/ viernes 7 de agosto de 2020

¡Hagamos de está, una época de concordia!

Nueve gobernadores opuestos a la 4T blanden lanzas contra López Gatell, epidemiólogo que comanda la batalla por la salud mexicana en las tempestuosas aguas de la pandemia. Seguramente ellos saben más de ese virus que resultó desconocido para el mundo. Pareciera que estos mandos estatales “sabelotodo” de la salud conocen lo que pasa, si así es, que salven a sus estados de este satánico problema. El denostado subsecretario enfrenta un flagelo del que la humanidad no tenía noticia alguna. Ni cuál su ADN, ni cómo se comporta, ni cómo se combate, ni acerca de la vacuna. Es la hora de la disparidad de opiniones, producto de medios de comunicación no subsidiados, ni conducidos desde el poder. –Los sabiondos opinadores de TV también están en su hora-. Los partidos políticos morralla sueñan con regresar a las grandes bolsas presupuestales. En esta hora en que el estado no dicta medidas centrales, como era costumbre. Estado de cosas, en que los pedantes mandamases estatales -algunos a punto de irse del poder- buscan a ver qué pescan atacando sin ton ni son. Extraviaron su masa encefálica, estos no son tiempos de discordia, sino de concordia por el bien de la salud pública de todos los mexicanos.

La hora actual reclama unidad sin uniformidad. De acciones unidas que no sancionadas. Del uso de la inteligencia, que no de la conveniencia o la ambición. Mi sentido personal me indica que la epidemia está por todo lo alto. Cinco muertos en mi vecindario y muchos infectados. Los médicos experimentados no saben qué hacer. Carecen de experiencia para atacar este mal. Pero cuando percibo dolor, pesar y una infinita tristeza en mi entorno. Encarcelados como estamos hogareñamente para nuestra misma supervivencia. Desde mi yo, miro que los que amo, ayer estaban y ahora ya no. Percibo derrumbarse tantas estructuras anímicas y sentimentales por la visita de la señora muerte. Cuando esto inédito sucede y parece sin solución. Y estos señores politiqueros, absurdos, egoístas y deshumanizados, salen con su “domingo siete”. Pienso que no puede existir tanto desequilibrio mental, porque yo miro estos tiempos exigentes de concordia universal, nacional y local. Esta crisis mundial nos sorprendió con un sistema de salud, hecho trisas por los ambiciosos sexenales anteriores que quisieron convertirlo en filón de oro en lo particular. La actual administración lucha a brazo partido hasta construyendo ventiladores nacionales y capacitando a marchas forzadas a personal médico. Ante lo inesperado, para tomar decisiones no se puede ser infalible, pero los oportunistas solo buscan el negrito en el arroz para políticamente capitalizarlo en favor de un partido o grupo. Su meta es destruir el favor electoral de treinta millones para constituirse en futuros depositarios del poder.

La lucha frontal contra el robo de combustible, contra la falsificación de facturas defraudadoras del fisco, contra las fortunas construidas al amparo de los contratos de una seudo reforma energética, contra los confabulados en la alta esfera para saquear a Pemex. Contra los que han hecho del presupuesto público nacional su disposición personal, como subsidios y rescates fraudulentos. Contra los que han permitido que en sus estados florezca el crimen, el asesinato, como el tráfico de drogas, la violencia casi institucionalizada. Todo esto con el beneplácito de quienes han llevado las riendas nacionales. ¡Por supuesto que todo ha causado irritación entre los poderosos del ayer! Ante esto, solo caben tiempos nuevos, difíciles, pero de oportunidad para la reflexión y el actuar renovado y ético. Vivimos una etapa crítica, de cambio y evolución, que bien entendida y respaldada nos puede llevar a estadios superiores de la vida social en México. No actuemos con egoísmo ni con discordia, señores políticos y empresarios, hagan sus mezquindades de lado y procedan a la unión por el bien del país, ya vendrán tiempos de pleitos por el poder, ahora lo que conviene es enfrentar unidos esto, que a cada momento se agrava, porque digan lo que nos digan, a nuestro derredor mucha gente está infectada y muere. Muchos están sin trabajo. Muchos roban por necesidad. Mucho desconocimiento existe acerca de cómo combatir esta enfermedad, pero también mucha esperanza tenemos en que los protocolos de atención medica se vayan construyendo, los medicamentos de combate se estandaricen, la vacuna aparezca, se fabrique por millones y disemine en los cinco continentes.

Nueve gobernadores opuestos a la 4T blanden lanzas contra López Gatell, epidemiólogo que comanda la batalla por la salud mexicana en las tempestuosas aguas de la pandemia. Seguramente ellos saben más de ese virus que resultó desconocido para el mundo. Pareciera que estos mandos estatales “sabelotodo” de la salud conocen lo que pasa, si así es, que salven a sus estados de este satánico problema. El denostado subsecretario enfrenta un flagelo del que la humanidad no tenía noticia alguna. Ni cuál su ADN, ni cómo se comporta, ni cómo se combate, ni acerca de la vacuna. Es la hora de la disparidad de opiniones, producto de medios de comunicación no subsidiados, ni conducidos desde el poder. –Los sabiondos opinadores de TV también están en su hora-. Los partidos políticos morralla sueñan con regresar a las grandes bolsas presupuestales. En esta hora en que el estado no dicta medidas centrales, como era costumbre. Estado de cosas, en que los pedantes mandamases estatales -algunos a punto de irse del poder- buscan a ver qué pescan atacando sin ton ni son. Extraviaron su masa encefálica, estos no son tiempos de discordia, sino de concordia por el bien de la salud pública de todos los mexicanos.

La hora actual reclama unidad sin uniformidad. De acciones unidas que no sancionadas. Del uso de la inteligencia, que no de la conveniencia o la ambición. Mi sentido personal me indica que la epidemia está por todo lo alto. Cinco muertos en mi vecindario y muchos infectados. Los médicos experimentados no saben qué hacer. Carecen de experiencia para atacar este mal. Pero cuando percibo dolor, pesar y una infinita tristeza en mi entorno. Encarcelados como estamos hogareñamente para nuestra misma supervivencia. Desde mi yo, miro que los que amo, ayer estaban y ahora ya no. Percibo derrumbarse tantas estructuras anímicas y sentimentales por la visita de la señora muerte. Cuando esto inédito sucede y parece sin solución. Y estos señores politiqueros, absurdos, egoístas y deshumanizados, salen con su “domingo siete”. Pienso que no puede existir tanto desequilibrio mental, porque yo miro estos tiempos exigentes de concordia universal, nacional y local. Esta crisis mundial nos sorprendió con un sistema de salud, hecho trisas por los ambiciosos sexenales anteriores que quisieron convertirlo en filón de oro en lo particular. La actual administración lucha a brazo partido hasta construyendo ventiladores nacionales y capacitando a marchas forzadas a personal médico. Ante lo inesperado, para tomar decisiones no se puede ser infalible, pero los oportunistas solo buscan el negrito en el arroz para políticamente capitalizarlo en favor de un partido o grupo. Su meta es destruir el favor electoral de treinta millones para constituirse en futuros depositarios del poder.

La lucha frontal contra el robo de combustible, contra la falsificación de facturas defraudadoras del fisco, contra las fortunas construidas al amparo de los contratos de una seudo reforma energética, contra los confabulados en la alta esfera para saquear a Pemex. Contra los que han hecho del presupuesto público nacional su disposición personal, como subsidios y rescates fraudulentos. Contra los que han permitido que en sus estados florezca el crimen, el asesinato, como el tráfico de drogas, la violencia casi institucionalizada. Todo esto con el beneplácito de quienes han llevado las riendas nacionales. ¡Por supuesto que todo ha causado irritación entre los poderosos del ayer! Ante esto, solo caben tiempos nuevos, difíciles, pero de oportunidad para la reflexión y el actuar renovado y ético. Vivimos una etapa crítica, de cambio y evolución, que bien entendida y respaldada nos puede llevar a estadios superiores de la vida social en México. No actuemos con egoísmo ni con discordia, señores políticos y empresarios, hagan sus mezquindades de lado y procedan a la unión por el bien del país, ya vendrán tiempos de pleitos por el poder, ahora lo que conviene es enfrentar unidos esto, que a cada momento se agrava, porque digan lo que nos digan, a nuestro derredor mucha gente está infectada y muere. Muchos están sin trabajo. Muchos roban por necesidad. Mucho desconocimiento existe acerca de cómo combatir esta enfermedad, pero también mucha esperanza tenemos en que los protocolos de atención medica se vayan construyendo, los medicamentos de combate se estandaricen, la vacuna aparezca, se fabrique por millones y disemine en los cinco continentes.