/ jueves 15 de marzo de 2018

Los avatares de nuestro tiempo

La certeza de los resultados electorales

Para la joven democracia mexicana es de vital importancia el reconocimiento de su desarrollo pausado y con puntos álgidos de enormes tensiones por los procedimientos electorales y sus resultados; se ubican en este contexto los resultados de las elecciones de los años 1988 y 2006. Dos casos paradigmáticos por las confrontaciones y conflictos postelectorales que generaron.

Una de las características más importantes de la democracia procedimental en México es la ciudadanización de la institución encargada de la organización de las elecciones. El Instituto Nacional Electoral (INE), antes IFE, tiene la virtud de que se involucran a ciudadanos que no necesariamente se desarrollan en la actividad de gobierno o partidos políticos, en la organización, vigilancia y observación de las elecciones. Sin embargo, esta atinada caracterización del instituto no ha sido suficiente para evitar las crisis postelectorales impulsadas por actores inconformes con los resultados o que cuestionan, incluso, la forma en que se presentan los resultados por el desarrollo de la jornada.

Por lo referido anteriormente es que el INE debe tener la capacidad de brindar certeza a los ciudadanos y a los propios actores políticos de que los resultados de la elección se dan en un contexto de equidad en la competencia, imparcialidad por parte de la organización pública y, por supuesto, suficiente capacidad técnica para “contar los votos de los ciudadanos”. En la medida en que de verdad exista esta capacidad técnica se podrán tener resultados de manera pronta y clara; para no experimentar lo sucedido en el 2006, cuando no se ofreció (dada la complejidad de esas elecciones) un resultado o una aproximación muy clara de éste.

Para lograr ofrecer certeza del proceso electoral, el INE cuenta con herramientas claras que coadyuvan en la posibilidad de ofrecer resultados de las elecciones de manera pronta y clara; por ejemplo: el Registro del Programa de Resultados Preliminares (PREP) y los mecanismos de Conteo Rápido.

La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE) evoca la figura del PREP definiéndolo como el mecanismo de información electoral encargado de proveer los resultados preliminares de carácter estrictamente informativo a través de la captura, digitalización y publicación de los datos plasmados en las actas de escrutinio y cómputo de las casillas que se reciben en los centros de acopio y transmisión de datos autorizados por el Instituto. En la medida que el PREP sostenga capacidades técnicas, es menos probable que existan dudas y conflictos postelectorales.

Pareciera que el asunto de “contar votos/sufragios) es sencillo, pero en un país como México con una lista de electores tan grande y un territorio nacional de tal extensión se vuelve un tema relevante.

Es necesario que, para la jornada electoral de este año, el INE se rija por los principios de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, máxima publicidad y objetividad; solamente así evitaremos que prevalezcan las amenazas y dudas de algunos de los actores de nuestra joven democracia mexicana.

Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz

La certeza de los resultados electorales

Para la joven democracia mexicana es de vital importancia el reconocimiento de su desarrollo pausado y con puntos álgidos de enormes tensiones por los procedimientos electorales y sus resultados; se ubican en este contexto los resultados de las elecciones de los años 1988 y 2006. Dos casos paradigmáticos por las confrontaciones y conflictos postelectorales que generaron.

Una de las características más importantes de la democracia procedimental en México es la ciudadanización de la institución encargada de la organización de las elecciones. El Instituto Nacional Electoral (INE), antes IFE, tiene la virtud de que se involucran a ciudadanos que no necesariamente se desarrollan en la actividad de gobierno o partidos políticos, en la organización, vigilancia y observación de las elecciones. Sin embargo, esta atinada caracterización del instituto no ha sido suficiente para evitar las crisis postelectorales impulsadas por actores inconformes con los resultados o que cuestionan, incluso, la forma en que se presentan los resultados por el desarrollo de la jornada.

Por lo referido anteriormente es que el INE debe tener la capacidad de brindar certeza a los ciudadanos y a los propios actores políticos de que los resultados de la elección se dan en un contexto de equidad en la competencia, imparcialidad por parte de la organización pública y, por supuesto, suficiente capacidad técnica para “contar los votos de los ciudadanos”. En la medida en que de verdad exista esta capacidad técnica se podrán tener resultados de manera pronta y clara; para no experimentar lo sucedido en el 2006, cuando no se ofreció (dada la complejidad de esas elecciones) un resultado o una aproximación muy clara de éste.

Para lograr ofrecer certeza del proceso electoral, el INE cuenta con herramientas claras que coadyuvan en la posibilidad de ofrecer resultados de las elecciones de manera pronta y clara; por ejemplo: el Registro del Programa de Resultados Preliminares (PREP) y los mecanismos de Conteo Rápido.

La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE) evoca la figura del PREP definiéndolo como el mecanismo de información electoral encargado de proveer los resultados preliminares de carácter estrictamente informativo a través de la captura, digitalización y publicación de los datos plasmados en las actas de escrutinio y cómputo de las casillas que se reciben en los centros de acopio y transmisión de datos autorizados por el Instituto. En la medida que el PREP sostenga capacidades técnicas, es menos probable que existan dudas y conflictos postelectorales.

Pareciera que el asunto de “contar votos/sufragios) es sencillo, pero en un país como México con una lista de electores tan grande y un territorio nacional de tal extensión se vuelve un tema relevante.

Es necesario que, para la jornada electoral de este año, el INE se rija por los principios de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, máxima publicidad y objetividad; solamente así evitaremos que prevalezcan las amenazas y dudas de algunos de los actores de nuestra joven democracia mexicana.

Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz