/ jueves 26 de julio de 2018

Los avatares de nuestro tiempo

La UNAM y su autonomía; tesoros invaluables

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es el proyecto cultural más grande y ambicioso de nuestro país; además de que actualmente es la mejor institución de educación superior de México y de que se halla en los primeros tres lugares de los rankings de universidades latinoamericanas y por ende figura dentro del listado de las universidades más importantes en el mundo, es un baluarte de la cultura mexicana y la mezcla, considerada ya novohispana, acompañada, dada la coyuntura actual (globalización), de un entorno plural y de la conformación multicultural de su comunidad.

He decidido que este texto se dedique de manera exclusiva al tema de la Universidad Nacional por un par de razones: la primera, porque toda la sociedad mexicana merece conocer y sentirse orgulloso de una institución educativa de este nivel; y la segunda, porque un día como hoy, pero del año 1929, se publicó la Ley Orgánica que le da autonomía a la entonces Universidad Nacional de México.


Esta efeméride es por demás relevante, en tanto que es prácticamente un hito en la historia de México, o quizás sea conveniente decir un momento histórico para la vida de nuestro país en tanto se modificó la vida interna de la institución formadora del pensamiento, lugar donde han germinado las letras y sobre todo las ideas que, hasta nuestros días, permean en la vida política, social, económica y cultural de México. Sin embargo, el hecho de dotar de autonomía a la universidad no fue un acto instantáneo a su formación, considerando que el antecedente de la UNAM es la Universidad Real y Pontificia de México, fundada en 1551, una institución que, emulando a la hoy antiquísima Universidad de Salamanca, dependía directamente de la autoridad del Rey.


Ya entonces, después la universidad colonial y tras la lucha de independencia para inaugurar un plazo de inestabilidad en el que la universidad se halló en ciernes durante no poco tiempo; hasta el 22 de septiembre de 1910 es que se fundó la Universidad Nacional de México, un antecedente mucho más cercano a la universidad que hoy conocemos; dicha institución aglutinó a las Escuelas Nacionales Preparatorias creadas en 1867 y la creación de las Escuelas de Jurisprudencia, Medicina, de Ingenieros, de Bellas Artes y de Altos Estudios. Sin embargo, el vínculo, así como en la universidad colonial, con el poder político aún era de subordinación en tanto que la máxima autoridad para la universidad era el Ministro de Instrucción Pública (el equivalente a un Secretario de Educación Pública).


El hecho de que no existiera autonomía, condicionaba muchos de los elementos y factores esenciales para la institución: su patrimonio, su presupuesto y el ejercicio de este y, lo más importante, sus contenidos, es decir, lo que se enseñaba en las aulas. Por lo que la Ley lograda en 1929 bajo el mandato del rector Antonio Castro e inmediatamente por el rector Ignacio García Téllez; además de la definitividad de la autonomía de la universidad en 1945 con el rector Alfonso Caso Andrade.


Hoy que se conmemora la creación de la autonomía de la Universidad Nacional Autónoma de México, conviene hacer hincapié en la importancia de ésta para sostener la formación de profesionistas de alto nivel académico, excelente preparación técnica y una profunda formación crítica; es ahí donde la autonomía juega un papel trascendental en tanto que es resultado de mucho esfuerzo por hacer de la UNAM, la institución que es hoy, que representa a México de manera excelente frente al mundo y que es el derrotero para alcanzar el desarrollo y crecimiento como nación.


Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz


La UNAM y su autonomía; tesoros invaluables

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es el proyecto cultural más grande y ambicioso de nuestro país; además de que actualmente es la mejor institución de educación superior de México y de que se halla en los primeros tres lugares de los rankings de universidades latinoamericanas y por ende figura dentro del listado de las universidades más importantes en el mundo, es un baluarte de la cultura mexicana y la mezcla, considerada ya novohispana, acompañada, dada la coyuntura actual (globalización), de un entorno plural y de la conformación multicultural de su comunidad.

He decidido que este texto se dedique de manera exclusiva al tema de la Universidad Nacional por un par de razones: la primera, porque toda la sociedad mexicana merece conocer y sentirse orgulloso de una institución educativa de este nivel; y la segunda, porque un día como hoy, pero del año 1929, se publicó la Ley Orgánica que le da autonomía a la entonces Universidad Nacional de México.


Esta efeméride es por demás relevante, en tanto que es prácticamente un hito en la historia de México, o quizás sea conveniente decir un momento histórico para la vida de nuestro país en tanto se modificó la vida interna de la institución formadora del pensamiento, lugar donde han germinado las letras y sobre todo las ideas que, hasta nuestros días, permean en la vida política, social, económica y cultural de México. Sin embargo, el hecho de dotar de autonomía a la universidad no fue un acto instantáneo a su formación, considerando que el antecedente de la UNAM es la Universidad Real y Pontificia de México, fundada en 1551, una institución que, emulando a la hoy antiquísima Universidad de Salamanca, dependía directamente de la autoridad del Rey.


Ya entonces, después la universidad colonial y tras la lucha de independencia para inaugurar un plazo de inestabilidad en el que la universidad se halló en ciernes durante no poco tiempo; hasta el 22 de septiembre de 1910 es que se fundó la Universidad Nacional de México, un antecedente mucho más cercano a la universidad que hoy conocemos; dicha institución aglutinó a las Escuelas Nacionales Preparatorias creadas en 1867 y la creación de las Escuelas de Jurisprudencia, Medicina, de Ingenieros, de Bellas Artes y de Altos Estudios. Sin embargo, el vínculo, así como en la universidad colonial, con el poder político aún era de subordinación en tanto que la máxima autoridad para la universidad era el Ministro de Instrucción Pública (el equivalente a un Secretario de Educación Pública).


El hecho de que no existiera autonomía, condicionaba muchos de los elementos y factores esenciales para la institución: su patrimonio, su presupuesto y el ejercicio de este y, lo más importante, sus contenidos, es decir, lo que se enseñaba en las aulas. Por lo que la Ley lograda en 1929 bajo el mandato del rector Antonio Castro e inmediatamente por el rector Ignacio García Téllez; además de la definitividad de la autonomía de la universidad en 1945 con el rector Alfonso Caso Andrade.


Hoy que se conmemora la creación de la autonomía de la Universidad Nacional Autónoma de México, conviene hacer hincapié en la importancia de ésta para sostener la formación de profesionistas de alto nivel académico, excelente preparación técnica y una profunda formación crítica; es ahí donde la autonomía juega un papel trascendental en tanto que es resultado de mucho esfuerzo por hacer de la UNAM, la institución que es hoy, que representa a México de manera excelente frente al mundo y que es el derrotero para alcanzar el desarrollo y crecimiento como nación.


Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz