/ jueves 28 de junio de 2018

Los avatares de nuestro tiempo

El pluralismo en México

En democracia, el debate como un intercambio de ideas debe ser una práctica normalizada en la competencia electoral, pero, sobre todo en el ejercicio de gobierno. En esta medida es que el Poder Legislativo es el contrapeso más importante del Ejecutivo, en tanto por la tribuna y comisiones del Congreso es que pasan muchas de las determinaciones de las que depende el funcionamiento de la Administración Pública, por ejemplo, el Presupuesto de Egresos de la Federación.

En este contexto, la pluralidad se halla representada en el Congreso de la Unión (Cámara de Diputados y Senadores) y toma relevancia en la representación de los intereses de la ciudadanía y de grupos de la sociedad con demandas específicas. De tal suerte, que resulta deseable que la composición de nuestro poder legislativo sea lo más diverso y plural posible, esto dado que el poder público se vuelve más eficiente en tanto sus decisiones y acciones están sujetas a discusiones serias y al escrutinio metódico.

En México, la segunda mitad del siglo XX fue caracterizada, en lo político, por contar con prácticamente un partido político único o hegemónico, lo que provocó que éste fuera el arquitecto de la vida institucional y de la formación de cuadros que ocuparan la mayoría de los cargos de elección popular. Sin embargo, la entonces incipiente competencia electoral logró, de a poco, pasar a ocupar un mayor número de escaños y curules lo que acarreó una nueva era política en México, basada en el dialogo y la búsqueda de acuerdos entre las fuerzas políticas.

El año de 1997 es histórico porque el partido entonces dominante, el Partido Revolucionario Institucional perdió, por primera vez, la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, este momento inauguró la etapa de mayor interacción política, la de mayores controles institucionales entre poderes como auténticos contrapesos, el Congreso dejó de ser un lugar donde se escuchaba el estruendo de los aplausos a las decisiones de los Presidentes de la República para pasar a convertirse en un espacio idóneo para la exposición de críticas, muestras de apoyo y debates encendidos con posturas muy diversas.

Dicho todo esto es que hoy, a tan sólo unos días de la jornada electoral, debe ser bien valorado este pluralismo instalado en México con mucho esfuerzo y tiempo. Resulta deseable que, en la próxima legislatura, ya con un nuevo Presidente de la República, los partidos políticos (PAN, PRI, PRD, NUEVA ALIANZA, MORENA, PES, PVEM, PT, MOVIMIENTO CIUDADANO) tengan que ponerse de acuerdo, tengan que dialogar y que el poder ejecutivo tenga en el legislativo a un auténtico contrapeso, orientado por intereses genuinos de la sociedad mexicana.

En tanto logremos seguir fortaleciendo la composición plural del Congreso de la Unión podremos evitar abusos de poder y acciones derivadas de la ocurrencia y poco discutidas; además, existirá siempre la posibilidad de que el poder legislativo actué -desde sus atribuciones y con responsabilidad política- como un auténtico contrapeso a la figura siempre dominante del sistema política mexicano: el presidente.

Además, en medio de la propensión a la polarización, en la escena nacional de la política resulta ideal con posiciones intermedias que sean capaces de dar luz a las discusiones de los problemas públicos. El próximo Presidente de la República debe comprender que las campañas políticas terminan el 27 de junio y debe, necesariamente, pasar a adoptar una postura conciliadora y respetuoso de la diversidad de opiniones.

Por último, recomendar a todos los ciudadanos y ciudadanas a que salgan a ejercer su derecho al voto, es un factor importantísimo para consolidar a nuestra democracia y hacer expresa nuestra voluntad sobre qué propuestas y perfiles nos convencieron de mejor manera.



Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz


Twitter: @bermdez_Cv21

El pluralismo en México

En democracia, el debate como un intercambio de ideas debe ser una práctica normalizada en la competencia electoral, pero, sobre todo en el ejercicio de gobierno. En esta medida es que el Poder Legislativo es el contrapeso más importante del Ejecutivo, en tanto por la tribuna y comisiones del Congreso es que pasan muchas de las determinaciones de las que depende el funcionamiento de la Administración Pública, por ejemplo, el Presupuesto de Egresos de la Federación.

En este contexto, la pluralidad se halla representada en el Congreso de la Unión (Cámara de Diputados y Senadores) y toma relevancia en la representación de los intereses de la ciudadanía y de grupos de la sociedad con demandas específicas. De tal suerte, que resulta deseable que la composición de nuestro poder legislativo sea lo más diverso y plural posible, esto dado que el poder público se vuelve más eficiente en tanto sus decisiones y acciones están sujetas a discusiones serias y al escrutinio metódico.

En México, la segunda mitad del siglo XX fue caracterizada, en lo político, por contar con prácticamente un partido político único o hegemónico, lo que provocó que éste fuera el arquitecto de la vida institucional y de la formación de cuadros que ocuparan la mayoría de los cargos de elección popular. Sin embargo, la entonces incipiente competencia electoral logró, de a poco, pasar a ocupar un mayor número de escaños y curules lo que acarreó una nueva era política en México, basada en el dialogo y la búsqueda de acuerdos entre las fuerzas políticas.

El año de 1997 es histórico porque el partido entonces dominante, el Partido Revolucionario Institucional perdió, por primera vez, la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, este momento inauguró la etapa de mayor interacción política, la de mayores controles institucionales entre poderes como auténticos contrapesos, el Congreso dejó de ser un lugar donde se escuchaba el estruendo de los aplausos a las decisiones de los Presidentes de la República para pasar a convertirse en un espacio idóneo para la exposición de críticas, muestras de apoyo y debates encendidos con posturas muy diversas.

Dicho todo esto es que hoy, a tan sólo unos días de la jornada electoral, debe ser bien valorado este pluralismo instalado en México con mucho esfuerzo y tiempo. Resulta deseable que, en la próxima legislatura, ya con un nuevo Presidente de la República, los partidos políticos (PAN, PRI, PRD, NUEVA ALIANZA, MORENA, PES, PVEM, PT, MOVIMIENTO CIUDADANO) tengan que ponerse de acuerdo, tengan que dialogar y que el poder ejecutivo tenga en el legislativo a un auténtico contrapeso, orientado por intereses genuinos de la sociedad mexicana.

En tanto logremos seguir fortaleciendo la composición plural del Congreso de la Unión podremos evitar abusos de poder y acciones derivadas de la ocurrencia y poco discutidas; además, existirá siempre la posibilidad de que el poder legislativo actué -desde sus atribuciones y con responsabilidad política- como un auténtico contrapeso a la figura siempre dominante del sistema política mexicano: el presidente.

Además, en medio de la propensión a la polarización, en la escena nacional de la política resulta ideal con posiciones intermedias que sean capaces de dar luz a las discusiones de los problemas públicos. El próximo Presidente de la República debe comprender que las campañas políticas terminan el 27 de junio y debe, necesariamente, pasar a adoptar una postura conciliadora y respetuoso de la diversidad de opiniones.

Por último, recomendar a todos los ciudadanos y ciudadanas a que salgan a ejercer su derecho al voto, es un factor importantísimo para consolidar a nuestra democracia y hacer expresa nuestra voluntad sobre qué propuestas y perfiles nos convencieron de mejor manera.



Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz


Twitter: @bermdez_Cv21