/ martes 2 de mayo de 2023

Insabi: prueba error resultados

“El IMSS es la institución del Estado capaz de garantizar la felicidad de sus empleados con los privilegios obtenidos en su contrato colectivo de trabajo, aunque sus derechohabientes lo padezcan”

Frases de pasillo burocrático

La postura del presidente López Obrador con el Insabi, fue exactamente la misma que asumió en el tercer debate entre candidatos a la presidencia de la república en 2018: en aquel momento, el aspirante AMLO –encasillado por cuestionamientos técnicos sobre cómo resolver la salud en México– respondía repetitivamente: “¡combatiendo la corrupción!”

Para quienes lo recuerdan, la respuesta soporífera del AMLO candidato a la presidencia en 2018 generó profundas críticas sobre su capacidad para ampliar sus argumentos y salirse del monólogo de la anticorrupción.

Justamente un año después de asumida la presidencia, el 1 de diciembre de 2019, el presidente AMLO presentó su libro “Hacia una Economía Moral”. Donde en el capítulo 8, Un País con Bienestar, en su apartado Salud para Toda la Población, explicaría sus razones de porqué la necesidad de un Insabi, el cual nacería un mes después por decreto presidencial como una de las más grandes apuestas del sexenio, supliendo con ello al Seguro Popular que operaba desde 2003. Sus argumentos fueron:

“La administración que inició el 1 de diciembre de 2018 encontró un sistema de salud pública insuficiente, desintegrado, ineficiente, depauperado y corroído por la corrupción. Millones de personas no tienen acceso a ninguna de las instituciones o modalidades de ese sistema…. El resultado [neoliberal]: un periodo en el que proliferaron los dispensarios, clínicas y hospitales privados de todas las categorías, incluso los de gran lujo, los establecimientos públicos han quedado a merced del saqueo de la corrupción, la indolencia burocrática y el estrechamiento presupuestal. Se había llegado al extremo de que pacientes de los hospitales del Estado tenían que llevar sus propios materiales de curación y se veían obligados a esperar meses antes de ser sometidos a una intervención quirúrgica, tanto por la saturación de los quirófanos como por descomposturas o faltantes de equipo. Otros ni siquiera lograban acceso a terapias y tratamientos por no estar afiliados a alguna institución de seguridad social, o bien, porque la cobertura del Seguro Popular era insuficiente o limitada al llamado «cuadro básico». En suma, el derecho a la salud le era denegado parcial o totalmente al sector más desprotegido de la población mexicana…”

Por ello se creó el Insabi, cuya función principal es garantizar servicios médicos a todas las personas no afiliadas al IMSS o al Issste…”

“El Insabi está empezando a resolver cuatro demandas básicas: que haya abasto de todos los medicamentos hasta en las unidades médicas y centros de salud ubicados en las comunidades más apartadas del país;… la asignación de los médicos, enfermeras y paramédicos en todas las poblaciones; rehabilitar y ampliar la infraestructura de salud, incluido el mejoramiento de equipos médicos; y la basificación de más de 80 000 trabajadores que han sido contratados por mucho tiempo como eventuales y por honorarios”

Luego entonces, la puesta en operación del Insabi era la “prueba” más grande contra las prácticas de una de las industrias más poderosas del mundo, las farmacéuticas; de ir contra los intereses del gremio médico, de sus sindicatos, del personal, de los proveedores y de la lamentable experiencia ciudadana sobre la calidad de los servicios médicos; pero al mismo tiempo, una “apuesta ideológica” por proteger a la población que no cuenta con acceso a los servicios de seguridad social; de ampliar el padrón del Seguro Popular a uno universal gratuito; de incorporar esquemas de rendición de cuentas innovadores que permitan corregir las malas prácticas ya detectadas; de operar estructuras organizativas con vocación, capacidad, equipamiento y medicamento gratuito para revertir la percepción siniestra de los sistemas de salud y sus instalaciones fantasmas; de blindar el derecho a la salud de las mermas y desvíos cotidianos que han practicado las entidades federativas.

Tres años y medio después de creado el Insabi, la bancada de diputados del oficialismo en la Cámara de Diputados ha propuesto desaparecerlo. En el camino, tanto el Coneval como el Inegi han reportado una drástica disminución de la población que se encontraba afiliada al Seguro Popular para con el Insabi, pasando de 42.1 millones a 26.9 millones en 2020. Mientras “IMSS Bienestar” reportó en dicho periodo solo 1 millón de afiliados. Con lo cual, hoy es posible asegurar que el Insabi es ya un “paciente terminal” atendido en una institución pública, que se va sin haber resuelto uno solo de todos los argumentos que le dieron vida.

Fuente: López Obrador (2019), “Salud para toda la Población”, en Hacia una Economía Moral, Planeta, págs. 156-159

*Colaborador de Integridad Ciudadana A.C. @Integridad_AC @VJ1204

“El IMSS es la institución del Estado capaz de garantizar la felicidad de sus empleados con los privilegios obtenidos en su contrato colectivo de trabajo, aunque sus derechohabientes lo padezcan”

Frases de pasillo burocrático

La postura del presidente López Obrador con el Insabi, fue exactamente la misma que asumió en el tercer debate entre candidatos a la presidencia de la república en 2018: en aquel momento, el aspirante AMLO –encasillado por cuestionamientos técnicos sobre cómo resolver la salud en México– respondía repetitivamente: “¡combatiendo la corrupción!”

Para quienes lo recuerdan, la respuesta soporífera del AMLO candidato a la presidencia en 2018 generó profundas críticas sobre su capacidad para ampliar sus argumentos y salirse del monólogo de la anticorrupción.

Justamente un año después de asumida la presidencia, el 1 de diciembre de 2019, el presidente AMLO presentó su libro “Hacia una Economía Moral”. Donde en el capítulo 8, Un País con Bienestar, en su apartado Salud para Toda la Población, explicaría sus razones de porqué la necesidad de un Insabi, el cual nacería un mes después por decreto presidencial como una de las más grandes apuestas del sexenio, supliendo con ello al Seguro Popular que operaba desde 2003. Sus argumentos fueron:

“La administración que inició el 1 de diciembre de 2018 encontró un sistema de salud pública insuficiente, desintegrado, ineficiente, depauperado y corroído por la corrupción. Millones de personas no tienen acceso a ninguna de las instituciones o modalidades de ese sistema…. El resultado [neoliberal]: un periodo en el que proliferaron los dispensarios, clínicas y hospitales privados de todas las categorías, incluso los de gran lujo, los establecimientos públicos han quedado a merced del saqueo de la corrupción, la indolencia burocrática y el estrechamiento presupuestal. Se había llegado al extremo de que pacientes de los hospitales del Estado tenían que llevar sus propios materiales de curación y se veían obligados a esperar meses antes de ser sometidos a una intervención quirúrgica, tanto por la saturación de los quirófanos como por descomposturas o faltantes de equipo. Otros ni siquiera lograban acceso a terapias y tratamientos por no estar afiliados a alguna institución de seguridad social, o bien, porque la cobertura del Seguro Popular era insuficiente o limitada al llamado «cuadro básico». En suma, el derecho a la salud le era denegado parcial o totalmente al sector más desprotegido de la población mexicana…”

Por ello se creó el Insabi, cuya función principal es garantizar servicios médicos a todas las personas no afiliadas al IMSS o al Issste…”

“El Insabi está empezando a resolver cuatro demandas básicas: que haya abasto de todos los medicamentos hasta en las unidades médicas y centros de salud ubicados en las comunidades más apartadas del país;… la asignación de los médicos, enfermeras y paramédicos en todas las poblaciones; rehabilitar y ampliar la infraestructura de salud, incluido el mejoramiento de equipos médicos; y la basificación de más de 80 000 trabajadores que han sido contratados por mucho tiempo como eventuales y por honorarios”

Luego entonces, la puesta en operación del Insabi era la “prueba” más grande contra las prácticas de una de las industrias más poderosas del mundo, las farmacéuticas; de ir contra los intereses del gremio médico, de sus sindicatos, del personal, de los proveedores y de la lamentable experiencia ciudadana sobre la calidad de los servicios médicos; pero al mismo tiempo, una “apuesta ideológica” por proteger a la población que no cuenta con acceso a los servicios de seguridad social; de ampliar el padrón del Seguro Popular a uno universal gratuito; de incorporar esquemas de rendición de cuentas innovadores que permitan corregir las malas prácticas ya detectadas; de operar estructuras organizativas con vocación, capacidad, equipamiento y medicamento gratuito para revertir la percepción siniestra de los sistemas de salud y sus instalaciones fantasmas; de blindar el derecho a la salud de las mermas y desvíos cotidianos que han practicado las entidades federativas.

Tres años y medio después de creado el Insabi, la bancada de diputados del oficialismo en la Cámara de Diputados ha propuesto desaparecerlo. En el camino, tanto el Coneval como el Inegi han reportado una drástica disminución de la población que se encontraba afiliada al Seguro Popular para con el Insabi, pasando de 42.1 millones a 26.9 millones en 2020. Mientras “IMSS Bienestar” reportó en dicho periodo solo 1 millón de afiliados. Con lo cual, hoy es posible asegurar que el Insabi es ya un “paciente terminal” atendido en una institución pública, que se va sin haber resuelto uno solo de todos los argumentos que le dieron vida.

Fuente: López Obrador (2019), “Salud para toda la Población”, en Hacia una Economía Moral, Planeta, págs. 156-159

*Colaborador de Integridad Ciudadana A.C. @Integridad_AC @VJ1204