/ viernes 18 de junio de 2021

¡Lo que nos cambia la vida…!

Pareciera que los males, centrales y accesorios, acarreados por la pandemia están siendo atacados con éxito. La enfermedad en sí ha disminuido su letalidad y presencia, con excepción de algunas entidades, en donde parecieran estar sufriendo una tercera oleada. Nuevas variantes están apareciendo, aunque en los últimos días ha habido ligeros ascensos no significativos, pero si premonitorios.

Las conferencias de la presidencia, a propósito del tema, se dieron por terminadas y ahora, el que lleguemos al venturoso final de este triste episodio para la nación y el mundo, depende de cada uno. El cómo cuidemos nuestra persona. Nuestra higiene. El trato social. Muchos no se quisieron vacunar. Tendrán sus razones que son respetables. Aunque son un riesgo, pueden ser portadores y nadie desea una tercera mortandad. Por el bien de todos que esto no ocurra y que hayamos aprendido la sanidad mínima, a bien alimentarnos, prevenirnos, ejercitar el organismo y sobre todo cuidar a la naturaleza de nuestro entorno.

Siguen llegando vacunas a México y diario se aplican por cientos de miles. Dicen los que saben que esta enfermedad cohabitará con nosotros para siempre, como la influenza y se requerirán nuevos esfuerzos anuales para reforzar las vacunas que nos lleven a la certeza de que no moriremos asfixiados como ocurrió con tantas amistades y seres queridos. El Gobierno federal deberá poner especial énfasis en dos temas de la salud poblacional: seguridad universal para todos, con la consiguiente infraestructura hospitalaria y de personal médico, suministro de medicamentos y segundo, la investigación científica que nos vuelva a ubicar entre los productores mundiales de vacunas, para que hagamos frente a futuras epidemias que parecen irremediables, porque estamos destruyendo a la naturaleza.

El cómo habrá de financiarse todo esto es el otro tema conexo. Los grandes causantes de impuestos adeudan al fisco más de un billón, cuatrocientos mil millones de pesos en impuestos. Son los asquerosamente ricos, los corporativos gigantes, las trasnacionales que para evadir se cobijaron en los gobiernos anteriores y quieren seguir en ese estado de gracia para ellos y desgracia para el pueblo. Hasta hoy, ha sido el causante cautivo del impuesto sobre la renta al que en automático se le descuenta, quien ha sostenido a las finanzas públicas. Pero a aquellas se les ha apapachado, protegido, alcahueteado. Cuando estos omisos se pongan al corriente, habrá suficientes recursos para la salud, educación, combate a la pobreza, investigación científica para la salud y demás temas que la sociedad mexicana reclama. Pero estos señores son justamente quienes encararon en la vía electoral los planes del Gobierno y aportaron millonadas para descarrilar sus proyectos y pudiesen de esa forma continuar sin pagar lo que en justicia deben. Nuestro país siempre ha tenido la debilidad de un sistema tributario injusto e ineficaz, pero tiempo es ya de que esto cambie para bien. Creo que hemos recibido muestras fehacientes de honestidad, guerra a la corrupción y modo de vivir al estilo “Juarista”. Aunque por supuesto, abundan quienes pretenden seguir protegiendo su fortuna al amparo del poder.

Este es parte del escenario nacional en el que Tlaxcala renueva su poder ejecutivo. Se tienen grandes ilusiones de que la futura “señora del poder” no llegue rodeada de una corte de ambiciosos, lambiscones, arribistas, inversionistas de lo público, familiares y amigos y se disponga a desplegar para nuestra entidad, verdaderamente un Gobierno que trascienda y le de impulso histórico a nuestra amada patria chica. Doña Lorena Cuellar trae en sus orígenes la indeleble marca de las antiguas dinastías que han gobernado. Con ejemplar denuedo buscó el poder. Llega ahí después de una histórica lucha que la convirtió en una gladiadora. Es gente joven, existen fundadas ilusiones de que hará un buen gobierno. Tiene, además, en el plano nacional el respaldo del tabasqueño Andrés Manuel. Ahora, a contrario sentido de anteriores ocasiones, todas las puertas se abrieron a su paso. Sin que despliegue rencores ni cobre revanchas, creo que hará un buen gobierno. Justamente eso es lo que esperamos los tlaxcaltecas y para eso, fue que votó el electorado.

Pareciera que los males, centrales y accesorios, acarreados por la pandemia están siendo atacados con éxito. La enfermedad en sí ha disminuido su letalidad y presencia, con excepción de algunas entidades, en donde parecieran estar sufriendo una tercera oleada. Nuevas variantes están apareciendo, aunque en los últimos días ha habido ligeros ascensos no significativos, pero si premonitorios.

Las conferencias de la presidencia, a propósito del tema, se dieron por terminadas y ahora, el que lleguemos al venturoso final de este triste episodio para la nación y el mundo, depende de cada uno. El cómo cuidemos nuestra persona. Nuestra higiene. El trato social. Muchos no se quisieron vacunar. Tendrán sus razones que son respetables. Aunque son un riesgo, pueden ser portadores y nadie desea una tercera mortandad. Por el bien de todos que esto no ocurra y que hayamos aprendido la sanidad mínima, a bien alimentarnos, prevenirnos, ejercitar el organismo y sobre todo cuidar a la naturaleza de nuestro entorno.

Siguen llegando vacunas a México y diario se aplican por cientos de miles. Dicen los que saben que esta enfermedad cohabitará con nosotros para siempre, como la influenza y se requerirán nuevos esfuerzos anuales para reforzar las vacunas que nos lleven a la certeza de que no moriremos asfixiados como ocurrió con tantas amistades y seres queridos. El Gobierno federal deberá poner especial énfasis en dos temas de la salud poblacional: seguridad universal para todos, con la consiguiente infraestructura hospitalaria y de personal médico, suministro de medicamentos y segundo, la investigación científica que nos vuelva a ubicar entre los productores mundiales de vacunas, para que hagamos frente a futuras epidemias que parecen irremediables, porque estamos destruyendo a la naturaleza.

El cómo habrá de financiarse todo esto es el otro tema conexo. Los grandes causantes de impuestos adeudan al fisco más de un billón, cuatrocientos mil millones de pesos en impuestos. Son los asquerosamente ricos, los corporativos gigantes, las trasnacionales que para evadir se cobijaron en los gobiernos anteriores y quieren seguir en ese estado de gracia para ellos y desgracia para el pueblo. Hasta hoy, ha sido el causante cautivo del impuesto sobre la renta al que en automático se le descuenta, quien ha sostenido a las finanzas públicas. Pero a aquellas se les ha apapachado, protegido, alcahueteado. Cuando estos omisos se pongan al corriente, habrá suficientes recursos para la salud, educación, combate a la pobreza, investigación científica para la salud y demás temas que la sociedad mexicana reclama. Pero estos señores son justamente quienes encararon en la vía electoral los planes del Gobierno y aportaron millonadas para descarrilar sus proyectos y pudiesen de esa forma continuar sin pagar lo que en justicia deben. Nuestro país siempre ha tenido la debilidad de un sistema tributario injusto e ineficaz, pero tiempo es ya de que esto cambie para bien. Creo que hemos recibido muestras fehacientes de honestidad, guerra a la corrupción y modo de vivir al estilo “Juarista”. Aunque por supuesto, abundan quienes pretenden seguir protegiendo su fortuna al amparo del poder.

Este es parte del escenario nacional en el que Tlaxcala renueva su poder ejecutivo. Se tienen grandes ilusiones de que la futura “señora del poder” no llegue rodeada de una corte de ambiciosos, lambiscones, arribistas, inversionistas de lo público, familiares y amigos y se disponga a desplegar para nuestra entidad, verdaderamente un Gobierno que trascienda y le de impulso histórico a nuestra amada patria chica. Doña Lorena Cuellar trae en sus orígenes la indeleble marca de las antiguas dinastías que han gobernado. Con ejemplar denuedo buscó el poder. Llega ahí después de una histórica lucha que la convirtió en una gladiadora. Es gente joven, existen fundadas ilusiones de que hará un buen gobierno. Tiene, además, en el plano nacional el respaldo del tabasqueño Andrés Manuel. Ahora, a contrario sentido de anteriores ocasiones, todas las puertas se abrieron a su paso. Sin que despliegue rencores ni cobre revanchas, creo que hará un buen gobierno. Justamente eso es lo que esperamos los tlaxcaltecas y para eso, fue que votó el electorado.