/ viernes 9 de octubre de 2020

Fuerzas demoledoras

En las costas nacionales los pueblos de esas zonas tienen en memoria la presencia de huracanes en el mes de septiembre de cada año, que actualmente se han modificado, ello se debe al cambio climático que se presenta a nivel mundial, cambio ambiental que reportan estudios científicos quienes responsabilizan al calentamiento terrestre provocado por emisiones de fabricas ubicadas en naciones altamente industriales.

Como se manifestó en pasadas columnas de Opinión, respecto a eventos generados por fuerzas naturales que ha su paso dejan devastaciones materiales en poblaciones inundadas por torrentes de lodo y agua provocados por desbordamientos, dejando sin hogares a cientos de familias, agregando pérdidas de vidas. En zonas serranas los pueblos son afectados por desgajamientos de cerros que provocan destrucción de chozas, casas de campesinos y taponamientos de caminos, el comentario al respecto es que las autoridades permiten asentamientos humanos a orilla de barrancas, cerros y ríos debido al peligro de ser afectados por los eventos naturales que se han mencionado.

Hay personas que no consideran el peligro que ocasionan las fuerzas naturales porque no las han experimentado y tampoco les han advertido al respecto sin embargo, hay personas que sabiendo de los destrozos que generan dichas fuerzas, insisten en habitar en áreas de alto peligro argumentando que lo hacen porque son propietarios del área que ocupan, es ahí donde la autoridad titubea para prohibir la construcción como zona habitacional, sin embargo algunos propietarios escuchan las razones y acatan la medida sanitaria.

Generalmente la naturaleza en su presencia brutal cuando la ejercen deja ejemplos inolvidables que todo humano recibe de ellas una gran lección.

En los años 80´s pasó por la ciudad de Chetumal un huracán que mostró su poder devastador, unas horas antes de la presencia huracanada en el mar frente a Chetumal presentó una marea muy leve inclusive la retirada del agua del pequeño dique de la ciudad y durante tres horas antes de la presencia del meteoro regresó el mar en forma intempestiva acompañada de fuerte viento y lluvia, la que obligó a la población a resguardarse en sus casas. Los dueños de vehículos pequeños y grandes dejaron al margen del dique sus vehículos con el propósito de salvaguardarlos de la tormenta, sin embargo; al otro día cuando se retiró el huracán ya no encontraron sus propiedades, a pesar de que algunos de ellos vieron como grandes olas del mar los atrajeron y en su búsqueda marítima, no fueron encontrados jamás. La magnitud de la fuerza del viento fue devastadora, al pasar por la ciudad dicha fuerza desprendió techos de lámina, una de ellas partió a la mitad un cuerpo femenino, en el que se observó la parte superior del cuerpo volar encima de una lámina, la cual se perdió en el mar. La misma fuerza devastadora dejó una huellan a través del bosque con un camino que ya no prestaba presencia de árboles y maleza, ello por varios kilómetros que se perdían a la vista. Otro ejemplo de esa fuerza que pasó por la ciudad antes enunciada dejó un ejemplo de la fuerza demoledora del citado huracán, dejando una astilla de madera que atravesó un poste por el que conducía energía eléctrica, con ello dejó demostrado el meteoro su brutal fuerza destructiva.

En relación con los deslaves y desgajamientos de los cerros, han dejado sin casas a los habitantes de esas zonas, debido a las pésimas ubicaciones de construcción dejando como experiencia la pérdida total de los hogares, así mismo del área construida como en el caso acaecido recientemente en el Estado de México. En ésta temporada de lluvias, se han experimentado deslaves importantes de los cerros, los que obstruyen carreteras generando problemas de comunicación, ello porque no dejan en los caminos de construcción el suficiente acotamiento entre la orilla del cerro y la propia construcción carretera, por lo tanto corresponde a la Secretaría encargada de la construcción de caminos y puentes planificar debidamente las mismas con el propósito de evitar lo que genera la fuerza de la naturaleza, así mismo los accidentes mortales que dejan dichos eventos.

En las costas nacionales los pueblos de esas zonas tienen en memoria la presencia de huracanes en el mes de septiembre de cada año, que actualmente se han modificado, ello se debe al cambio climático que se presenta a nivel mundial, cambio ambiental que reportan estudios científicos quienes responsabilizan al calentamiento terrestre provocado por emisiones de fabricas ubicadas en naciones altamente industriales.

Como se manifestó en pasadas columnas de Opinión, respecto a eventos generados por fuerzas naturales que ha su paso dejan devastaciones materiales en poblaciones inundadas por torrentes de lodo y agua provocados por desbordamientos, dejando sin hogares a cientos de familias, agregando pérdidas de vidas. En zonas serranas los pueblos son afectados por desgajamientos de cerros que provocan destrucción de chozas, casas de campesinos y taponamientos de caminos, el comentario al respecto es que las autoridades permiten asentamientos humanos a orilla de barrancas, cerros y ríos debido al peligro de ser afectados por los eventos naturales que se han mencionado.

Hay personas que no consideran el peligro que ocasionan las fuerzas naturales porque no las han experimentado y tampoco les han advertido al respecto sin embargo, hay personas que sabiendo de los destrozos que generan dichas fuerzas, insisten en habitar en áreas de alto peligro argumentando que lo hacen porque son propietarios del área que ocupan, es ahí donde la autoridad titubea para prohibir la construcción como zona habitacional, sin embargo algunos propietarios escuchan las razones y acatan la medida sanitaria.

Generalmente la naturaleza en su presencia brutal cuando la ejercen deja ejemplos inolvidables que todo humano recibe de ellas una gran lección.

En los años 80´s pasó por la ciudad de Chetumal un huracán que mostró su poder devastador, unas horas antes de la presencia huracanada en el mar frente a Chetumal presentó una marea muy leve inclusive la retirada del agua del pequeño dique de la ciudad y durante tres horas antes de la presencia del meteoro regresó el mar en forma intempestiva acompañada de fuerte viento y lluvia, la que obligó a la población a resguardarse en sus casas. Los dueños de vehículos pequeños y grandes dejaron al margen del dique sus vehículos con el propósito de salvaguardarlos de la tormenta, sin embargo; al otro día cuando se retiró el huracán ya no encontraron sus propiedades, a pesar de que algunos de ellos vieron como grandes olas del mar los atrajeron y en su búsqueda marítima, no fueron encontrados jamás. La magnitud de la fuerza del viento fue devastadora, al pasar por la ciudad dicha fuerza desprendió techos de lámina, una de ellas partió a la mitad un cuerpo femenino, en el que se observó la parte superior del cuerpo volar encima de una lámina, la cual se perdió en el mar. La misma fuerza devastadora dejó una huellan a través del bosque con un camino que ya no prestaba presencia de árboles y maleza, ello por varios kilómetros que se perdían a la vista. Otro ejemplo de esa fuerza que pasó por la ciudad antes enunciada dejó un ejemplo de la fuerza demoledora del citado huracán, dejando una astilla de madera que atravesó un poste por el que conducía energía eléctrica, con ello dejó demostrado el meteoro su brutal fuerza destructiva.

En relación con los deslaves y desgajamientos de los cerros, han dejado sin casas a los habitantes de esas zonas, debido a las pésimas ubicaciones de construcción dejando como experiencia la pérdida total de los hogares, así mismo del área construida como en el caso acaecido recientemente en el Estado de México. En ésta temporada de lluvias, se han experimentado deslaves importantes de los cerros, los que obstruyen carreteras generando problemas de comunicación, ello porque no dejan en los caminos de construcción el suficiente acotamiento entre la orilla del cerro y la propia construcción carretera, por lo tanto corresponde a la Secretaría encargada de la construcción de caminos y puentes planificar debidamente las mismas con el propósito de evitar lo que genera la fuerza de la naturaleza, así mismo los accidentes mortales que dejan dichos eventos.