/ jueves 3 de mayo de 2018

Los avatares de nuestro tiempo

El Gobierno abierto como propuesta real

En México, definitivamente, nos encontramos en el vestíbulo de una gran transformación. El actual proceso electoral ha servido para posicionar en la opinión pública a los grandes temas y problemas que se han acarreado prácticamente desde que nuestro país tiene una vida independiente, por ejemplo: las desigualdades, la pobreza, el respeto a los derechos humanos y el gran dilema entre crecimiento y desarrollo económico.

Sin embargo, existe una relación desproporcional entre el número de consignas y declaraciones que posicionan estas problemáticas, y los discursos e iniciativas que realmente coloquen ideas y propuestas sobre la mesa del escrutinio público para su discusión y toma de curso de acción. En este tenor es que se vuelve menester de aquellos que contamos con espacios de opinión en los medios de comunicación, el posicionar algunas opciones de política pública que coadyuven a la resolución de enormes retos, como el Gobierno Abierto.

“Open Goverment” es un concepto con cada vez mayor presencia en los círculos académicos de las ciencias sociales y por ende un término recurrente en los tomadores de decisiones de la administración pública desde la emisión del “Memorandum de Transparencia y Gobierno Abierto” por el entonces presidente de los Estados Unidos de Norteamérica en el año 2009.

Esta idea innovadora ha pasado a agrupar, de manera paradigmática, prácticas democráticas como: la transparencia gubernamental y el acceso ciudadano a la información, la participación y la colaboración social en la vida pública, así como la rendición de cuentas y la incidencia de las tecnologías de la información en los asuntos públicos. Este conjunto significa hacer corresponsables del óptimo funcionamiento de las políticas públicas a los ciudadanos.

El esquema de gobierno abierto es una forma eficiente de hacerle frente a los problemas a los que nos enfrentamos, en tanto incrementa el número de actores participantes de las soluciones a los problemas y, descentraliza el uso de la información. Desde mi perspectiva, ésta propuesta está ausente en el debate político actual y la sociedad civil organizada, así como la ciudadanía en general, se halla expectante de cuál será el papel que le tocará desempeñar en los próximos seis años, al menos.

A 58 días de que se celebran las elecciones para elegir al titular de la Administración Pública Federal es visible señalar que aquel proyecto que logre captar el descontento de la ciudadanía con las decisiones gubernamentales de los últimos 12 años de gobierno, pero sobre todo aquel que logra ofrecer espacios de participación y empoderamiento ciudadano será capaz de salir avante de la contienda. El gobierno abierto como propuesta de política pública ofrece esa posibilidad de, un esquema de gobernanza y corresponsabilidad, teniendo al frente a los ciudadanos.


Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz

El Gobierno abierto como propuesta real

En México, definitivamente, nos encontramos en el vestíbulo de una gran transformación. El actual proceso electoral ha servido para posicionar en la opinión pública a los grandes temas y problemas que se han acarreado prácticamente desde que nuestro país tiene una vida independiente, por ejemplo: las desigualdades, la pobreza, el respeto a los derechos humanos y el gran dilema entre crecimiento y desarrollo económico.

Sin embargo, existe una relación desproporcional entre el número de consignas y declaraciones que posicionan estas problemáticas, y los discursos e iniciativas que realmente coloquen ideas y propuestas sobre la mesa del escrutinio público para su discusión y toma de curso de acción. En este tenor es que se vuelve menester de aquellos que contamos con espacios de opinión en los medios de comunicación, el posicionar algunas opciones de política pública que coadyuven a la resolución de enormes retos, como el Gobierno Abierto.

“Open Goverment” es un concepto con cada vez mayor presencia en los círculos académicos de las ciencias sociales y por ende un término recurrente en los tomadores de decisiones de la administración pública desde la emisión del “Memorandum de Transparencia y Gobierno Abierto” por el entonces presidente de los Estados Unidos de Norteamérica en el año 2009.

Esta idea innovadora ha pasado a agrupar, de manera paradigmática, prácticas democráticas como: la transparencia gubernamental y el acceso ciudadano a la información, la participación y la colaboración social en la vida pública, así como la rendición de cuentas y la incidencia de las tecnologías de la información en los asuntos públicos. Este conjunto significa hacer corresponsables del óptimo funcionamiento de las políticas públicas a los ciudadanos.

El esquema de gobierno abierto es una forma eficiente de hacerle frente a los problemas a los que nos enfrentamos, en tanto incrementa el número de actores participantes de las soluciones a los problemas y, descentraliza el uso de la información. Desde mi perspectiva, ésta propuesta está ausente en el debate político actual y la sociedad civil organizada, así como la ciudadanía en general, se halla expectante de cuál será el papel que le tocará desempeñar en los próximos seis años, al menos.

A 58 días de que se celebran las elecciones para elegir al titular de la Administración Pública Federal es visible señalar que aquel proyecto que logre captar el descontento de la ciudadanía con las decisiones gubernamentales de los últimos 12 años de gobierno, pero sobre todo aquel que logra ofrecer espacios de participación y empoderamiento ciudadano será capaz de salir avante de la contienda. El gobierno abierto como propuesta de política pública ofrece esa posibilidad de, un esquema de gobernanza y corresponsabilidad, teniendo al frente a los ciudadanos.


Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz