/ jueves 24 de mayo de 2018

Los avatares de nuestro tiempo

La importancia de generar confianza a la inversión

Justo en las últimas dos décadas del siglo pasado, derivado de la crisis del Estado de Bienestar en el mundo y consecuentemente en México, se derruyó el “status quo” y con ello se vivió un cambio de paradigma, éste se dio desde el sostenimiento de un Estado altamente participante en la vida económica a un Estado con un papel cada vez más reducido y con capacidades mínimas para ser un participante de relevancia, es decir que, el gran Estado empleador, por medio de las dependencias y entidades públicas pasó a consolidarse solamente como un regulador de la economía y un generador de las condiciones propicias para que el mercado (como el gran actor de la vida pública y económica) se desarrolle de mejor manera.

Este nuevo papel del Estado, un tanto distanciado de la actividad económica, se caracteriza por la demanda del mercado de varios elementos como lo son: legislación óptima para potencializar la actividad económica y darle seguridad a las inversiones, suficiente inversión pública para establecer los entornos físicos y de capital humano para la productividad económica, la solución reguladora a las distorsiones del mercado como los monopolios y, de suma importancia, la generación de certidumbre y confianza suficiente de que determinado país es apto para recibir capital directo a la inversión y generación de empleos.

Este último punto es quizás uno de los retos más grandes para el actual gobierno de la República y, definitivamente, para el próximo; en tanto que nuestro México al día de hoy tiene serios problemas, por ejemplo: la inseguridad y la corrupción. A pesar de que estos dos indicadores describen una realidad alarmante, México continúa siendo un destino predilecto en la región de Norteamérica, queda de manifiesto cuando el Foro Económico Mundial (World Economic Forum) lo reconoce como una de las 15 economías más grandes del mundo y, con la tendencia de que para el año 2050 pueda integrar la lista de las 10 primeras.

En muchas ocasiones los análisis en abstracto de la economía parecen no tener grandes impactos para la sociedad en su conjunto, a veces lo que deseamos escuchar es cómo mejorar nuestra vida cotidiana, nuestros ingresos, nuestras capacidades para tener un futuro mejor, etcétera, pero es menester señalar que estos análisis son fundamentales, en tanto la fortaleza de nuestra economía significa: empleo, crecimiento económico, desarrollo social y una innumerable cantidad más de conceptos.

En el actual proceso electoral conviene detenernos a pensar y analizar, en el marco de las proyecciones de la economía de México como una de las más importantes y todo lo que de esto depende, cuál de los proyectos de gobierno y cuál de los candidatos tiene la capacidad de sostener las proyecciones actuales e incluso mejorarlas; el papel del Estado (por conducto del gobierno) es el de incrementar la inversión públicas para mejorar las condiciones en que la economía se vuelve eficiente, retener y aumentar los niveles de inversión extranjera directa que para el año 2017 se registró en alrededor de 27 mil millones de dólares.

Mantener estos niveles de inversión extranjera en conjunto con el aumento de inversión pública en temas como: la educación, la salud, la seguridad pública es, impactar fuertemente en el ofrecimiento de certidumbre y confianza a las inversiones; para con ello mantener los empleos de millones de personas y encaminar a México por el camino del crecimiento y el desarrollo.


Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz

Twitter: @bermdez_CV21


La importancia de generar confianza a la inversión

Justo en las últimas dos décadas del siglo pasado, derivado de la crisis del Estado de Bienestar en el mundo y consecuentemente en México, se derruyó el “status quo” y con ello se vivió un cambio de paradigma, éste se dio desde el sostenimiento de un Estado altamente participante en la vida económica a un Estado con un papel cada vez más reducido y con capacidades mínimas para ser un participante de relevancia, es decir que, el gran Estado empleador, por medio de las dependencias y entidades públicas pasó a consolidarse solamente como un regulador de la economía y un generador de las condiciones propicias para que el mercado (como el gran actor de la vida pública y económica) se desarrolle de mejor manera.

Este nuevo papel del Estado, un tanto distanciado de la actividad económica, se caracteriza por la demanda del mercado de varios elementos como lo son: legislación óptima para potencializar la actividad económica y darle seguridad a las inversiones, suficiente inversión pública para establecer los entornos físicos y de capital humano para la productividad económica, la solución reguladora a las distorsiones del mercado como los monopolios y, de suma importancia, la generación de certidumbre y confianza suficiente de que determinado país es apto para recibir capital directo a la inversión y generación de empleos.

Este último punto es quizás uno de los retos más grandes para el actual gobierno de la República y, definitivamente, para el próximo; en tanto que nuestro México al día de hoy tiene serios problemas, por ejemplo: la inseguridad y la corrupción. A pesar de que estos dos indicadores describen una realidad alarmante, México continúa siendo un destino predilecto en la región de Norteamérica, queda de manifiesto cuando el Foro Económico Mundial (World Economic Forum) lo reconoce como una de las 15 economías más grandes del mundo y, con la tendencia de que para el año 2050 pueda integrar la lista de las 10 primeras.

En muchas ocasiones los análisis en abstracto de la economía parecen no tener grandes impactos para la sociedad en su conjunto, a veces lo que deseamos escuchar es cómo mejorar nuestra vida cotidiana, nuestros ingresos, nuestras capacidades para tener un futuro mejor, etcétera, pero es menester señalar que estos análisis son fundamentales, en tanto la fortaleza de nuestra economía significa: empleo, crecimiento económico, desarrollo social y una innumerable cantidad más de conceptos.

En el actual proceso electoral conviene detenernos a pensar y analizar, en el marco de las proyecciones de la economía de México como una de las más importantes y todo lo que de esto depende, cuál de los proyectos de gobierno y cuál de los candidatos tiene la capacidad de sostener las proyecciones actuales e incluso mejorarlas; el papel del Estado (por conducto del gobierno) es el de incrementar la inversión públicas para mejorar las condiciones en que la economía se vuelve eficiente, retener y aumentar los niveles de inversión extranjera directa que para el año 2017 se registró en alrededor de 27 mil millones de dólares.

Mantener estos niveles de inversión extranjera en conjunto con el aumento de inversión pública en temas como: la educación, la salud, la seguridad pública es, impactar fuertemente en el ofrecimiento de certidumbre y confianza a las inversiones; para con ello mantener los empleos de millones de personas y encaminar a México por el camino del crecimiento y el desarrollo.


Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz

Twitter: @bermdez_CV21