/ martes 28 de abril de 2020

¿Interés superior?

La Convención de los Derechos de los Niños es el texto internacional que sustenta al artículo 4 de la Constitución Mexicana y a la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. Muy pomposamente se arguyen varios principios rectores, entre ellos, el interés superior del menor, que al menos en el caso de nuestra patria, valen lo que el papel en el que están escritos.

La numeralia de sufrimiento infantil rompe el corazón. En los últimos años el hogar, ese espacio donde se supone que las y los peques deben ser amados, formados y educados, ha sufrido profundos cambios, no todos para bien. En dos décadas, es decir, en una generación, la tasa de divorcios creció 182%. Se rompieron más de un millón de matrimonios, muchos con hijos. En una enorme cantidad de casos, esas niñas, niños y adolescentes quedaron en medio de la guerra de su padre y madre, no solo como testigos, siempre como víctimas y muchas otras como monedas de cambio de los pleitos de adultos.

Cuando hay violencia de cualquier tipo, las y los hijos son víctimas siempre, aunque no reciban directamente las agresiones. El impacto emocional ser reflejará según su edad. De 3 a 5 se sienten culpables (por no haber comido u obedecido a papá y mamá por ejemplo) asumen imaginarias responsabilidades que para ellos son enormes y sufren mucho miedo a ser abandonados. De 6 a 12 se dan cuenta que tienen un problema y que ese problema duele, pero no saben cómo enfrentarlo, creen que sus padres pueden volver a juntarse y presionarán o harán todo para que eso suceda, sufriendo frustración y aun más dolor. De adolescentes vivirán miedo, soledad, depresión y culpa; se preguntarán sobre su propia habilidad para sostener una relación presente o futura.

En 2019, según UNICEF, el 60% de niñas, niños y adolescentes ha sufrido violencia psicológica (agresiones verbales); 4 de cada 10 madres y 2 de cada 10 padres les han golpeado, pateado o dado puñetazos; agresiones sexuales, empujones desde lugares elevados, heridas por arma de fuego o estrangulamiento llegaron hasta el 16%. El 70% de las agresiones las sufren las niñas. Nuestro Tlaxcala, lastimosamente, se destaca según Early Institute por ser el primer lugar nacional en egresos hospitalarios por abuso sexual infantil. Si los efectos de la victimización que viven no son atendidos, el impacto puede afectar el resto de su vida.

¿Interés superior? En esta cuarentena las niñas, niños y adolescentes están sufriendo mucha más violencia. Estamos formando otra generación que aprenderá que los conflictos se solucionan con más conflicto. ¡Interés superior! Cientos de miles de niñas, niños y adolescentes en México solo saben que sus padres y gobernantes no tienen otro interés que el propio. ¡Qué vergüenza!

El 70% de las agresiones las sufren las niñas. Nuestro Tlaxcala, lastimosamente, se destaca según Early Institute por ser el primer lugar nacional en egresos hospitalarios por abuso sexual infantil. Si los efectos de la victimización que viven no son atendidos, el impacto puede afectar el resto de su vida.

La Convención de los Derechos de los Niños es el texto internacional que sustenta al artículo 4 de la Constitución Mexicana y a la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. Muy pomposamente se arguyen varios principios rectores, entre ellos, el interés superior del menor, que al menos en el caso de nuestra patria, valen lo que el papel en el que están escritos.

La numeralia de sufrimiento infantil rompe el corazón. En los últimos años el hogar, ese espacio donde se supone que las y los peques deben ser amados, formados y educados, ha sufrido profundos cambios, no todos para bien. En dos décadas, es decir, en una generación, la tasa de divorcios creció 182%. Se rompieron más de un millón de matrimonios, muchos con hijos. En una enorme cantidad de casos, esas niñas, niños y adolescentes quedaron en medio de la guerra de su padre y madre, no solo como testigos, siempre como víctimas y muchas otras como monedas de cambio de los pleitos de adultos.

Cuando hay violencia de cualquier tipo, las y los hijos son víctimas siempre, aunque no reciban directamente las agresiones. El impacto emocional ser reflejará según su edad. De 3 a 5 se sienten culpables (por no haber comido u obedecido a papá y mamá por ejemplo) asumen imaginarias responsabilidades que para ellos son enormes y sufren mucho miedo a ser abandonados. De 6 a 12 se dan cuenta que tienen un problema y que ese problema duele, pero no saben cómo enfrentarlo, creen que sus padres pueden volver a juntarse y presionarán o harán todo para que eso suceda, sufriendo frustración y aun más dolor. De adolescentes vivirán miedo, soledad, depresión y culpa; se preguntarán sobre su propia habilidad para sostener una relación presente o futura.

En 2019, según UNICEF, el 60% de niñas, niños y adolescentes ha sufrido violencia psicológica (agresiones verbales); 4 de cada 10 madres y 2 de cada 10 padres les han golpeado, pateado o dado puñetazos; agresiones sexuales, empujones desde lugares elevados, heridas por arma de fuego o estrangulamiento llegaron hasta el 16%. El 70% de las agresiones las sufren las niñas. Nuestro Tlaxcala, lastimosamente, se destaca según Early Institute por ser el primer lugar nacional en egresos hospitalarios por abuso sexual infantil. Si los efectos de la victimización que viven no son atendidos, el impacto puede afectar el resto de su vida.

¿Interés superior? En esta cuarentena las niñas, niños y adolescentes están sufriendo mucha más violencia. Estamos formando otra generación que aprenderá que los conflictos se solucionan con más conflicto. ¡Interés superior! Cientos de miles de niñas, niños y adolescentes en México solo saben que sus padres y gobernantes no tienen otro interés que el propio. ¡Qué vergüenza!

El 70% de las agresiones las sufren las niñas. Nuestro Tlaxcala, lastimosamente, se destaca según Early Institute por ser el primer lugar nacional en egresos hospitalarios por abuso sexual infantil. Si los efectos de la victimización que viven no son atendidos, el impacto puede afectar el resto de su vida.