/ viernes 16 de abril de 2021

Lamentable: valores perdidos

Es lamentable que, visibles valores sociales se han perdido, porque la sociedad se degrada sensible a la ausencia de ética y no puede recuperarse de la noche a la mañana, y es que dichos valores que nacen en el hogar, el medio social y educativo los han vulnerado al través de los años.

Para aseverar lo dicho es fácil comprobarlo con hechos, por ejemplo: en esta ocasión que se efectúo la vacuna antivirus, se presentaron “adultos mayores” sin apoyo familiar, (ello con grandes esfuerzos físicos), para hacer fila con el fin de lograr la vacunación salvadora. Al interrogar algunos de ellos que llegaron sin apoyo familiar contestaron en forma variada: que tenían hijos pero que vivían lejos de ellos, tristemente otros confesaron que sus hijos no los visitaban por los que vivían solos y otros casos también lamentables que su trabajo no les permitía asistirlos, dichas situaciones lastiman el sentimiento humano pues tratándose de un ser que ha entregado su vida para servir a los demás. (afirmativa es la excelente atención de empleados que atendieron Campaña Antivariolosa).

En reciente pasado en familias campesinas, se notaba; que, los “abuelitos”, eran; además de respetados, venerados por la descendencia (la propia y la ajena), la voz del abuelo era escuchada y considerada para ejecutarse, porque la voz y el consejo de los abuelos era y es sabia, saturada de experiencias acumuladas durante el transcurso de la vida. ¿Y quiénes poseían las fuentes más preciadas de información? Los abuelos. Adolescentes, jóvenes y adultos: sin lugar a dudas, eran receptores de sabiduría ancestral por medio de la generación conformada por los viejos. Los jóvenes y adultos escuchaban la recomendación popular: “El que no oye consejo, no llega a viejo”.

La manipulación educativa de últimas décadas han minado los que generaciones anteriores habían construido en relación con la observación de principios morales, lo que actualmente se conoce como “valores” y académicamente “ética”. Desgraciadamente, no hace mucho tiempo que; “sabios” de la Secretaría de Educación Pública giraron la orden al magisterio prohibiendo reprender al alumnado de su cargo, con la consecuencia nefasta de la vigente falta de respeto hacia los maestros, porque al reprender de algún acto reprobable del alumno se ganaba hasta la demanda ante la autoridad para ser castigado judicialmente, bastaba que el discente acusara al maestro de malos tratos. Por ello el magisterio, obligado profesionalmente a corregir conductas, se abstuvo de hacerlo y como resultado se observa que el alumnado tutee al maestro en forma soez y hasta recuerde al ser, canal de vida. Ellos los Técnicos de la SEP, iniciaron a las nuevas generaciones a formarse en la indisciplina, la irrespetuosidad, el desacato, e irrespetuosidad hacia sus compañeras y compañeros así como a los adultos mayores. Aunque, en honor a la verdad: existían y existen maestros con prácticas coercitivas inhumanas, pero son el mínimo de pseudoeducadores, que deben ser separados de la noble tarea de enseñar.

Cierto es que, todavía a principio del siglo pasado se aplicaba la conseja: “la letra con sangre entra” y varas de tlaxixtle o de membrillo utilizada por maestros padres de familia, ello cuando se carecía de buen método para enseñar. Actualmente el magisterio está en la obligación de enseñar a sus pupilos los Derechos de los Niños, también Principios Morales (Valores axiológicos), es el momento oportuno de sembrar los Derechos Humanos y Principio Morales tan útiles en la vida ciudadana, hacerlo con empeño para mejorar la vida cotidiana ahora que el gobierno alienta a estudiantes de la educación pública y privada. Este gobierno ha reinsertado el Civismo y la Ética conculcados por pasados gobiernos enemigos de la educación del pueblo.

Queda por hacer realidad el respeto de la vejez haciendo reflexión respecto a los bienes que han dejado de ejercer la energía para trabajar porque la naturaleza se la quitado, pero cuando la tuvo y la ejerció fue para sostener a las nuevas generaciones de habitantes. Había que enseñar a los niños y jóvenes en qué contribuyeron las abuelitas y abuelitos cuando pudieron trabajar. Esta reflexión es buen ejercicio para argumentar lo valioso de su gran contribución en la construcción de la nueva generación presente de ciudadanos. ¡Atender a los abuelos es reconocer su trabajo laborioso!

Es lamentable que, visibles valores sociales se han perdido, porque la sociedad se degrada sensible a la ausencia de ética y no puede recuperarse de la noche a la mañana, y es que dichos valores que nacen en el hogar, el medio social y educativo los han vulnerado al través de los años.

Para aseverar lo dicho es fácil comprobarlo con hechos, por ejemplo: en esta ocasión que se efectúo la vacuna antivirus, se presentaron “adultos mayores” sin apoyo familiar, (ello con grandes esfuerzos físicos), para hacer fila con el fin de lograr la vacunación salvadora. Al interrogar algunos de ellos que llegaron sin apoyo familiar contestaron en forma variada: que tenían hijos pero que vivían lejos de ellos, tristemente otros confesaron que sus hijos no los visitaban por los que vivían solos y otros casos también lamentables que su trabajo no les permitía asistirlos, dichas situaciones lastiman el sentimiento humano pues tratándose de un ser que ha entregado su vida para servir a los demás. (afirmativa es la excelente atención de empleados que atendieron Campaña Antivariolosa).

En reciente pasado en familias campesinas, se notaba; que, los “abuelitos”, eran; además de respetados, venerados por la descendencia (la propia y la ajena), la voz del abuelo era escuchada y considerada para ejecutarse, porque la voz y el consejo de los abuelos era y es sabia, saturada de experiencias acumuladas durante el transcurso de la vida. ¿Y quiénes poseían las fuentes más preciadas de información? Los abuelos. Adolescentes, jóvenes y adultos: sin lugar a dudas, eran receptores de sabiduría ancestral por medio de la generación conformada por los viejos. Los jóvenes y adultos escuchaban la recomendación popular: “El que no oye consejo, no llega a viejo”.

La manipulación educativa de últimas décadas han minado los que generaciones anteriores habían construido en relación con la observación de principios morales, lo que actualmente se conoce como “valores” y académicamente “ética”. Desgraciadamente, no hace mucho tiempo que; “sabios” de la Secretaría de Educación Pública giraron la orden al magisterio prohibiendo reprender al alumnado de su cargo, con la consecuencia nefasta de la vigente falta de respeto hacia los maestros, porque al reprender de algún acto reprobable del alumno se ganaba hasta la demanda ante la autoridad para ser castigado judicialmente, bastaba que el discente acusara al maestro de malos tratos. Por ello el magisterio, obligado profesionalmente a corregir conductas, se abstuvo de hacerlo y como resultado se observa que el alumnado tutee al maestro en forma soez y hasta recuerde al ser, canal de vida. Ellos los Técnicos de la SEP, iniciaron a las nuevas generaciones a formarse en la indisciplina, la irrespetuosidad, el desacato, e irrespetuosidad hacia sus compañeras y compañeros así como a los adultos mayores. Aunque, en honor a la verdad: existían y existen maestros con prácticas coercitivas inhumanas, pero son el mínimo de pseudoeducadores, que deben ser separados de la noble tarea de enseñar.

Cierto es que, todavía a principio del siglo pasado se aplicaba la conseja: “la letra con sangre entra” y varas de tlaxixtle o de membrillo utilizada por maestros padres de familia, ello cuando se carecía de buen método para enseñar. Actualmente el magisterio está en la obligación de enseñar a sus pupilos los Derechos de los Niños, también Principios Morales (Valores axiológicos), es el momento oportuno de sembrar los Derechos Humanos y Principio Morales tan útiles en la vida ciudadana, hacerlo con empeño para mejorar la vida cotidiana ahora que el gobierno alienta a estudiantes de la educación pública y privada. Este gobierno ha reinsertado el Civismo y la Ética conculcados por pasados gobiernos enemigos de la educación del pueblo.

Queda por hacer realidad el respeto de la vejez haciendo reflexión respecto a los bienes que han dejado de ejercer la energía para trabajar porque la naturaleza se la quitado, pero cuando la tuvo y la ejerció fue para sostener a las nuevas generaciones de habitantes. Había que enseñar a los niños y jóvenes en qué contribuyeron las abuelitas y abuelitos cuando pudieron trabajar. Esta reflexión es buen ejercicio para argumentar lo valioso de su gran contribución en la construcción de la nueva generación presente de ciudadanos. ¡Atender a los abuelos es reconocer su trabajo laborioso!