funcionarios de seguridad del gobierno estadounidense han colocado a la empresa china Huawei como una de las principales puntas de lanza del gobierno de Pekín para introducirse en gobiernos aliados.

México al ser uno de los países que forman parte del arco de ciberdefensa de América del Norte ha sido emplazado para revisar sus relaciones con esta empresa. Es un problema en ciernes que ya ha comenzado a provocar fricciones. No tarda en que el conflicto irrumpa en el escenario con la preocupación por la ciberdefensa detrás.