/ jueves 5 de abril de 2018

Los avatares de nuestro tiempo

¡Ahí está el centro de la discusión!

El día viernes 30 de marzo de este año comenzaron las campañas político-electorales para elegir al titular de la Administración Pública Federal, al Presidente de la República y, con ello, se dio por inaugurada la etapa más importante del actual proceso electoral, donde existe mayor libertad a la exposición de ideas y propuestas y, sobre todo, menores restricciones al debate público entre los candidatos a partir de lo que se propone.

Resulta indispensable, tanto para los aspirantes como para los electores, el hecho de que se proyecte la confrontación de proyectos políticos en un entorno de armonía y respeto. Esto dado que en el período de precampañas e intercampañas lo que prevaleció fue la descalificación, la calumnia y los insultos hacia los candidatos, un escenario que para nada ha beneficiado la elección de los ciudadanos.

A pesar de que las discusiones políticas aún no encuentran profundidad y se hallan en una etapa germinal, también es preciso señalar que, hasta el momento, con la base de propuestas dadas por los aspirantes podemos fácilmente ubicar el centro de la discusión política de estas elecciones. El debate central de estas elecciones es fijado por un dilema eminentemente ideológico, este es: si se necesita un Estado más robusto y con un mayor número de posibilidades técnicas e institucionales para incidir en asuntos económicos, es decir, una administración mucho más grande o, por el contrario, se debe continuar con un Estado mínimo orientado por el concepto neoliberal que, en el ámbito económico, se limite a ser un regulador y no un actor preponderante.

La formación neoliberal de la administración pública es explicable a partir de la resurrección liberal ocurrida poco antes de la Segunda Guerra Mundial. Esta postura es sostenida por grandes autores de economía como Ludwig von Mises y Friedrich Hayek; sin embargo, se ha puesto en duda entre cuestionamientos el funcionamiento de este modelo teórico en nuestros días. Cabe entonces hacer varias preguntas al respecto y revisar las propuestas de los candidatos.

Los problemas de México, como son la inseguridad, la desigualdad y la pobreza, requieren de una administración pública fuerte y con suficientes capacidades para combatirlos. Por lo que el Estado debe centrar su formación institucional en la resolución de estos conflictos y el ofrecimiento de bienes y servicios que respondan a los derechos de las personas (salud, educación, etc.), pero sin sobrepasar esa delgada línea entre participar en la medida de sus responsabilidades y convertirse en un agente total y acaparador la vida social y económica ¡México no necesita una administración pública acaparadora, lo que requiere es un gobierno eficiente y transparente!



Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz


¡Ahí está el centro de la discusión!

El día viernes 30 de marzo de este año comenzaron las campañas político-electorales para elegir al titular de la Administración Pública Federal, al Presidente de la República y, con ello, se dio por inaugurada la etapa más importante del actual proceso electoral, donde existe mayor libertad a la exposición de ideas y propuestas y, sobre todo, menores restricciones al debate público entre los candidatos a partir de lo que se propone.

Resulta indispensable, tanto para los aspirantes como para los electores, el hecho de que se proyecte la confrontación de proyectos políticos en un entorno de armonía y respeto. Esto dado que en el período de precampañas e intercampañas lo que prevaleció fue la descalificación, la calumnia y los insultos hacia los candidatos, un escenario que para nada ha beneficiado la elección de los ciudadanos.

A pesar de que las discusiones políticas aún no encuentran profundidad y se hallan en una etapa germinal, también es preciso señalar que, hasta el momento, con la base de propuestas dadas por los aspirantes podemos fácilmente ubicar el centro de la discusión política de estas elecciones. El debate central de estas elecciones es fijado por un dilema eminentemente ideológico, este es: si se necesita un Estado más robusto y con un mayor número de posibilidades técnicas e institucionales para incidir en asuntos económicos, es decir, una administración mucho más grande o, por el contrario, se debe continuar con un Estado mínimo orientado por el concepto neoliberal que, en el ámbito económico, se limite a ser un regulador y no un actor preponderante.

La formación neoliberal de la administración pública es explicable a partir de la resurrección liberal ocurrida poco antes de la Segunda Guerra Mundial. Esta postura es sostenida por grandes autores de economía como Ludwig von Mises y Friedrich Hayek; sin embargo, se ha puesto en duda entre cuestionamientos el funcionamiento de este modelo teórico en nuestros días. Cabe entonces hacer varias preguntas al respecto y revisar las propuestas de los candidatos.

Los problemas de México, como son la inseguridad, la desigualdad y la pobreza, requieren de una administración pública fuerte y con suficientes capacidades para combatirlos. Por lo que el Estado debe centrar su formación institucional en la resolución de estos conflictos y el ofrecimiento de bienes y servicios que respondan a los derechos de las personas (salud, educación, etc.), pero sin sobrepasar esa delgada línea entre participar en la medida de sus responsabilidades y convertirse en un agente total y acaparador la vida social y económica ¡México no necesita una administración pública acaparadora, lo que requiere es un gobierno eficiente y transparente!



Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz