/ miércoles 31 de enero de 2018

Herencia a Meade difícil de superar

Ante la versión posible de que el presidente Peña Nieto, a propuesta del canciller Videgaray, postuló a un candidato no priista, pretendiendo hacer a un lado al precandidato Ricardo Anaya, evitando consolidar su alianza o desprestigiar a través de medios y así convencer a 12 gobernadores panistas que podrían inclinar la balanza electoral al PRI.

Resultado, 11 gobernadores asistieron a la unción de Ricardo Anaya, calculando un desplome eventual del PRI que pondría a Anaya como segundo en las finales, poder exigir a los dueños de la franquicia del PRI “cargada” para cerrarle el paso a Morena.

Sin embargo, algo no está saliendo bien y el nervio de muchos políticos está de punta, masticando la idea de inclinarse con algún candidato que asegure el triunfo.

Al interior del PRI digieren con dificultad la aplicación de la fracción 13, Art. 181 de sus estatutos, referente a aceptar simpatizantes, unos y oportunistas otros cuando les aseguran la postulación negada en su partido de origen, práctica de degradación cívica.

La medida estrecha espacios a priistas de siempre que no disimulan su molestia y no aseguran su lealtad electoral.

La alianza panista se reconforta con el voto de confianza del hijo de Luis Donaldo Colosio, heredero del principal emblema priista, sumado hoy a Movimiento Ciudadano, quien buscará convocar a jóvenes del país para que voten por la alianza de Ricardo Anaya, que con un discurso duro propone la salida obligada del PRI y una renta básica universal.

Los negativos de Morena disminuyen y sus fans aventuran dos hipótesis: 1.- Que merecen una oportunidad, y 2.- Que antes del final de la contienda pueden definirse las cosas con amplio margen para Morena. Habrá que aceptar que los activos de Morena para encabezar hoy las encuestas la provocaron tres acontecimientos:

Uno.- La ineficacia de los gobiernos de los últimos 17 años.

Dos.- La corrupción, impunidad y violencia desbordados.

Tres.- Derivado de la frivolidad y la indiferencia de gobernantes, se ha formado un contubernio moderno entre las cámaras de diputados y algunos gobernadores con órganos de control estatales y de justicia, seleccionan candidatos a las cámaras locales y federales con perfiles medios, sin compromiso social y con obediencia ciega a sus promotores, esto ha posibilitado el enriquecimiento bajo el esquema de saqueo y la apropiación de los espacios de poder locales, y con la complacencia de sus congresos trituran la separación de poderes, el esquema republicano y la incipiente democracia o lo que queda de ellos.

Estos excesos propician violencia, inequidad y pobreza que generan alarma en la población, y como novedad, mayor desnutrición y obesidad infantil con graves consecuencias no publicitadas, exiguos salarios, alta inflación (6.8 %), deuda externa triplicada (48 % PIB), por disminuir para 2018.

La venta de Pemex, que aseguraba el 39 % del gasto federal, hoy solo aporta el 16 %, razón del incremento de impuestos y recortes presupuestales, la disminución de la competitividad comercial y fiscal y, por si fuera poco, la versión de que la SHCP, en contubernio también, asigna a espaldas del Congreso 300 mil millones de pesos discrecionalmente a los estados con criterio electoral, etc.

El panorama negro que hereda Pepe Meade lo debe reencausar, tendrá que presentar, más allá de una estrategia para la corrupción de la que no se logra despegar, un sólido paquete de propuestas suficientemente atractivas y creíbles para enganchar a la sociedad civil.

Ya lo comentó la expresidenta del PRI nacional, Beatriz Paredes, la propuesta debe asegurar inclusión no solo de personas, sino de causas, agenda y oferta de gobierno, tema que los estrategas del PRI y de hacienda aún no dimensionan.

El PRI debe instrumentar que candidatos a cámaras locales y federales con más canicas deben ir por tierra para alcanzar la mayor rentabilidad de votos posibles, el horno no está para bollos, Morena encabeza y dobla la expectativa de voto al PRI.

Como ejemplo las entidades mayores: Veracruz, Chiapas, Ciudad de México, Jalisco y otros más, en donde el PRI perfila un tercer lugar, el Estado de México sin alianza con el Verde puede perder; en Tlaxcala, las dos últimas elecciones presidenciales las ha perdido el PRI y siguen bastos.

El posible quiebre de gobernadores que podrían orientar el destino del voto presidencial hacia otra alianza distinta a la que pertenecen hoy se ve difícil porque, como ejemplo, en los casos de Puebla y Veracruz tendrían el bocado atorado.

Hoy el PRI necesita una estrategia excepcional para mejorar sus expectativas o prepararse a pagar las facturas pendientes el 1 de julio.

El gobierno federal, más allá de otorgar una respuesta atenuada para enfrentar a los exgobernadores corruptos, debe propiciar una estrategia política y otra axiológica.

La política: una modificación sustantiva al federalismo y revisar la distribución del poder en los tres niveles disfuncionales, que incluyan el cuarto orden de gobierno, el comunitario.

La axiológica: una estrategia que reafirme principios, creencias y valores que modifiquen la conducta de actores políticos y sociales, las cosas deben reencausarse.

Ante la versión posible de que el presidente Peña Nieto, a propuesta del canciller Videgaray, postuló a un candidato no priista, pretendiendo hacer a un lado al precandidato Ricardo Anaya, evitando consolidar su alianza o desprestigiar a través de medios y así convencer a 12 gobernadores panistas que podrían inclinar la balanza electoral al PRI.

Resultado, 11 gobernadores asistieron a la unción de Ricardo Anaya, calculando un desplome eventual del PRI que pondría a Anaya como segundo en las finales, poder exigir a los dueños de la franquicia del PRI “cargada” para cerrarle el paso a Morena.

Sin embargo, algo no está saliendo bien y el nervio de muchos políticos está de punta, masticando la idea de inclinarse con algún candidato que asegure el triunfo.

Al interior del PRI digieren con dificultad la aplicación de la fracción 13, Art. 181 de sus estatutos, referente a aceptar simpatizantes, unos y oportunistas otros cuando les aseguran la postulación negada en su partido de origen, práctica de degradación cívica.

La medida estrecha espacios a priistas de siempre que no disimulan su molestia y no aseguran su lealtad electoral.

La alianza panista se reconforta con el voto de confianza del hijo de Luis Donaldo Colosio, heredero del principal emblema priista, sumado hoy a Movimiento Ciudadano, quien buscará convocar a jóvenes del país para que voten por la alianza de Ricardo Anaya, que con un discurso duro propone la salida obligada del PRI y una renta básica universal.

Los negativos de Morena disminuyen y sus fans aventuran dos hipótesis: 1.- Que merecen una oportunidad, y 2.- Que antes del final de la contienda pueden definirse las cosas con amplio margen para Morena. Habrá que aceptar que los activos de Morena para encabezar hoy las encuestas la provocaron tres acontecimientos:

Uno.- La ineficacia de los gobiernos de los últimos 17 años.

Dos.- La corrupción, impunidad y violencia desbordados.

Tres.- Derivado de la frivolidad y la indiferencia de gobernantes, se ha formado un contubernio moderno entre las cámaras de diputados y algunos gobernadores con órganos de control estatales y de justicia, seleccionan candidatos a las cámaras locales y federales con perfiles medios, sin compromiso social y con obediencia ciega a sus promotores, esto ha posibilitado el enriquecimiento bajo el esquema de saqueo y la apropiación de los espacios de poder locales, y con la complacencia de sus congresos trituran la separación de poderes, el esquema republicano y la incipiente democracia o lo que queda de ellos.

Estos excesos propician violencia, inequidad y pobreza que generan alarma en la población, y como novedad, mayor desnutrición y obesidad infantil con graves consecuencias no publicitadas, exiguos salarios, alta inflación (6.8 %), deuda externa triplicada (48 % PIB), por disminuir para 2018.

La venta de Pemex, que aseguraba el 39 % del gasto federal, hoy solo aporta el 16 %, razón del incremento de impuestos y recortes presupuestales, la disminución de la competitividad comercial y fiscal y, por si fuera poco, la versión de que la SHCP, en contubernio también, asigna a espaldas del Congreso 300 mil millones de pesos discrecionalmente a los estados con criterio electoral, etc.

El panorama negro que hereda Pepe Meade lo debe reencausar, tendrá que presentar, más allá de una estrategia para la corrupción de la que no se logra despegar, un sólido paquete de propuestas suficientemente atractivas y creíbles para enganchar a la sociedad civil.

Ya lo comentó la expresidenta del PRI nacional, Beatriz Paredes, la propuesta debe asegurar inclusión no solo de personas, sino de causas, agenda y oferta de gobierno, tema que los estrategas del PRI y de hacienda aún no dimensionan.

El PRI debe instrumentar que candidatos a cámaras locales y federales con más canicas deben ir por tierra para alcanzar la mayor rentabilidad de votos posibles, el horno no está para bollos, Morena encabeza y dobla la expectativa de voto al PRI.

Como ejemplo las entidades mayores: Veracruz, Chiapas, Ciudad de México, Jalisco y otros más, en donde el PRI perfila un tercer lugar, el Estado de México sin alianza con el Verde puede perder; en Tlaxcala, las dos últimas elecciones presidenciales las ha perdido el PRI y siguen bastos.

El posible quiebre de gobernadores que podrían orientar el destino del voto presidencial hacia otra alianza distinta a la que pertenecen hoy se ve difícil porque, como ejemplo, en los casos de Puebla y Veracruz tendrían el bocado atorado.

Hoy el PRI necesita una estrategia excepcional para mejorar sus expectativas o prepararse a pagar las facturas pendientes el 1 de julio.

El gobierno federal, más allá de otorgar una respuesta atenuada para enfrentar a los exgobernadores corruptos, debe propiciar una estrategia política y otra axiológica.

La política: una modificación sustantiva al federalismo y revisar la distribución del poder en los tres niveles disfuncionales, que incluyan el cuarto orden de gobierno, el comunitario.

La axiológica: una estrategia que reafirme principios, creencias y valores que modifiquen la conducta de actores políticos y sociales, las cosas deben reencausarse.