/ viernes 9 de julio de 2021

La “Señora Violencia” II

El tema de la seguridad pública y la paz social es actual, lacerante y neurálgico. Es tema central en la agenda del sistema. Quince años atrás México disfruto esa paz, con excepciones. Pero careciendo de consenso social, un gobernante que se coló a la presidencia por la puerta trasera, apadrinado por las compañías energéticas del exterior, gustoso de lo etílico “declaró” pública guerra “contra el narco”. No le hizo ni cosquillas a los barones de la droga, pero sí más de cien mil víctimas “colaterales”.

La paz social se perdió. Las elecciones intermedias fueron un fracaso para los barones del poder y del dinero. No han logrado ni un “golpe” constitucional ni eliminan de su mente uno “blando” o de la naturaleza que sea con tal de deshacerse del actual gobernante. Viene la consulta para enjuiciar o no a los ex presidentes y después el refrendo de mandato. La triada partidista perdedora enfoca sus “cañones” promoviendo la nulidad de algunos comicios estatales. No cesan tampoco en su trabajo de zapa de las estructuras constitucionales mediante el engaño mediático. No buscan limpieza electoral sino salvaguardar sus registros y posiciones de poder. A su vez, las cúpulas económicas y políticas desplazadas no cesan en sus empeños golpistas. La madrugada de este miércoles, asesinado murió el presidente de Haití. ¡Mal ejemplo! En el Caribe el magnicidio asoma las “orejas”.

Todo antes que perder los privilegios. Pero castigar a los ex no requiere consultas, solo aplicar la ley. Aunque resultarán exhibidos en sus latrocinios presidenciales. Por ello buscan distractores de la opinión pública. Cárdenas Palomino, segundo de a bordo de García Luna, hoy en prisión, está acusado de tortura y malversación por dos mil millones de pesos, estratégicamente se alejó de los reflectores, pero los antecedentes quedaron. Lo que diga afectará a su ex jefe y a Calderón. Se desmorona la columna central del régimen neoliberal, pero hay muchos interesados en su preservación. Hoy viven en la intranquilidad y la zozobra. Las aguas están embravecidas. Los conciliábulos se multiplican, igual que las acciones por regresar al poder y al presupuesto. Las ambiciones de los desplazados poderosos, no se detienen ni limitan.

Ayer, Michoacán, Zacatecas y Tepic fueron escenario de persecuciones y balaceras. Este fin de semana gente inocente murió bajo las balas sicarias en diferentes partes del país. Acto continuo, noticiarios destacaron el tema y el lunes en la mañanera, el periodista Ramos, de Univisión increpó al ejecutivo de manera acre e irrespetuosa. Fue tolerado con mesura. La reproducción mediática destacó lo que a los dueños les conviene. Las redes sociales se incendiaron. ¿Por qué la violencia se ha desbordado? No olvidemos que regiones enteras del país viven de la economía del narco, si esa actividad se suspendiera, las regiones colapsarían. Sinaloa, Michoacán y Guerrero son muestras de ello. Se mira una prisa desmedida por etiquetarle al actual Gobierno el pegote de incapaz al garantizar la paz social. “Si electoralmente no funcionó, hay que intentar otras vías”. Bienvenida seria para algunos, la intervención vecina, si a México se le declarara terrorista.

Las estrategias de quienes se sienten desplazados de las decisiones públicas no conocen límites. Inquieta pensar que esas matazones de que hablo, hubieran sido provocadas y no casuales, para dar paso a maniobras de interrogación y mediáticas que conduzcan a la opinión pública a conveniencia. Tratándose de la protección de sus intereses, los poderosos, ni reparan en gastos, ni miden consecuencias. No estamos exentos de vivir más violencia. Los cambios en la política presidencial no se detienen, en la medida que afecten intereses, habrá respuestas, reacciones en la misma dirección, pero en sentido contrario por aquellos a quienes les afectan. El valor de la paz social está seriamente amenazado.

El tema de la seguridad pública y la paz social es actual, lacerante y neurálgico. Es tema central en la agenda del sistema. Quince años atrás México disfruto esa paz, con excepciones. Pero careciendo de consenso social, un gobernante que se coló a la presidencia por la puerta trasera, apadrinado por las compañías energéticas del exterior, gustoso de lo etílico “declaró” pública guerra “contra el narco”. No le hizo ni cosquillas a los barones de la droga, pero sí más de cien mil víctimas “colaterales”.

La paz social se perdió. Las elecciones intermedias fueron un fracaso para los barones del poder y del dinero. No han logrado ni un “golpe” constitucional ni eliminan de su mente uno “blando” o de la naturaleza que sea con tal de deshacerse del actual gobernante. Viene la consulta para enjuiciar o no a los ex presidentes y después el refrendo de mandato. La triada partidista perdedora enfoca sus “cañones” promoviendo la nulidad de algunos comicios estatales. No cesan tampoco en su trabajo de zapa de las estructuras constitucionales mediante el engaño mediático. No buscan limpieza electoral sino salvaguardar sus registros y posiciones de poder. A su vez, las cúpulas económicas y políticas desplazadas no cesan en sus empeños golpistas. La madrugada de este miércoles, asesinado murió el presidente de Haití. ¡Mal ejemplo! En el Caribe el magnicidio asoma las “orejas”.

Todo antes que perder los privilegios. Pero castigar a los ex no requiere consultas, solo aplicar la ley. Aunque resultarán exhibidos en sus latrocinios presidenciales. Por ello buscan distractores de la opinión pública. Cárdenas Palomino, segundo de a bordo de García Luna, hoy en prisión, está acusado de tortura y malversación por dos mil millones de pesos, estratégicamente se alejó de los reflectores, pero los antecedentes quedaron. Lo que diga afectará a su ex jefe y a Calderón. Se desmorona la columna central del régimen neoliberal, pero hay muchos interesados en su preservación. Hoy viven en la intranquilidad y la zozobra. Las aguas están embravecidas. Los conciliábulos se multiplican, igual que las acciones por regresar al poder y al presupuesto. Las ambiciones de los desplazados poderosos, no se detienen ni limitan.

Ayer, Michoacán, Zacatecas y Tepic fueron escenario de persecuciones y balaceras. Este fin de semana gente inocente murió bajo las balas sicarias en diferentes partes del país. Acto continuo, noticiarios destacaron el tema y el lunes en la mañanera, el periodista Ramos, de Univisión increpó al ejecutivo de manera acre e irrespetuosa. Fue tolerado con mesura. La reproducción mediática destacó lo que a los dueños les conviene. Las redes sociales se incendiaron. ¿Por qué la violencia se ha desbordado? No olvidemos que regiones enteras del país viven de la economía del narco, si esa actividad se suspendiera, las regiones colapsarían. Sinaloa, Michoacán y Guerrero son muestras de ello. Se mira una prisa desmedida por etiquetarle al actual Gobierno el pegote de incapaz al garantizar la paz social. “Si electoralmente no funcionó, hay que intentar otras vías”. Bienvenida seria para algunos, la intervención vecina, si a México se le declarara terrorista.

Las estrategias de quienes se sienten desplazados de las decisiones públicas no conocen límites. Inquieta pensar que esas matazones de que hablo, hubieran sido provocadas y no casuales, para dar paso a maniobras de interrogación y mediáticas que conduzcan a la opinión pública a conveniencia. Tratándose de la protección de sus intereses, los poderosos, ni reparan en gastos, ni miden consecuencias. No estamos exentos de vivir más violencia. Los cambios en la política presidencial no se detienen, en la medida que afecten intereses, habrá respuestas, reacciones en la misma dirección, pero en sentido contrario por aquellos a quienes les afectan. El valor de la paz social está seriamente amenazado.