/ viernes 18 de septiembre de 2020

Hidalgo y Morelos: titanes de la Independencia

Admirable la dimensión valor e inteligencia de los hombres que se entregaron a luchar para por un pueblo sometido por cientos de años, y esa empresa libertaria sólo encuentra en hombres dotados de valor y entrega hasta perder la vida por conseguir lo pretendido y no solo ello sino presentar la disponibilidad de poner ejemplo a los confederados por alcanzar con la vida misma la libertad ansiada por años. Hidalgo y Morelos estaban convencidos que la libertad no la regalaría los opresores españoles y que toda libertad se consigue con sangre. Tal fue el caso de los héroes enunciados, los que tenían en su piel las heridas del pueblo mexicano, dispuesto ya, llegado el tiempo de arrebatar lo que les correspondía como seres humanos, y era el momento de pronunciarse vigorosamente a la conquista violenta.

Historiadores señalan que los realistas descubrieron el movimiento revolucionario por estallar y por ello el Cura de Dolores abortó el movimiento por el cual convocó por medio del campanario al pueblo sojuzgado, manifestando a los congregados que se iniciaría la lucha armada para conseguir la libertad derrotando al Virreinato vigente en la llamada Nueva España (México). Hidalgo, atendiendo a las circunstancias apresuró la salida de combatientes (según la historia patria con un ejército de quince seguidores de Don Miguel Hidalgo y Costilla), del atrio de la iglesia de Dolores en la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Se sabe que el número de insurrectos seguidores de Dn. Miguel aumentó considerablemente, ejército armado de palos, piedras, hondas, implementos de labranza, machetes y escopetas, lanzas, unos insurrectos llevaban su propia cabalgadura, dicho “ejército” que iniciara con 15 voluntarios creció desmesuradamente que cuando llegó a Guanajuato se calcula que sobrepasaba el número de 5, ml combatientes.

A Hidalgo lo nombraron Capital General del ejército insurgente, aunque la historia lo señaló en batallas subsiguientes carente de tino para dirigir batallas guerreras. Otro error señalado históricamente que no ha sido aclarado es haber abandonado el ataque a la Capital del Virreinato, contando con número suficiente de insurrectos ubicados en “El Monte de las Cruces”, muy cerca de la ciudad. Historiadores comentan que al ataque insurrecto ahí se hubiera consumado la Independencia de México.

A pesar de sus hierros combativos, Hidalgo tubo la fuerza de enfrentar a un Reino poderoso. Su iniciativa la siguieron otros hombres en difíciles tareas de liberar a un pueblo oprimido.

Como si hubiera un destino escrito en la prosecución de liberación del México cautivo por los explotadores españoles, los que saquearon oro y plata fuerza de trabajo sin pago alguno, ese predestina llamado José María Morelos y Pavón, un cura que al igual que Hidalgo era de pensamiento liberal ambos personajes eran padres y lo ponderaban con solemnidad. Al escuchar Morelos, las voces de rebeldía libertaria del pueblo y al saber que su antiguo maestro encabezaba la lucha armada, se dio a la tarea de localizarlo e ir a su encuentro, así que montó su cabalgadura y salió a su encuentro, y según historiadores salió de su Curato y alcanzó a Hidalgo en la población de Charo, pero debido al cansancio de ambos jinetes pospusieron la reunión la que se realizó el día 20 de octubre a la hora de comer el Cura Hidalgo tomó del brazo a Morelos para interrogarle respecto a sus intenciones hacia el movimiento insurgente recibiendo Morelos un nombramiento de Hidalgo en el que daba una orden “de levantar tropas en la Costa Sur”.

Así que Morelos inicia su lucha con un ejército integrado por: J.R. Benitez, Gregorio Zapién, Vicente Guzmán, Gregorio Velázquez, Francisco Zamarripa, Benito Melchor de los Reyes, Roque Anselmo, Francisco Cándido, Marcelino González, Román de los Santos, Francisco Espinoza, J. Concepción Paz, Máximo Melchor de los Reyes, Andrés González, Teodoro Gamero y Bernardo Arreola, con este ejército llegó a la población de Huspio allí, se unieron 294 insurrectos de a pie y 50 de a caballo con ese ejército inició la revolución armada tomando en cuenta que él formó un verdadero ejército y que derrotó a las fuerzas virreinales porque conocía valles, playas, montañas, caminos por donde coincidir los cañones que le arrebataba al enemigo.

Admirable la dimensión valor e inteligencia de los hombres que se entregaron a luchar para por un pueblo sometido por cientos de años, y esa empresa libertaria sólo encuentra en hombres dotados de valor y entrega hasta perder la vida por conseguir lo pretendido y no solo ello sino presentar la disponibilidad de poner ejemplo a los confederados por alcanzar con la vida misma la libertad ansiada por años. Hidalgo y Morelos estaban convencidos que la libertad no la regalaría los opresores españoles y que toda libertad se consigue con sangre. Tal fue el caso de los héroes enunciados, los que tenían en su piel las heridas del pueblo mexicano, dispuesto ya, llegado el tiempo de arrebatar lo que les correspondía como seres humanos, y era el momento de pronunciarse vigorosamente a la conquista violenta.

Historiadores señalan que los realistas descubrieron el movimiento revolucionario por estallar y por ello el Cura de Dolores abortó el movimiento por el cual convocó por medio del campanario al pueblo sojuzgado, manifestando a los congregados que se iniciaría la lucha armada para conseguir la libertad derrotando al Virreinato vigente en la llamada Nueva España (México). Hidalgo, atendiendo a las circunstancias apresuró la salida de combatientes (según la historia patria con un ejército de quince seguidores de Don Miguel Hidalgo y Costilla), del atrio de la iglesia de Dolores en la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Se sabe que el número de insurrectos seguidores de Dn. Miguel aumentó considerablemente, ejército armado de palos, piedras, hondas, implementos de labranza, machetes y escopetas, lanzas, unos insurrectos llevaban su propia cabalgadura, dicho “ejército” que iniciara con 15 voluntarios creció desmesuradamente que cuando llegó a Guanajuato se calcula que sobrepasaba el número de 5, ml combatientes.

A Hidalgo lo nombraron Capital General del ejército insurgente, aunque la historia lo señaló en batallas subsiguientes carente de tino para dirigir batallas guerreras. Otro error señalado históricamente que no ha sido aclarado es haber abandonado el ataque a la Capital del Virreinato, contando con número suficiente de insurrectos ubicados en “El Monte de las Cruces”, muy cerca de la ciudad. Historiadores comentan que al ataque insurrecto ahí se hubiera consumado la Independencia de México.

A pesar de sus hierros combativos, Hidalgo tubo la fuerza de enfrentar a un Reino poderoso. Su iniciativa la siguieron otros hombres en difíciles tareas de liberar a un pueblo oprimido.

Como si hubiera un destino escrito en la prosecución de liberación del México cautivo por los explotadores españoles, los que saquearon oro y plata fuerza de trabajo sin pago alguno, ese predestina llamado José María Morelos y Pavón, un cura que al igual que Hidalgo era de pensamiento liberal ambos personajes eran padres y lo ponderaban con solemnidad. Al escuchar Morelos, las voces de rebeldía libertaria del pueblo y al saber que su antiguo maestro encabezaba la lucha armada, se dio a la tarea de localizarlo e ir a su encuentro, así que montó su cabalgadura y salió a su encuentro, y según historiadores salió de su Curato y alcanzó a Hidalgo en la población de Charo, pero debido al cansancio de ambos jinetes pospusieron la reunión la que se realizó el día 20 de octubre a la hora de comer el Cura Hidalgo tomó del brazo a Morelos para interrogarle respecto a sus intenciones hacia el movimiento insurgente recibiendo Morelos un nombramiento de Hidalgo en el que daba una orden “de levantar tropas en la Costa Sur”.

Así que Morelos inicia su lucha con un ejército integrado por: J.R. Benitez, Gregorio Zapién, Vicente Guzmán, Gregorio Velázquez, Francisco Zamarripa, Benito Melchor de los Reyes, Roque Anselmo, Francisco Cándido, Marcelino González, Román de los Santos, Francisco Espinoza, J. Concepción Paz, Máximo Melchor de los Reyes, Andrés González, Teodoro Gamero y Bernardo Arreola, con este ejército llegó a la población de Huspio allí, se unieron 294 insurrectos de a pie y 50 de a caballo con ese ejército inició la revolución armada tomando en cuenta que él formó un verdadero ejército y que derrotó a las fuerzas virreinales porque conocía valles, playas, montañas, caminos por donde coincidir los cañones que le arrebataba al enemigo.