/ viernes 10 de junio de 2022

¡La campante corrupción!

Se agita en el subsuelo de México. Los extranjeros ven áreas de oportunidad para invertir y las aprovechan. Porque el empresario mexicano esta apurado, queriendo derribar un gobierno, que respalda su estancia con treinta millones de votos. Satanizan todas sus decisiones. Portan odios profundos que no perdonan. ¡Atemos cabos!... En la COFEPRIS han destapado una asquerosa laguna de oxidación de corrupciones.

Cesaron desde jefes de unidad hasta inspectores. A todos niveles se han coludido, para convertir su chamba en negocio privado, mediante chantajes, amenazas, clausuras, retardos, multas, negativas de licencia, etc… Entre otros productos, de alimentos y medicinas. Adecuaron la ley a sus conveniencias. Pero los empresarios que de ellos requerían, también se acomodaron al sistema.

“El que paga manda”. Han cohechado para que aprueben sus “cochupos”. Por eso el mercado de alimentos, por ejemplo, está lleno de productos adulterados, sin calidad ni nutrimentos. “Con sabor a chocolate”, pero sin chocolate. Medicamentos “patito”, que se venden hasta en el piso de los mercados sobre ruedas.

Mal haya la hora en que se les otorgó tarea tan importante a esa horda de burócratas putrefactos, que chantajean y roban, porque “los jefes lo hacen”, en COFEPRIS se han prohijado bandas delincuenciales, que sangran a farmacias, empresas de alimentos, consultorios médicos, entre otros, amenazando con multas, clausuras, imponiendo moches y cuotas. Conocí de tres casos de consultorios chantajeados, a quienes les exigían para que funcionaran, la entrega de una cuota mensual de diez mil pesos. Y es que administran una enorme veta para la riqueza, que han aprovechado “salpicando hacia arriba”. Por eso de la noche a la mañana se desplazaban y viven entre lujos. Pero empresarios anónimos, bajo la firma “X González”, y partidos asociados, se coaligaron para buscar el retorno al pasado.

En las elecciones del domingo anterior, perdieron en las urnas, pero teatralmente exclaman que ganaron. Deberán pagar impuestos y cumplir la ley.

Qué camino tan difícil les espera, cuando antes era fácil. Las elecciones pasadas les demostraron que el odio no consigue votos, ni es el capital quien manda en los votantes, por más amafiados que estén con demagogos y cirqueros de la política.

Pareciera que el país inicia una etapa azarosa y de oleaje encrespado, en donde por suerte las decisiones serán de las mayorías, que ya aprendieron a distinguir a los falsarios. La eterna corrupción de México penetró hasta la medula de la vida empresarial y ahora sin ella, parece que no pueden subsistir y por eso, agitan mares, cielo y tierra, buscando el retorno al pasado.

No es fácil la vida para quienes el sistema protegió y enriqueció y que ahora deambulan en la inmundicia, donde las ratas se topan entre sí. Porque para ellos la corrupción se volvió su forma de existir. Algo muy valeroso y determinante habrá que hacer, para que esas formas indeseables se alejen para siempre, de la vida pública y privada de México.

Pareciera que el país inicia una etapa azarosa y de oleaje encrespado, en donde por suerte las decisiones serán de las mayorías...


Se agita en el subsuelo de México. Los extranjeros ven áreas de oportunidad para invertir y las aprovechan. Porque el empresario mexicano esta apurado, queriendo derribar un gobierno, que respalda su estancia con treinta millones de votos. Satanizan todas sus decisiones. Portan odios profundos que no perdonan. ¡Atemos cabos!... En la COFEPRIS han destapado una asquerosa laguna de oxidación de corrupciones.

Cesaron desde jefes de unidad hasta inspectores. A todos niveles se han coludido, para convertir su chamba en negocio privado, mediante chantajes, amenazas, clausuras, retardos, multas, negativas de licencia, etc… Entre otros productos, de alimentos y medicinas. Adecuaron la ley a sus conveniencias. Pero los empresarios que de ellos requerían, también se acomodaron al sistema.

“El que paga manda”. Han cohechado para que aprueben sus “cochupos”. Por eso el mercado de alimentos, por ejemplo, está lleno de productos adulterados, sin calidad ni nutrimentos. “Con sabor a chocolate”, pero sin chocolate. Medicamentos “patito”, que se venden hasta en el piso de los mercados sobre ruedas.

Mal haya la hora en que se les otorgó tarea tan importante a esa horda de burócratas putrefactos, que chantajean y roban, porque “los jefes lo hacen”, en COFEPRIS se han prohijado bandas delincuenciales, que sangran a farmacias, empresas de alimentos, consultorios médicos, entre otros, amenazando con multas, clausuras, imponiendo moches y cuotas. Conocí de tres casos de consultorios chantajeados, a quienes les exigían para que funcionaran, la entrega de una cuota mensual de diez mil pesos. Y es que administran una enorme veta para la riqueza, que han aprovechado “salpicando hacia arriba”. Por eso de la noche a la mañana se desplazaban y viven entre lujos. Pero empresarios anónimos, bajo la firma “X González”, y partidos asociados, se coaligaron para buscar el retorno al pasado.

En las elecciones del domingo anterior, perdieron en las urnas, pero teatralmente exclaman que ganaron. Deberán pagar impuestos y cumplir la ley.

Qué camino tan difícil les espera, cuando antes era fácil. Las elecciones pasadas les demostraron que el odio no consigue votos, ni es el capital quien manda en los votantes, por más amafiados que estén con demagogos y cirqueros de la política.

Pareciera que el país inicia una etapa azarosa y de oleaje encrespado, en donde por suerte las decisiones serán de las mayorías, que ya aprendieron a distinguir a los falsarios. La eterna corrupción de México penetró hasta la medula de la vida empresarial y ahora sin ella, parece que no pueden subsistir y por eso, agitan mares, cielo y tierra, buscando el retorno al pasado.

No es fácil la vida para quienes el sistema protegió y enriqueció y que ahora deambulan en la inmundicia, donde las ratas se topan entre sí. Porque para ellos la corrupción se volvió su forma de existir. Algo muy valeroso y determinante habrá que hacer, para que esas formas indeseables se alejen para siempre, de la vida pública y privada de México.

Pareciera que el país inicia una etapa azarosa y de oleaje encrespado, en donde por suerte las decisiones serán de las mayorías...