/ jueves 13 de septiembre de 2018

LOS AVATARES DE NUESTRO TIEMPO

El mismo día en 1813 y 1999: Derechos Humanos

La vida independiente de México solamente se entiende a través de la construcción de sus propias instituciones, respondientes a las condiciones particulares del país, a las exigencias de la sociedad y las características del Estado mexicano. Por ello, alejado de la postura determinista, heredada desde la época colonial, que hace pensar que el Estado mexicano está orillado, casi de manera obligada, a realizar ejercicios de réplica e imitación de lo que sucede en otras latitudes del mundo, conviene rescatar un par de hechos históricos que demuestran, una vez más, la autenticidad de nuestro país como independiente.


Derivado de lo anterior y en el marco del mes de septiembre (mes de las fiestas patrias), quiero recuperar lo sucedido un 13 de septiembre de 1813 en el vestíbulo de la larga tragedia de la guerra de independencia, uno de los héroes más reconocidos, José María Morelos y Pavón, instaló el Primer Congreso de Anáhuac en Chilpancingo. Dicho suceso fue un catalizador de muchas ideas, eventos y acciones que, de manera sustancial, pasaron a delinear cuál sería el camino a seguir para lograr la independencia de México. Dicho Congreso tuvo la intención de elaborar una constitución y, además, Morelos de deponer su autoridad militar y declararse “siervo de la Nación”, las personalidades que asistieron a tal acto fueron, entre otros: Carlos María Bustamante y, nada más y nada menos, que Andrés Quintana Roo, un interesante ideólogo político de la lucha por la independencia y, posteriormente, de la construcción de los cauces de la vida independiente.

Otro de los hechos realmente imprescindibles para el análisis del primer Congreso de Anáhuac fue la proclama de la abolición de la esclavitud. Este elemento, además de ser discursivamente llamativo, trajo consigo un argumento más para alcanzar la independencia de México. La declaración del fin de la esclavitud es también, como lo señalaba en las líneas anteriores, la construcción propia de nuestro país y la respuesta a las condiciones en que se desarrollaba la sociedad, el compromiso primigenio con los derechos de las personas por el simple hecho de ser humanos, esta declaración es, quizás, la primera expresión sobre Derechos Humanos en México.


Muchos de los estudiosos de la guerra de independencia señalan este hecho como un punto de inflexión en el desarrollo del movimiento. Definitivamente septiembre es un mes de sucesos, de acontecimientos que por su trascendencia se enmarcan en la historia nacional.

El segundo hecho histórico que deseo recuperar, porque guarda una estrecha relación con la abolición de la esclavitud en el lejano 1813, es el ocurrido, también un 13 de septiembre, pero de 1999, cuando se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el cual se instituye la Comisión Nacional de los Derechos Humanos como un órgano del Estado mexicano dotado de autonomía, este es el mayor compromiso de México, hasta antes de la reforma constitucional del año 2011, en materia de Derechos Humanos.

Desde aquel momento, en México éste ha pasado a ser un tema imprescindible de la agenda pública de los gobiernos de nuestro país e, incluso, de la sociedad civil. Este par de hechos, uno de 1813 y otro de 1999, además de estar relacionados porque se suscitaron el mismo día (13 de septiembre) tienen un vínculo notorio porque han sido formadores de la vida propia de México como Estado independiente, han modificado la forma en que se entienden los derechos y la posibilidad de exigirlos.


Estos acontecimientos importantísimos que moldearon la formación del Estado mexicano y que han institucionalizado los Derechos Humanos nos comprometen a seguir proponiendo e impulsado aquellas ideas que abonen a la construcción de un Estado democrático de Derecho, respetuoso de los Derechos de las personas, solamente por el hecho de ser humanos.

El mismo día en 1813 y 1999: Derechos Humanos

La vida independiente de México solamente se entiende a través de la construcción de sus propias instituciones, respondientes a las condiciones particulares del país, a las exigencias de la sociedad y las características del Estado mexicano. Por ello, alejado de la postura determinista, heredada desde la época colonial, que hace pensar que el Estado mexicano está orillado, casi de manera obligada, a realizar ejercicios de réplica e imitación de lo que sucede en otras latitudes del mundo, conviene rescatar un par de hechos históricos que demuestran, una vez más, la autenticidad de nuestro país como independiente.


Derivado de lo anterior y en el marco del mes de septiembre (mes de las fiestas patrias), quiero recuperar lo sucedido un 13 de septiembre de 1813 en el vestíbulo de la larga tragedia de la guerra de independencia, uno de los héroes más reconocidos, José María Morelos y Pavón, instaló el Primer Congreso de Anáhuac en Chilpancingo. Dicho suceso fue un catalizador de muchas ideas, eventos y acciones que, de manera sustancial, pasaron a delinear cuál sería el camino a seguir para lograr la independencia de México. Dicho Congreso tuvo la intención de elaborar una constitución y, además, Morelos de deponer su autoridad militar y declararse “siervo de la Nación”, las personalidades que asistieron a tal acto fueron, entre otros: Carlos María Bustamante y, nada más y nada menos, que Andrés Quintana Roo, un interesante ideólogo político de la lucha por la independencia y, posteriormente, de la construcción de los cauces de la vida independiente.

Otro de los hechos realmente imprescindibles para el análisis del primer Congreso de Anáhuac fue la proclama de la abolición de la esclavitud. Este elemento, además de ser discursivamente llamativo, trajo consigo un argumento más para alcanzar la independencia de México. La declaración del fin de la esclavitud es también, como lo señalaba en las líneas anteriores, la construcción propia de nuestro país y la respuesta a las condiciones en que se desarrollaba la sociedad, el compromiso primigenio con los derechos de las personas por el simple hecho de ser humanos, esta declaración es, quizás, la primera expresión sobre Derechos Humanos en México.


Muchos de los estudiosos de la guerra de independencia señalan este hecho como un punto de inflexión en el desarrollo del movimiento. Definitivamente septiembre es un mes de sucesos, de acontecimientos que por su trascendencia se enmarcan en la historia nacional.

El segundo hecho histórico que deseo recuperar, porque guarda una estrecha relación con la abolición de la esclavitud en el lejano 1813, es el ocurrido, también un 13 de septiembre, pero de 1999, cuando se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el cual se instituye la Comisión Nacional de los Derechos Humanos como un órgano del Estado mexicano dotado de autonomía, este es el mayor compromiso de México, hasta antes de la reforma constitucional del año 2011, en materia de Derechos Humanos.

Desde aquel momento, en México éste ha pasado a ser un tema imprescindible de la agenda pública de los gobiernos de nuestro país e, incluso, de la sociedad civil. Este par de hechos, uno de 1813 y otro de 1999, además de estar relacionados porque se suscitaron el mismo día (13 de septiembre) tienen un vínculo notorio porque han sido formadores de la vida propia de México como Estado independiente, han modificado la forma en que se entienden los derechos y la posibilidad de exigirlos.


Estos acontecimientos importantísimos que moldearon la formación del Estado mexicano y que han institucionalizado los Derechos Humanos nos comprometen a seguir proponiendo e impulsado aquellas ideas que abonen a la construcción de un Estado democrático de Derecho, respetuoso de los Derechos de las personas, solamente por el hecho de ser humanos.