/ jueves 16 de agosto de 2018

Los avatares de nuestro tiempo

Necesaria la participación de los jóvenes en la vida pública

En estos días se realizó una edición más del Parlamento Juvenil en el Congreso del Estado de Tlaxcala, evento que me parece es un esfuerzo valioso por abrir las puertas de un espacio idóneo para plantear exigencias y propuestas para la creación, reforma y derogación de leyes, reglamentos o códigos que rigen la vida en sociedad, los derechos reconocidos de manera positiva y el actuar del gobierno en Tlaxcala.

Siempre he creído que los jóvenes como grupo poblacional tenemos mucho que ofrecer, y que realmente es posible que frente a la gran responsabilidad de, por fin, resolver algunos de los problemas más añejos de nuestra entidad federativa e incluso de nuestro país. La apertura de instituciones como el Congreso local es un síntoma de que jóvenes informados, proactivos y responsables han ganado espacios que quizás hace algunas décadas eran impensables.

La participación de la juventud en Tlaxcala debe ser impulsada incluso como un mero asunto de sentido común si consideramos las cifras. Primero, realizar la precisión de que joven es aquella persona que se encuentra entre los 18 y los 29 años de edad, una vez aclarado esto, las estadísticas ofrecidas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el propio Consejo Nacional de Población (Conapo) señalan un total de 417,085 personas jóvenes en Tlaxcala, lo que representa el 1.1 % del total de jóvenes en México.

Si al dato anterior añadimos que el 64.38 % de los jóvenes en Tlaxcala son mayores de edad, entonces construimos una relación lógica muy sencilla: a mayor cantidad de jóvenes, aunado a la condición de mayoría de edad, mayor necesidad de involucramiento en la resolución de problemas públicos. De ahí que el Parlamento de la Juventud sea loable, aunque solamente cobra o cobrará sentido auténtico cuando los representantes populares que ocupan una curul en dicha soberanía consideren las propuestas de los parlamentarios jóvenes.

Me entusiasma hablar del tema dado que fui legislador juvenil en el 2012, año en que se creó tal actividad decretándose su realización de manera anual; es decir, formé parte de la primera legislatura del Parlamento Juvenil. Ahí percibí entre mis contemporáneos un ánimo por hacer realidad nuestros sueños, por ayudar a mejorar las condiciones en las que nos desarrollamos y una diversidad de perfiles que nos llevó a realizar un buen trabajo.

Posteriormente, en el año 2014 volví a participar, en aquel entonces no existía la restricción de no haber participado en ediciones anteriores, y decidí participar en aquella edición por considerarlo el espacio idóneo para presentar una propuesta de iniciativa de ley que diera lugar a un programa de becas para estudiantes tlaxcaltecas en las mejores universidades del país, dícese la UNAM, IPN, UAM.

En este punto conviene decir que la participación de nosotros los jóvenes debe tener un diferencial, que es nuestra formación académica profesional, por ello es conveniente exhortar a los jóvenes en general a formarse de la manera más sólida posible para ser partícipes de la vida pública en nuestro Estado y nuestro país.

El escritor uruguayo Benedetti decía que a “los jóvenes nos queda construir futuro a pesar de los ruines del pasado y los sabios granujas del presente”, haciendo referencia a la eliminación de los límites para aportar soluciones en un mundo cada vez más complejo. En el marco de la celebración del Mes de la Juventud, es necesario recordar que el reto generacional que nos toca afrontar, el estadio de juventud tiene un rango de tiempo, esta condición debe orillarnos a pensar y repensar para aportar de mejor forma y participar de la vida pública.


Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz


Necesaria la participación de los jóvenes en la vida pública

En estos días se realizó una edición más del Parlamento Juvenil en el Congreso del Estado de Tlaxcala, evento que me parece es un esfuerzo valioso por abrir las puertas de un espacio idóneo para plantear exigencias y propuestas para la creación, reforma y derogación de leyes, reglamentos o códigos que rigen la vida en sociedad, los derechos reconocidos de manera positiva y el actuar del gobierno en Tlaxcala.

Siempre he creído que los jóvenes como grupo poblacional tenemos mucho que ofrecer, y que realmente es posible que frente a la gran responsabilidad de, por fin, resolver algunos de los problemas más añejos de nuestra entidad federativa e incluso de nuestro país. La apertura de instituciones como el Congreso local es un síntoma de que jóvenes informados, proactivos y responsables han ganado espacios que quizás hace algunas décadas eran impensables.

La participación de la juventud en Tlaxcala debe ser impulsada incluso como un mero asunto de sentido común si consideramos las cifras. Primero, realizar la precisión de que joven es aquella persona que se encuentra entre los 18 y los 29 años de edad, una vez aclarado esto, las estadísticas ofrecidas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el propio Consejo Nacional de Población (Conapo) señalan un total de 417,085 personas jóvenes en Tlaxcala, lo que representa el 1.1 % del total de jóvenes en México.

Si al dato anterior añadimos que el 64.38 % de los jóvenes en Tlaxcala son mayores de edad, entonces construimos una relación lógica muy sencilla: a mayor cantidad de jóvenes, aunado a la condición de mayoría de edad, mayor necesidad de involucramiento en la resolución de problemas públicos. De ahí que el Parlamento de la Juventud sea loable, aunque solamente cobra o cobrará sentido auténtico cuando los representantes populares que ocupan una curul en dicha soberanía consideren las propuestas de los parlamentarios jóvenes.

Me entusiasma hablar del tema dado que fui legislador juvenil en el 2012, año en que se creó tal actividad decretándose su realización de manera anual; es decir, formé parte de la primera legislatura del Parlamento Juvenil. Ahí percibí entre mis contemporáneos un ánimo por hacer realidad nuestros sueños, por ayudar a mejorar las condiciones en las que nos desarrollamos y una diversidad de perfiles que nos llevó a realizar un buen trabajo.

Posteriormente, en el año 2014 volví a participar, en aquel entonces no existía la restricción de no haber participado en ediciones anteriores, y decidí participar en aquella edición por considerarlo el espacio idóneo para presentar una propuesta de iniciativa de ley que diera lugar a un programa de becas para estudiantes tlaxcaltecas en las mejores universidades del país, dícese la UNAM, IPN, UAM.

En este punto conviene decir que la participación de nosotros los jóvenes debe tener un diferencial, que es nuestra formación académica profesional, por ello es conveniente exhortar a los jóvenes en general a formarse de la manera más sólida posible para ser partícipes de la vida pública en nuestro Estado y nuestro país.

El escritor uruguayo Benedetti decía que a “los jóvenes nos queda construir futuro a pesar de los ruines del pasado y los sabios granujas del presente”, haciendo referencia a la eliminación de los límites para aportar soluciones en un mundo cada vez más complejo. En el marco de la celebración del Mes de la Juventud, es necesario recordar que el reto generacional que nos toca afrontar, el estadio de juventud tiene un rango de tiempo, esta condición debe orillarnos a pensar y repensar para aportar de mejor forma y participar de la vida pública.


Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz