/ lunes 23 de noviembre de 2020

La cadena WhatsApp

No queremos realidades, queremos promesas

pinta anónima

Después de casi quince horas de viaje, llegó un día antes de su vuelo a las “salidas internacionales” del aeropuerto internacional. Prefirió anticiparse a correr cualquier riesgo. Era la segunda vez que lo intentaba, pues la contingencia sanitaria le impidió volar en mayo.

Pasada la larga noche de espera en del aeropuerto, su ansiedad se fue aquietando por la ilusión de haber conseguido un trabajo seguro, donde, como cualquier mexicano, “le echaría las ganas”. El plan era simple: de la CDMX a Toronto, de ahí trasladarse a una de las empresas canadienses del “Programa temporal de empleos México-Canadá 2020”.

Sin embargo, al iniciar el papeleo de abordaje, nada coincidió: la visa, el boleto, los permisos (ETA), todo lo que le habían gestionado desde Tlaxcala era falso. Fue entonces cuando entendió que había caído en las redes de una cadena de “eslabones” que durante meses lo desfalcaron mediante promesas y que, como él, cientos de personas han sido víctimas.

¿Cómo se llega hasta aquí? “Juan” recordó que meses atrás expresó en Facebook su deseo de ser beneficiario del programa temporal de empleos en Canadá. “Increíblemente”, pocos días después de haber publicado su deseo en la red social, recibió una invitación privada por la misma vía informándole sobre la posibilidad de sumarse a una “cadena” de aspirantes mediante la “Evaluación de procesos del programa de trabajadores agrícolas temporales México-Canadá".

Así llegó a las oficinas de la Unión de Trabajadores Agrícolas en Tlaxcala, donde fue recibido por “José Manuel Espinoza Gil”, y su área de apoyo. Quienes desde su primer contacto en la red embelesaban a los interesados para unirse a un grupo donde el “administrador del grupo” era Espinoza Gil y sus secuaces.

En su modus, cualquier duda o titubeo que plantee el interesado es inmediatamente contrastado con la exhibición de documentación membretada, con sellos de oficinas públicas, con firmas autógrafas y testimoniales donde se comprueba la oferta. En su operandi, los interesados entregan un listado de documentos con sus datos personales (domicilio, identificación, etc.) para ser identificables. Acto seguido, ser parte de un listado en “papeles oficiales” para ser beneficiarios. Previo a ello, habría que pagar cuotas de inscripción, boletos de avión y, en ocasiones, algún gasto “extraordinario”.

Es así como “la cadena” se va formando; empieza con una invitación, después con la legitimación del proceso, para posteriormente llegar al pago de servicios, derechos, y la administración general de todos los eslabones vía WhatsApp”.

Desde el “Whats”, el administrador del grupo motiva, informa, exige cuotas, califica, bloquea o elimina a quienes manifiesten duda sobre los tiempos y la falta de cumplimiento de las promesas. Con el tiempo, las ofertas pactadas se vuelven tortuosas y costosas para los eslabones, hasta que un día, sin más, los administradores desaparecen.

Por increíble que parezca, del grupo de personas que se mantienen en el Whats se encuentran implantadas “personas” que fungen como espías que monitorean las acciones legales que las personas defraudadas pretenden realizar; alertando a los victimarios o bien desalentando a los efusivos defraudados con desesperanzas sutiles. Incluso, llegan a ofertar un “nuevo liderazgo” para llevar a la justicia a los defraudadores de la cadena inicial. Claro está, mediante el pago de una módica suma para administrar el proceso de justicia y así iniciar una nueva cadena.

Y así, la cadena continúa hasta que es diluida casi en totalidad, inhibiendo demandas grupales a denuncias aisladas que difícilmente proceden ante las fiscalías. Igualmente, en Tlaxcala, Chiapas, Hidalgo, Guadalajara sin que, hasta la fecha, haya un solo responsable.

A nombre de Integridad Ciudadana, agradecemos a esta casa editorial este nuevo espacio para publicar en esta columna. Para la A.C., es una oportunidad invaluable de contribuir con opiniones informadas y responsables a nivel local. En lo personal, ser parte de este espacio, de esta oportunidad, es como volver a casa.

  • *Colaborador de Integridad Ciudadana A.C.

No queremos realidades, queremos promesas

pinta anónima

Después de casi quince horas de viaje, llegó un día antes de su vuelo a las “salidas internacionales” del aeropuerto internacional. Prefirió anticiparse a correr cualquier riesgo. Era la segunda vez que lo intentaba, pues la contingencia sanitaria le impidió volar en mayo.

Pasada la larga noche de espera en del aeropuerto, su ansiedad se fue aquietando por la ilusión de haber conseguido un trabajo seguro, donde, como cualquier mexicano, “le echaría las ganas”. El plan era simple: de la CDMX a Toronto, de ahí trasladarse a una de las empresas canadienses del “Programa temporal de empleos México-Canadá 2020”.

Sin embargo, al iniciar el papeleo de abordaje, nada coincidió: la visa, el boleto, los permisos (ETA), todo lo que le habían gestionado desde Tlaxcala era falso. Fue entonces cuando entendió que había caído en las redes de una cadena de “eslabones” que durante meses lo desfalcaron mediante promesas y que, como él, cientos de personas han sido víctimas.

¿Cómo se llega hasta aquí? “Juan” recordó que meses atrás expresó en Facebook su deseo de ser beneficiario del programa temporal de empleos en Canadá. “Increíblemente”, pocos días después de haber publicado su deseo en la red social, recibió una invitación privada por la misma vía informándole sobre la posibilidad de sumarse a una “cadena” de aspirantes mediante la “Evaluación de procesos del programa de trabajadores agrícolas temporales México-Canadá".

Así llegó a las oficinas de la Unión de Trabajadores Agrícolas en Tlaxcala, donde fue recibido por “José Manuel Espinoza Gil”, y su área de apoyo. Quienes desde su primer contacto en la red embelesaban a los interesados para unirse a un grupo donde el “administrador del grupo” era Espinoza Gil y sus secuaces.

En su modus, cualquier duda o titubeo que plantee el interesado es inmediatamente contrastado con la exhibición de documentación membretada, con sellos de oficinas públicas, con firmas autógrafas y testimoniales donde se comprueba la oferta. En su operandi, los interesados entregan un listado de documentos con sus datos personales (domicilio, identificación, etc.) para ser identificables. Acto seguido, ser parte de un listado en “papeles oficiales” para ser beneficiarios. Previo a ello, habría que pagar cuotas de inscripción, boletos de avión y, en ocasiones, algún gasto “extraordinario”.

Es así como “la cadena” se va formando; empieza con una invitación, después con la legitimación del proceso, para posteriormente llegar al pago de servicios, derechos, y la administración general de todos los eslabones vía WhatsApp”.

Desde el “Whats”, el administrador del grupo motiva, informa, exige cuotas, califica, bloquea o elimina a quienes manifiesten duda sobre los tiempos y la falta de cumplimiento de las promesas. Con el tiempo, las ofertas pactadas se vuelven tortuosas y costosas para los eslabones, hasta que un día, sin más, los administradores desaparecen.

Por increíble que parezca, del grupo de personas que se mantienen en el Whats se encuentran implantadas “personas” que fungen como espías que monitorean las acciones legales que las personas defraudadas pretenden realizar; alertando a los victimarios o bien desalentando a los efusivos defraudados con desesperanzas sutiles. Incluso, llegan a ofertar un “nuevo liderazgo” para llevar a la justicia a los defraudadores de la cadena inicial. Claro está, mediante el pago de una módica suma para administrar el proceso de justicia y así iniciar una nueva cadena.

Y así, la cadena continúa hasta que es diluida casi en totalidad, inhibiendo demandas grupales a denuncias aisladas que difícilmente proceden ante las fiscalías. Igualmente, en Tlaxcala, Chiapas, Hidalgo, Guadalajara sin que, hasta la fecha, haya un solo responsable.

A nombre de Integridad Ciudadana, agradecemos a esta casa editorial este nuevo espacio para publicar en esta columna. Para la A.C., es una oportunidad invaluable de contribuir con opiniones informadas y responsables a nivel local. En lo personal, ser parte de este espacio, de esta oportunidad, es como volver a casa.

  • *Colaborador de Integridad Ciudadana A.C.