/ lunes 29 de julio de 2019

La contaminación del río Atoyac

La semana pasada, autoridades de los tres niveles de gobierno y representantes populares estatales y federales nos reunimos en la presidencia de la comunidad de Villa Alta, en el municipio de Tepetitla, con el ingeniero Timothy J. Hassett, Presidente Ejecutivo de la Empresa Cool Technologies Inc., para analizar posibles soluciones a la contaminación del río Atoyac.

Como ustedes saben, no se trata de un problema nuevo; es una situación que se ha ido agravando con el tiempo por la falta de regulación del crecimiento urbano, industrial y agrícola en esta región. Durante muchos años, se dejaron de aplicar controles y normas en cada uno de estos sectores, y eso hoy tiene un alto costo: diagnósticos de personas con cáncer, arsenicosis, púrpura, insuficiencia renal, daño genotóxico o enfermedades gastrointestinales, y muertes ocasionadas por estos males

El daño ecológico en la cuenca del río es evidente, y lo más preocupante es que, a pesar de las denuncias, a pesar del sufrimiento de las familias que tienen aquí su hogar, se cierra los ojos a esta realidad, se guarda silencio ante esta tragedia.

Factores como el inadecuado uso del suelo, la sobreexplotación de los recursos naturales, y la corrupción en la construcción y operación de drenajes industriales y plantas de tratamiento, han incidido en la contaminación del agua y el suelo, y con ello, aumentado el riesgo que conlleva la exposición a los compuestos tóxicos entre la población de municipios como Tepetitla, Ixtacuixtla, Santa Ana Nopalucan y Nativitas.

Urgen estrategias para el adecuado desarrollo urbano e industrial a lo largo de la cuenca, pero, sobre todo, urge la sensibilidad de los responsables de las decisiones públicas para reconocer que enfrentamos una problemática que requiere soluciones. Y una solución indispensable es revertir el deficiente tratamiento de las aguas residuales que recibe la cuenca, tanto fabriles como municipales.

Está documentado que los compuestos tóxicos provenientes de los corredores industriales y los complejos petroquímicos en esta zona, están generando altos grados de contaminación ambiental y lamentables afectaciones a la salud de la gente. También, que las redes de alcantarillado municipal reciben aguas residuales de las lavanderías de mezclilla que se conectan de manera irregular. ¿Y qué sucede con esta agua contaminada? Se utiliza para regar los campos de cultivo en los bordes del río y sus afluentes; se usa para producir alimentos, y esto tiene altas repercusiones en la salud de las personas. Pero se cierran los ojos y se guarda silencio, creyendo que algún día la problemática se resolverá con importantes inversiones y sofisticados proyectos.

Lo que necesitamos es voluntad: voluntad para reconocer el problema, para aplicar la ley, y para ayudar y servir a la población.

Estimados paisanos: como senador, he recibido solicitudes de ayuda para atender casos de enfermedades renales y hemodiálisis de habitantes de esta zona, quienes manifiestan con frustración y angustia que no hay verdadero interés en remediar esta situación, porque hay impunidad, y porque no se concretan los proyectos y las inversiones que las autoridades en turno se prometen.

La contaminación del río Atoyac es un asesino silencioso, y por eso es necesario que las autoridades federales, estatales y locales, como tomadores de decisiones, y los legisladores federales y estatales, como representantes del pueblo, actuemos en el ámbito de nuestra competencia, de manera coordinada y efectiva, sin pretensiones políticas.

Desde este espacio, hago un respetuoso exhorto al maestro Marco Antonio Mena Rodríguez, gobernador de nuestro estado, para que respalde las acciones que estamos emprendiendo en beneficio de la ciudadanía y del medio ambiente. Sabemos que uno de los compromisos de su gobierno es el rescate del río Zahuapan, a través de la inversión de 160 millones de pesos, para la construcción y rehabilitación de plantas tratadoras, y una estrategia de cuidado ambiental que abarcará desde las escuelas hasta la coordinación con los gobiernos municipales.

Nosotros respaldamos esta iniciativa, y por eso ofrecemos la gestión de recursos económicos, dentro del Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, para la ejecución de proyectos que atiendan, en una primera etapa, la zona de Tepetitla. Hemos conocido el sistema de tratamiento de la empresa CoolTech, que tiene la capacidad de purificar el agua contaminada para consumo humano, así como la posibilidad de un proyecto más amplio que contaría con el respaldo económico de un congresista de Texas y de asociaciones internacionales, lo que nos hace sentir optimistas respecto a la viabilidad de las alternativas a nuestro alcance para enfrentar de buena vez este desafío.

Los datos oficiales son contundentes: el Atoyac es uno de los ríos más contaminados de México; sin embargo, ésta es apenas una aproximación a una realidad más dura, que es la del dolor de las familias que luchan por sanar a sus seres queridos, o que lamentan su pérdida por la desatención de un fenómeno que nos compete a todos.

Gracias por su atención. Hasta la próxima entrega.

La semana pasada, autoridades de los tres niveles de gobierno y representantes populares estatales y federales nos reunimos en la presidencia de la comunidad de Villa Alta, en el municipio de Tepetitla, con el ingeniero Timothy J. Hassett, Presidente Ejecutivo de la Empresa Cool Technologies Inc., para analizar posibles soluciones a la contaminación del río Atoyac.

Como ustedes saben, no se trata de un problema nuevo; es una situación que se ha ido agravando con el tiempo por la falta de regulación del crecimiento urbano, industrial y agrícola en esta región. Durante muchos años, se dejaron de aplicar controles y normas en cada uno de estos sectores, y eso hoy tiene un alto costo: diagnósticos de personas con cáncer, arsenicosis, púrpura, insuficiencia renal, daño genotóxico o enfermedades gastrointestinales, y muertes ocasionadas por estos males

El daño ecológico en la cuenca del río es evidente, y lo más preocupante es que, a pesar de las denuncias, a pesar del sufrimiento de las familias que tienen aquí su hogar, se cierra los ojos a esta realidad, se guarda silencio ante esta tragedia.

Factores como el inadecuado uso del suelo, la sobreexplotación de los recursos naturales, y la corrupción en la construcción y operación de drenajes industriales y plantas de tratamiento, han incidido en la contaminación del agua y el suelo, y con ello, aumentado el riesgo que conlleva la exposición a los compuestos tóxicos entre la población de municipios como Tepetitla, Ixtacuixtla, Santa Ana Nopalucan y Nativitas.

Urgen estrategias para el adecuado desarrollo urbano e industrial a lo largo de la cuenca, pero, sobre todo, urge la sensibilidad de los responsables de las decisiones públicas para reconocer que enfrentamos una problemática que requiere soluciones. Y una solución indispensable es revertir el deficiente tratamiento de las aguas residuales que recibe la cuenca, tanto fabriles como municipales.

Está documentado que los compuestos tóxicos provenientes de los corredores industriales y los complejos petroquímicos en esta zona, están generando altos grados de contaminación ambiental y lamentables afectaciones a la salud de la gente. También, que las redes de alcantarillado municipal reciben aguas residuales de las lavanderías de mezclilla que se conectan de manera irregular. ¿Y qué sucede con esta agua contaminada? Se utiliza para regar los campos de cultivo en los bordes del río y sus afluentes; se usa para producir alimentos, y esto tiene altas repercusiones en la salud de las personas. Pero se cierran los ojos y se guarda silencio, creyendo que algún día la problemática se resolverá con importantes inversiones y sofisticados proyectos.

Lo que necesitamos es voluntad: voluntad para reconocer el problema, para aplicar la ley, y para ayudar y servir a la población.

Estimados paisanos: como senador, he recibido solicitudes de ayuda para atender casos de enfermedades renales y hemodiálisis de habitantes de esta zona, quienes manifiestan con frustración y angustia que no hay verdadero interés en remediar esta situación, porque hay impunidad, y porque no se concretan los proyectos y las inversiones que las autoridades en turno se prometen.

La contaminación del río Atoyac es un asesino silencioso, y por eso es necesario que las autoridades federales, estatales y locales, como tomadores de decisiones, y los legisladores federales y estatales, como representantes del pueblo, actuemos en el ámbito de nuestra competencia, de manera coordinada y efectiva, sin pretensiones políticas.

Desde este espacio, hago un respetuoso exhorto al maestro Marco Antonio Mena Rodríguez, gobernador de nuestro estado, para que respalde las acciones que estamos emprendiendo en beneficio de la ciudadanía y del medio ambiente. Sabemos que uno de los compromisos de su gobierno es el rescate del río Zahuapan, a través de la inversión de 160 millones de pesos, para la construcción y rehabilitación de plantas tratadoras, y una estrategia de cuidado ambiental que abarcará desde las escuelas hasta la coordinación con los gobiernos municipales.

Nosotros respaldamos esta iniciativa, y por eso ofrecemos la gestión de recursos económicos, dentro del Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, para la ejecución de proyectos que atiendan, en una primera etapa, la zona de Tepetitla. Hemos conocido el sistema de tratamiento de la empresa CoolTech, que tiene la capacidad de purificar el agua contaminada para consumo humano, así como la posibilidad de un proyecto más amplio que contaría con el respaldo económico de un congresista de Texas y de asociaciones internacionales, lo que nos hace sentir optimistas respecto a la viabilidad de las alternativas a nuestro alcance para enfrentar de buena vez este desafío.

Los datos oficiales son contundentes: el Atoyac es uno de los ríos más contaminados de México; sin embargo, ésta es apenas una aproximación a una realidad más dura, que es la del dolor de las familias que luchan por sanar a sus seres queridos, o que lamentan su pérdida por la desatención de un fenómeno que nos compete a todos.

Gracias por su atención. Hasta la próxima entrega.